Capítulo 24

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—¡Azura! –di un respingo al escuchar a Plio gritar cuando me agache a recoger una brocha que había caído al suelo. En el acto me golpeé la cabeza con el tocador –Te dije que no te movieras.

—Pues lo lamento por ser cortés y educada.

Suspiró y siguió maquillándome, aún faltaban dos benditas horas para la boda y mis nervios aumentaban a cada minuto, tanto que vomité el desayuno. No solo me casaba con Mi príncipe Ale, también me convertía en princesa oficialmente del reino de Cadah. Y lo peor, todo el mundo lo sabría, incluyendo todas esas personas que menospreciaron en la infancia.

PanHye ayudó a ponerme el vestido, Plio, mi estilista se encargó de retocar mi peinado y maquillaje. Mientras la mucama ajustaba el corsé del vestido con más fuerza de la necesaria, la reina Sylvia entró.

—Azura, treinta minutos.

—¡¿Qué?! ¿Tan pronto? Creo que voy a vomitar de nuevo.

—¡NO! –gritaron las dos mujeres alteradas –Vas a estropear el vestido.

—Tranquila, pequeña –la reina puso su mano en mi hombro mientras yo respiraba profundamente –. Te vez hermosa.

Solo pude sonreírle y limitarme a esperar el tiempo que faltaba. Bajamos a la capilla del Castillo donde, justo en la entrada, estaba mi padre. Al verme sus ojos se llenaron de lágrimas, me abrazó con fuerza.

—Mi pequeña Zuri-Zu, te vez tan hermosa.

—Papá, no llores porque me harás llorar a mi también y arruinaré el maquillaje, y Plio me va a matar y la boda será un desastre porque me veré igual a un mapache viejo y amargado...–soltó una carcajada, lo cierto es que no lo decía para calmarlo, sino porque realmente era lo que pensaba. Limpió sus lágrimas y sonriendo también limpió las mías.

—Zuri, estás hermosa. Eres la princesa más bonita de todas –nos colocamos en posición para entrar al lugar. La música empezó, y con ella las ganas de vomitar, apreté con fuerza el brazo de mi papá mientras las damas y la reina entraban. Al ser mi turno me temblaban las piernas, pero mi padre en todo momento me sustuvo con fuerza.

En el altar estaba Ale con su traje negro, las graciosas hombreras y algunas medallas. Estaba tan guapo que me quedé un segundo embobada admirándolo; lloraba pero sonreía radiante. Escuché un leve carraspeó a mi lado izquierdo, era el resto de mi familia. Mark también estaba llorando y mamá lo consolaba, a su lado estaban Jack y mi mejor amiga Samantha. Mark se limpió el rostro y me sonrió. Mi padre puso mi mano sobre la del príncipe al llegar al altar y la ceremonia comenzó.

Qué bonita estás.

Me sonroje a más no poder y al mirar su perfil sonrió satisfecho. El sacerdote procedió a casarnos, nos pusimos los anillos y justo en la parte de...

—..que hable ahora, o calle para siempre...

—Yo me opon...

Quiénes lo escuchamos miramos a Mark, Jack había puesto su mano en su boca para callarlo. El sacerdote continuó con una sonrisa.

—Por el poder que Dios y el Reino de Cadah me han concedido, yo los declaro marido y mujer. Alteza, puede besar a su princesa.

Miré a mi príncipe quien se sonrojó un poco.

—Aun no sé besar –reí y unimos nuestros labios en un beso.

A la fiesta asistieron distinguidas personas de todos los países posibles. Ale y yo platicamos con todos los presentes, pero cierto pelinegro no se despegaba de mi lado, salvo en esas ocasiones.

¿Princesa? |#1| © TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora