Capítulo 9

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La chica pelinegra se tiró a la gran cama casi sin cuidado deshaciendola y sin quitarle los grandes ojos de encima a Harry, palmeó las sábanas ansiosa invitando al chico a que se acostara a un lado de ella.

–¡Vamos princesa! tienes que contármelo todo desde un principio porque no entiendo.–

–¿Qué quieres que te cuente, Kim? sólo es mayor que yo, trabaja en la empresa de mi padre y me gusta, es todo.– contestó el chico.

Se quitó la camisa y se acostó a un lado de Kim. Estar en un cuarto cerrado, semi desnudo y en la cama con una chica, sería algo prometedor a la vista; pero sólo son Kimberly y Harry, estar con ella así, es como compartir la cama con su mascota hiperactiva.

–¿Cómo se conocieron? ya sé el lugar, pero ¿cómo?– preguntó moviendo mucho las manos. – No sé, quizá algo romántico, como por ejemplo: ibas de camino a la cafetería y sin darse cuenta, él te tira su café encima, para después mirarse profundamente y con un brillo especial.– terminó de decir con una exagerada mirada de ensoñación.

Harry, con una postura relajada, miró a la chica irónicamente.

–Eso no está ni de lejos de ser romántico. Quemada del demonio que me llevaría con ese momento romántico, primero le rompo la taza en la cabeza.– se apoyó en un codo y la miró con una ceja alzada.

–Ahí lo tienes, no dejes que mi mente siga viajando por situaciones extrañas y dime.–

Harry bufó.

–¿Cosas extrañas? el día que lo conocí, fue el momento más incómodo y excitante de mi vida.– por fin sonrió de lado y miró a su amiga que estaba un poco asombrada.

–¿Pero qué dices?–

Después de pensarlo unos minutos, en los que la chica estaba a punto de hacerlo hablar con golpes si fuera necesario, Harry decidió contarle, después de todo, es Kim.

–Bien, te lo voy a decir, porque a pesar de que eres tonta, eres mi mejor amiga y sé que no se lo vas a decir a nadie.– antes de que ella dijera algo, el chico comenzó a contar. – Primero que nada, Louis es el mejor amigo de mi papá...–

–¿Que es qué?– gritó Kimberly interrumpiendolo.

–¡Cállate! mi papá está abajo y si escucha tus gritos, va a venir corriendo.– advirtió Harry.

–Bien, bien, cierro mis labios.–

Abrio las piernas ante el gesto extraño del chico, y pasó sus dedos por su entrepierna como si estuviera cerrando un cierre para después hacerle una señal de hecho con los dedos.

–Qué asquerosa. Pero deberías de mantenerlo así, quizá ya no pase tanto guarro por ahí.– se burló Harry.

Kimberly hizo una mueca de indignación y le tiró fuertemente de un rizo.

–No han pasado tantos, idiota... de todas maneras, sólo me estás distrayendo para no decirme.–

Harry no pudo evitar reirse de la declaración de su amiga.

–Pero si tú me interrumpiste. En fin, Louis ya me conocía cuando yo tenía cinco años, pero después de eso jamás me volvió a ver, hasta hace unos días que papá decidió contratarlo, según él, lo necesitaba mucho. Ese día mi padre me avisó del nuevo empleado y me mandó a darle unos papeles y yo estaba muy dispuesto a presentarme adecuadamente; cuando entré, no lo podrás creer.– cortó Harry haciendo que la chica le preguntara desesperadamente con la mirada.

–¿Te acuerdas de Carl, el secretario de mi padre?–

–Claro, ese chico guapísimo que me dio un vaso de agua cuando te fui a ver a la oficina.– puso ojos traviesos.

Juguemos a ser amantes. [Larry S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora