Capítulo 15

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-Sigo sin poder creer que ésta sea tu casa -dije mientras admiraba el castillo al mismo tiempo que caminábamos hacia él.

-Ahora también es tuya.

-Cierto... -llegamos a la gran puerta. Ya era de noche y eso hacia de la vista aún más hermosa y yo solo quería quedarme ahí admirando. No sentía el frío, solo emoción.

-Buenas noches, su alteza. -la voz de una chica me hizo reaccionar. La miré, al parecer era una mucama, como de nuestra edad.

-Buenas noches -dijo Ale y me señaló con su mano -, PanHye ella es Azura.

-Es un verdadero honor al fin conocerla señorita Azura. Mi nombre es PanHye. Yo estaré a su servicio en todo lo que necesite -hizo una reverencia.

-Gracias, PanHye.

-Si gusta, la llevaré a su habitación.

-No, lo haré yo -dijo el Príncipe y me miró -, si no te molesta.

-Claro que no -la mucama sonrió e hizo una reverencia apartándose.

Ale me condujo por el gran salón hacia las escaleras en medio de este. A su vez se dividían a cada lado. Tomamos las de la izquierda, llegamos a un pasillo donde había cuatro puertas a lo largo de éste, el Príncipe me llevó a la penúltima.

-Es aquí. Espero que sea de tu agrado -abrió la gran y alta puerta encendió la luz.

La habitación era enorme, de colores morado, tenía una mándala enorme saliendo de una esquina en detalles de color rosa, igual que mi habitación en casa. La cama era enorme y tenía una especie de toldo encima. El cobertor era de colores morado y beige y debajo de la cama una pequeña alfombra de color beige sobre otra color gris oscuro que cubría todo el suelo. A ambos lados de la cama habían dos mesas sobre las cuales había dos lámparas modernas. Frente a la gran cama había dos puertas caso tan altas como la puerta principal y en la pared del fondo había una ventana con un gran balcón con macetas en el barandal y un pequeño sillón. Camine sin dudarlo hasta ahí y me asomé, podía verse mi casa a la perfección.

-¿Te gusta?

-Ale, esto es impresionante. Me encanta -lo abracé.

-No hay de que, Azura -nos separamos y mirándome fijamente continuó -. Te daré tiempo para que puedas ponerte cómoda. Si necesitas ayuda, puede tirar de esa cuerda -señaló junto a la puerta una cuerda de color morado -Panhye vendrá enseguida; pero si me necesitas a mi, deberás entonces, tirar de esta -señaló la de color aqua. Me recordó cuando eramos niños y trataba de explicarme algo, sonreí sin poder evitarlo -. Yo vendré inmediatamente ¿De acuerdo?

-De acuerdo.

-Bien, la cena estará lista a las 9 en punto. Tienes una hora y media para relajarte o hacer lo que tú quieras, de acuerdo. PanHye vendrá para llevarte al comedor.

-Bien -sonreí.

-Te veré en un rato, entonces.

Asentí y él salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Una vez que estuve sola me lancé a la enorme cama suspirando. Era tan condona que me sentía extraña, mi vista se detuvo en las dos puertas y la curiosidad me hizo ir hasta ahí y abrir la del lado izquierdo; era un baño completo y enorme, las paredes eran de un color aqua más claro, con azulejos blancos y algunas repisas eran doradas, no quise pensar que fueran de oro. Salí y abrí la otra puerta quedándome aún más sorprendida que cuando entré en la habitación. Se trataba de un gigantesco y muy variado armario. Estantes, repisas y clósets repletos de accesorios de oro, plata, joyas, cuarzos; zapatos de todo tipo, botas, tacones, zapatillas, deportivos; ropa del mismos estilo que Ale me regalaba a modo de disculpa, vestidos cortos largos, casuales, de verano de noche, de frío de gala, de mil estilos que tuve un mareo. Dios, esto es demasiado.

¿Princesa? |#1| © TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora