¿Princesa? |#1| © TERMINADA.

Capítulo 25

Kurt miró mal al príncipe y se retiró sin decir nada más. Ale veía fija y seriamente al alemán, mientras yo sonreía orgullosa al igual que Emilio, pero Mark estaba gratamente sorprendido. Me acerqué al más pequeño.

—¿Has estado bien , Emilio?

—Si, majestad ¿Qué se siente ser princesa?

—Increíble. Aún no me lo puedo creer.

—Lamento no haber estado en tu boda.

—No te preocupes, por eso. Te estoy viendo justo ahora –sonrió y miró a Mark.

—Asi que, tú eres el famoso Mark Schaffer. La princesa me habló mucho de ti. Alteza... –le hizo una reverencia – Futuro príncipe de Cadah.

—¿Cómo lo sabes?

—Soy más cercano al príncipe de lo que todos piensan. Es una verdadera pena él que nos deje, pero ahora que estás frente a mi con ella, puedo asegurar que hizo una excelente elección con ambos.

Mark lo miró totalmente impresionado.

—¿Qué edad tienes?

—16 años.

—Wow. Bien, entonces... Sigue creciendo –reí y me acerqué a mi esposo.

—Bien hecho, alteza.

—Nadie insulta a Mark y menos un idiota como Kurt –me aferré a su brazo.

—No tienes idea de lo mucho que significa para él que lo hayas defendido. Gracias –me sonrió.

—Se lo merece.

—Un segundo... ¿Cómo llegaste tan pronto?

—Después de ir con el doctor Brown, uno de los guardias avisó a mi abuela que los hijos de los embajadores habían llegado y estaban en el jardín. Así que sin esperar los resultados de la revisión, me dispuse a buscarte. Y me encontré con un Mark a punto de lanzarse sobre Kurt furioso.

—Llegaste justo a tiempo, Ale.

—Vi el momento en que apartó a Kurt de ti. Tanta confianza para hacerlo me hizo confiar en mí mismo para actuar igual.

—Mark suele transmitir una confianza que no tiene. Cuando me defendía en la escuela, siempre terminaba logrando que todos salieran corriendo asustados. Puede ser muy persistente y agresivo si se lo propone. Pero ten por seguro, que jamás dejara que nada malo le suceda a las personas que le importan.

—Es por eso que lo he escogido como el futuro rey. Ese tipo de actitud confiada y protectora, es lo que se necesita para proteger al reino.

—Me alegra mucho escuchar eso, Ale –sonrió satisfecho, entonces aproveché para golpear su brazo.

—Au... ¿A qué ha venido eso?

—No esperaste resultados, así que regresa al castillo por ellos, Alexander.

Se rió. El maldito de río de mi regaño.

—Si, mi amor –besó mi nariz, luego caminó hacia el castillo. Escuché una risa a mi espalda.

—¿Qué es tan divertido?

—El que pretendas verte amenazante en tus regaños cuando solo te ves terriblemente adorable, Zuri. Pero eres más regañona, así que lo compadezco –también le pegué en el brazo –Auch... –dijo riendo.

—Muy graciosos.

—Así nos quieres.

Emilio río divertido.