La Boda

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Viernes, había llegado el día, todos corrían con los preparativos, la cocina estaba abarrotada, habían llegado los alimentos que Selegna había pedido junto a un gran cocinero español, los del servicio preparaban el salón de ceremonias, el comedor y más tarde harían la habitación de los novios. Los invitados que faltaban habían llegado la noche anterior, las parejas de los que ya estaban allí, además de los de Rumanía, Malta y Noruega, más vampiros de seguridad y humanos. Selegna tuvo que hacer de anfitriona a la llegada de cada uno de ellos, aceptando sus regalos y oyendo sus halagos hasta bien entrada la noche.

Era mediodía, Selegna hacía la última prueba de su vestido, también Dulce, en dos horas, después de comer llegarían las peluqueras y las maquilladoras. Alexei que vino la noche anterior pidiéndole si podía ser una boda doble, la sorprendió. Él le contó su historia con Mercè, ella escuchaba emocionada, su historia le gusto mucho, le pareció súper romántica y peligrosa, por fin le dijo que sería un honor que las dos parejas se uniesen la misma tarde, lo prepararían todo para cuando llegase y que sobretodo, deseaba que ella consiguiera escapar sin problemas.

Ahora estaba un poco preocupada, Mercè ya debería haber llegado hace horas, Alexei no había dormido y no paraba de dar vueltas, del salón a la puerta y de la puerta al salón, era de día y era un día precioso y muy soleado, una pena de día pensó Selegna, los vampiros no podían salir al sol, hubiese sido una preciosa boda en los jardines. Pero eso era también una complicación para la llegada de Mercè, además nadie sabía nada de ella, no se sabía si lo había conseguido, Alexei estaba cada vez más desesperado, hundido, estaba presa de los nervios. Selegna no sabía cómo animarle, no le conocía lo suficiente y aunque Jero lo había intentado no lo había conseguido, en realidad todos estaban preocupados por ella, creían que Mercè, quizá ni siquiera había conseguido salir de la isla, intentaban aparentar normalidad delante de él, pero era muy raro que ni ella ni Daniel se hubieran puesto en contacto ni con Alexei, ni con nadie más.

Se sirvió la comida, Selegna y Dulce se sentaron a comer con algunos siervos y amigos humanos de los clanes, se sirvió foie con magret, y de segundo cochinillo con un Ribera del Duero tinto y de postre leche frita. Dulce comía encantada y Selegna degustaba todo con delicadeza, nunca volvería a saborear esos manjares, esos platos que cuando era pobre no se podía permitir y ahora que se casaba con un hombre muy rico no volvería a probar, le encantaba comer y le gustaba la buena cocina, ¿echaría de menos la comida?, pensó, miró a su alrededor, todos hablaban y reían, el ambiente era de fiesta, Selegna estaba radiante, se sentía muy feliz, pero eso la incomodaba cuando miraba a Alexei, que se había sentado a la mesa por petición de Selegna y no paraba de beber una copa tras otra de vino con la mirada ausente.

Selegna acompañada de Dulce salieron al jardín, Selegna encendió un cigarro, aprovechó para tomar los últimos rayos de sol que tocarían su piel, pasearon durante un rato por los jardines, disfrutando del calor al sol y de los cambios de temperatura a la sombra, cuando renaciese ya no notaría esos cambios, se encendió otro cigarrillo, de pronto Mirza avisó que un coche pedía permiso para entrar a palacio, que decía que venía Mercè en el, Selegna le dijo que abriese la verja y que avisase a Alexei para que fuese al aparcamiento interior. Un coche con los cristales que más que tintados parecían pintados de negro, a excepción de la luna delantera, se acercó a las muchachas, un hombre, un humano, abrió un poco la ventanilla del conductor y dijo que traía a Mercè, Selegna miró dentro del coche y le indicó al conductor donde estaba el garaje, cuando llegaron, Alexei ya estaba abriendo la puerta trasera del coche y sacando a una mujer.

Se abrazaron y besaron fundiéndose en uno, al separarse vio sangre en la camisa de ella, Mercè le dijo que no se preocupase, que la herida se había curado, que habían tenido un pequeño problema, cuando se disponía a contarle lo sucedido sin dejar de abrazarle, entró Mirza, dando el avisó de que el equipo de peluquería había llegado, Selegna le dijo a Mercè que podía ducharse en la habitación de Alexei y luego ir a su suitte para peinarse, que lo hiciera sin demora, habría tiempo de contar lo sucedido mientras las peinaban, además tenía que probarse el vestido para ver si necesitaba retoques, todo eso en la menor brevedad si quería casarse hoy, Mercè sonrió, se le iluminó la cara, se la veía cansada pero feliz, cogió la mano de Alexei y salieron corriendo hacia la habitación de este último.

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