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Ana tenía los ojos desorbitados mientras miraba aleatoriamente entre ella y el duque.

—¿Qué le paso señorita?

—Estoy bien Ana.

—Estuve buscandola, su madre pregunta por usted.—luego miró al duque de Rutland.—los demás caballeros están a punto de marcharse.

Ambos salieron tan rápido como sus pies se lo permitieron y ella le entregó el chaleco.

—Milady.—jadeo Ana con horror, al verla en ese estado frente a un hombre.

Él sólo lo tomó sin mirarla y salió corriendo en dirección contraria.

—Guardare el secreto.—comentó luego de un rato y Caterina se lo agradeció en silencio.

***

—¿Dónde estabas?.—inquirió su madre al día siguiente.

—Fuí a la cocina en busca de un postre.

Bernabeth negó mirándola detenidamente.

—Hoy en la noche tendremos una cena en la casa de Lady Crisol, la condesa viuda de Devonshire.—informó su madre.

Caterina deseo que la tierra la tragara, Lord Henry Manners era uno de los mejores amigos del duque canalla, así que seguramente lo vería allí.

Asintió levemente, tal vez más tarde inventaría algún tipo de malestar que le impida asistir a esa cena, pero por ahora debía aceptar sin objeción.

Caterina se dispuso a regresar a su habitación, no sin antes pasar por la recámara de las gemelas.

—Saben que lo que hicieron ayer estuvo mal.—dijo mirándolas con reproche, Alicia y Beatrice hicieron un puchero.

—Queríamos enseñarle al duque, que nadie se mete con una Murgot y sale impune.—declaró Alicia.

—Solo era un pequeño escarmiento. —continuo Beatrice.—no lo volveremos a hacer.

Alicia la fulminó con la mirada.

—No lo volveremos a hacer...a menos que se porte mal.—recalcó y Caterina negó frunciendo el ceño.

—Eso fue peligroso, si él las delataba su reputación se vería comprometida.

Las gemelas la miraron fijamente

—Tal vez ya no deseamos encontrar un esposo.—musitó Beatrice, la menor de ellas.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Hermana tu eres una mujer muy hermosa y ninguno de los caballeros que conociste, se ha presentado a solicitar un cortejo formal, solo un duque libertino quien no desea casarse.—comentó su hermanita con pesar.—temo que nos suceda lo mismo y si no encontramos al hombre indicado, preferiría no casarme.

—No seas tonta Beatrice, Caterina sí encontrará al hombre indicado ¿verdad?.—la esperanza en los ojos de Alicia le partió el corazón. Cuando la temporada dio inicio, ella se armó de valor para presentarse, a pesar de sus miedos internos y de las inseguridades de su pasado que la marcaban como una mujer imperfecta, que jamás podría casarse, que jamás podría formar una familia y que por sobre todo jamás podría ser feliz. Que cuando el hombre que quisiera viera las marcas que llevaba en su cuerpo la iba a despreciar y ella debería aceptar y callar por ser merecedora de ese trato, pero...su pasado no la detuvo durante toda su vida y tampoco lo haría ahora.

—Lo haré, al igual que ustedes.—respondió segura, intentando que su voz no temblará.

Sus hermanas asintieron más entusiasmadas y las tres decidieron romper las reglas ese día.

Cómplices del Destino (serie Londres de cabeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora