Capitulo 4

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- Enserio, aun no sé por qué estoy haciendo esto.- refunfuñó Harry.

- Lo haces porque muy dentro de tu extraño corazón, quieres a la naturaleza.- respondió su hermano.

¿Qué mierda estaba pasando por la cabeza de Harry, cuando aceptó ir a ese lugar?

Sí, algo llamado Louis. Últimamente lo tiene muy distraído. Estos días no ha hablado con él, ya pasaron dos semanas desde que lo conoció, pero no se ha atrevido a hablarle de nuevo... sin tener una buena excusa. La semana pasada, quiso ir a su oficina con el pretexto de avisarle que los baños del piso diez ya estaban funcionando. ¿Qué le importaba a Louis que los baños del piso 10 ya estén funcionando, si él está en el 11? Nada. Sólo se observan desde lejos con sus constantes miraditas, pero solamente eso. Harry obviamente acompaña a su papá al trabajo... diario, todos los días. Los sábados no le bastan.

Y ahora estaba apunto de acostarse en el piso con miles de protestantes hippies, en el suelo de una industria de papel, que al parecer cortan más árboles de lo normal. Si que estaba distraído cuando aceptó... y cuando venían en camino. Harry estaba sorprendido de ver a tanta gente gritando y con pancartas. En ese momento comenzaron a hacerse camino entre la multitud.

- ¡Por Dios! ¿Pero que es éste apeste?, ¿Acaso estas personas no conocen el agua y el jabón?- exclamó Harry un poco dramatizado.

- No exageres chico. Es el olor de la justicia.- le contestó Flora, arrastrando al chico para profundizar más entre la gente.

- No. Es el olor de que no se han bañado en días.-

Tal vez estaba exagerando, no apestaba tanto... pero demonios pueden usar desodorante, y más si van a levantar carteles.

Llegaron casi hasta al frente, se podía ver la puerta de cristal del edificio y detrás de él, personas con traje. De seguro se están divirtiendo, quizás sea como ver el circo desde tu propia empresa. Afuera de las puertas había varios policías armados con macanas y protegidos de pies a cabeza.

- ¿Qué hacemos aquí de todos modos? Esas personas no van a ser capaces de salir y hacer algo. No entiendo su trabajo, de cualquier manera, nunca les van a hacer caso.- comentó Harry.

- Tal vez, pero al menos estamos intentando.- le contestó James muy serio, algo extraño de él.

Harry lo pensó un poco. Se bañen o no, éstas personas están intentando cambiar algo, poco a poco y aunque no consigan nada... pero lo intentan. Y los demás no hacen absolutamente nada.

- ¿Sabes? Yo creo que debemos de hacer un acto vandálico y romper las puertas y ventanas.- sugirió.

James abrió los ojos escandalizado.

- ¡Harry! Nosotros no hacemos eso. Nosotros actuamos con palabras, no con violencia.-

El chico sonrió con picardía y se agachó. James no pudo distinguir que agarró y sólo lo vio dirigirse hasta adelante.

Sin pensarlo Harry arrojó la roca con toda la fuerza que pudo y segundos después un fuerte ruido silenció a todos. La puerta principal estaba rota.

- ¡Corran!, ¡Corran malditos hippies!- gritó Harry cuando los policías empezaron a avanzar. Todos comenzaron a gritar y a esparcirse por todos lados.

El chico corrió y logró divisar a su hermano, corrió hacia él. Entre golpes, pisotones, empujones y gritos salió de ahí hasta encontrar a su hermano que estaba mirando horrorizado la escena a sus espaldas. Harry al fin se giró y se encontró con algo que no pensaba. Los protestantes estaban peleando contra los policías, arrojando piedras y usando cualquier cosa como arma, la mayoría de las ventanas de la parte inferior estaban rotas; ya no había señales de las personas de traje en ningún lado. Se escuchó otro ruido de vidrio roto, más fuerte y miraron hacia arriba, una chica había entrado al edificio y destrozado la ventana por dentro. Más personas se estaban metiendo.

Juguemos a ser amantes. [Larry S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora