La Noche

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Cuando Selegna se fue a vivir sola consiguió ser feliz, aunque los trabajos de camarera que le iban saliendo eran de poco sueldo, mucho trabajo y la mayoría sin contrato. Pero ella estaba bien y para ella con pagar el alquiler y poder comer ya era suficiente. Puesto que se había criado con pocos lujos su vida era casi perfecta. 

Selegna se había mudado a la gran ciudad de Barcelona, criada en un pequeño pueblo, la ciudad se le hacía grande, por eso iba de casa al trabajo y del trabajo a casa. Las cosas iban bien, su pequeño apartamento era suficiente para ella y su gatito Tigre, una cocina minúscula, un bonito y amplio comedor y un grandioso dormitorio donde hacía vida el mayor tiempo posible.

Había entrado en su vida un joven, Quim, con el que ella se sentía a gusto y con el que pasó varios años, aunque se veía venir que la cosa no acabaría bien. Él iba y venía a su antojo, aunque era bueno y cariñoso, no le faltaba el dinero, era de buena familia La llevaba a restaurantes y hacían salidas los fines de semana, aunque ella quería una relación estable, algo normal cuando se llevan cuatro años de noviazgo pero para él la relación de amigos con derecho a roce era suficiente, un día incluso le dijo, que estaba dispuesto a que viviesen juntos pero no ha formar una familia.

Ella seguía trabajando y reciclándose con algún curso, después de hacer varios cursos de coctelería consiguió un trabajo en una coctelería de prestigio y allí fue donde empezó a conocer gente, en realidad desde que llegó a Barcelona no se había preocupado mucho por hacer amigos. Ahora ella era una de las mejores "Barman" de Barcelona y el mero hecho de estar detrás de una barra hace que por una copa o un chupito gratis todo el mundo quiera conocerte, pero sí que hizo algún amigo de verdad y conoció a muchos representantes de casas de licores que le ofrecían la posibilidad de hacer más cursos, incluso un día hizo uno con el prestigioso Ferràn Adrià.

Una de las comerciales, Gala, se convirtió en unas de sus mejores amigas. Sus compañeros de trabajo, unos pijos engreídos, no le tenían gran simpatía, ella era la fija y ellos los extras del fin de semana, su belleza y su forma de vestir, gótica, tampoco ayudaba, pero si se llevaba bien con Anna su compañera de barra, con la que trabó amistad, una despampanante rubia que gustaba a todos los chicos, era simpática y trabajando se compenetraban bien.

Era un pub grande con dos enormes barras e incluso una pequeña pista de baile. El problema era que era un pub para "pijos" y Selegna era Gótica, le gustaba llevar ropa provocativa y oscura, mucho maquillaje oscuro sobre una piel muy clara, a veces incluso purpurina y lentillas con dibujos siniestros, siempre uñas largas de muchos colores, le gustaba cuidárselas mucho, sus compañeros que vestían con ropas caras y de marca se sentían incómodos y amenazados con ella, no la soportaban.

Salía sobre las tres de la madrugada, Quim también trabajaba de noche y luego siempre iba a dormir con ella, pero un día empezó a ir solo cuando le apetecía y no avisaba, como no sabía que noches iba a ir Quim a casa a dormir, empezó a salir, al principio algunas noches pero al final eran todas las noches, no volvía a casa hasta que cerraban la disco y en algunas ocasiones cuando cerraban algún after. Comenzaron las peleas con Quim, al principio no fue por celos, sino porque la mayoría de veces volvía bebida y eso si que le importaba, el problema es que el solo quería que bebiese si salía con él, esos enfados hicieron que ella cada vez bebiera más y provocara más peleas, luego sí que llegaron los celos, infundados, claro, pero hizo que comenzará a volverse más agresivo y intratable.

Una noche mientras trabajaba, Gala vino por el pub, invitó a Selegna a ir con ella a una fiesta privada y Selegna emocionada aceptó, ella no sabía todavía que esa fiesta iba a cambiar toda su vida por completo. Gala en su vida privada, fuera del trabajo, también era Gótica y Selegna sabía que había una atracción sexual mutua entre ellas, siempre que Gala aparecía por el local la besaba fuertemente en los labios y cuando salían juntas le gustaba cogerla de la mano o de la cintura como si fueran pareja. Gala, morena, pelo muy corto, metro sesenta y cinco, poquita cosa pero muy guapa, Selegna metro setenta y ocho y pelirroja, larga melena rizada y ojos grises, no se creía guapa pero si atractiva, su altura y su delgado cuerpo con su talla noventa y cinco de pecho hacia que la mirasen allá por donde iba.

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