¡Había sido terrible!
Su presentación y su primer día en sociedad fue saboteado por esos dos.
Debido a su tardanza su madre le brindó una calurosa reprimenda luego de informarle que otra señorita Lady Miriam Boart, le robó su protagonismo, luciéndose con todos los caballeros esa noche.
¡Pero cómo no! si su competencia era nada mas y nada menos que una flor inglesa en toda regla,con aquel cabello rubio y ojos azules brillantes, logró cautivar a todos los hombres de la velada, quienes habían perdido el interés en conocerla.
Por primera vez en su vida se sintió desdichada, después de todo a pesar de los intentos de su madre y de algunos momentos vergonzosos no logró conocer a todos los caballeros esa noche.
Y para añadir leña al fuego, su carné de baile tampoco se llenó por completo.
Resumiendo su presentación fue un desastre o lo era hasta que una figura masculina se plantó delante de ella solicitando un baile.
Lady Murgot alzó la mirada para encontrarse con unos brillantes ojos verdes que la observaban con diversión.
El caballero le extendió la mano y ella la aceptó tímidamente.
—Una gran noche ¿verdad?.—comentó cuando llegaron a la pista de baile.
Por dónde lo miraran no era una “gran noche” para ella, pero no iba a ser desagradable con el único caballero que buscaba animarla.
—Tiene razón Lord Carrick.—contestó con educación mientras daban un giro adaptándose al ritmo de las demás parejas.
El hombre frunció el ceño.
—Oh vamos Caterina, llámame Jonathan.
—No puedo, es inapropiado.—murmuró esperando que él lo entendiera.
El gesto de fastidio en su semblante le confirmó que no era así.—Soy amigo de tu hermano y te conozco desde hace años.—Caterina se sonrojó.—creo que merezco que me llames por mi nombre en lugar de “Lord Carrick”.—imitó su voz y ella contuvo una sonrisa.
—Está bien, Jonathan.—cedió para evitar que insistiera.
Después de todo él no se rendiría hasta convencerla y para variar el llamarlo tan formalmente también le resultaba extraño.El conde sonrió satisfecho.
—Mucho mejor.—hizo una pausa mirando a su alrededor. —Ahora...¿qué te parece si salimos un rato al jardín a tomar aire?, este lugar es sofocante.
La dama negó rápidamente.
—¡Vamos Caterina!
—Jonathan si nos descubren nos meteremos en problemas.
—Oh la señorita problemas tiene miedo.—replicó burlón con esa manía suya de presionar hasta conseguir lo que quisiera.
—No, claro que no.
—¿Entonces?
—Bien.—se rindió a sabiendas de que no la dejaría en paz toda la noche.—pero ve primero.
Lord Carrick asintió y una vez que la canción llegó a su fin se despidió de ella y partió rumbo a las afueras del salón, donde su gigantesco jardín lo esperaba.
Lady Murgot lo observó marcharse buscando el momento perfecto para escaparse de la atenta mirada de su madre.
Cuando la marquesa se distrajo con algún chisme escandaloso se decidió a salir. Sin embargo antes de que pudiera poner un pie fuera del salón, escuchó su llamado insistente ¿acaso la había descubierto?
ESTÁS LEYENDO
Cómplices del Destino (serie Londres de cabeza)
Historical FictionFicción histórica En Londres de 1830 cuando las presentaciones de sociedad lo eran todo para una joven casadera, Caterina Murgot, hija de los marqueses de Somerset, se ve envuelta en un extraño incidente que interrumpe su presentación dejándola perp...