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Habían pasado dos días desde que había conocido a Seulgi y Joohyun no podía quitarse esa estúpida sonrisa de la cara. Habían intercambiado números de télefonos ese mismo día y cuando tenían tiempo se mandaban mensajes provocando cierto nerviosismo por parte de ambas.

Era agradable conocer a alguien con la cual podías hablar tan comodamente aunque la acabaras de conocer y Joohyun pensó que eso nunca sería posible. Hasta que la chila de cabello naranja apareció en su vida.

Seungwan al enterarse de todo aquello se limitó a sonreír y a animar a su amiga a seguir conociendo a Seulgi, ya que sabía que ambas habían tenido una conexión bastante extraña desde el principio.

Y Sooyoung por su parte, se pasaba todo el tiempo molestando a su amiga. La mas alta sabía que Seulgi estaba rara desde que había conocido a Joohyun aquel día en la cafetería y se alegraba de que ahora su amiga pintara con colores cálidos y no fríos.

La abuela de Seulgi también notó este cambio tan repentino que habían tenido su nieta en un par de días y sabía perfectamente a que se debía. Se debía a el amor, porque ella lo sabía, lo había experimentado muy bien.

Sungmin, el hermano de Joohyun se había ofrecido a recogerla ese mismo día de la Universidad debido a que por fin había vuelto de aquel viaje de negocios y había echado mucho de menos a su hermana pequeña.

Joohyun salió casi corriendo de su facultad despidiéndose de Seungwan mientras que esta reía viendo como su amiga corría como si su vida dependiera de ello.

Recordó cuando era pequeña y su hermano venía a recogerlo del colegio. Joohyun siempre había sido y seguía siendo una persona muy cariñosa a la cual le encantaba el contacto físico, para ella tener ese tipo de sensanción al tocar a alguien era muy importante, sentir ese leve cosquilleo o electricidad en sus dedos, pero sin embargo nunca lo había sentido.

Su hermano Sungmin si había conocido esa sensación y se la había describido a su hermana con pelos y señales, haciendo que Joohyun se imaginara como sería encontrar a una persona que realmente le hiciera sentirse así, y mientras que iba corriendo y divisaba a su hermano a lo lejos, la imagen de Seulgi acompañada de su bicicleta se le hizo presente, haciendo que sonriera por un instante antes de lanzarse a los brazos de su hermano.

─¡Sungmin!─Alcanzó a decir mientras que su hermano reía y la apretaba entre sus brazos.

─¿Qué tal todo, enana?─Preguntó mientras que su hermana se empinaba un poco y le alborotaba el pelo.

─Bien.─Dijo sacando un poco la lengua como era de constumbre y Sungmin rió porque por mucho tiempo que pasara, su hermana seguiría siendo aquella niña pequeña que se emocionaba por todo.

─¿Vamos a comprar algo para comer? Llamé a mamá y le prometí que llevaría algo para que no tuviera que cocinar.

─Todo menos pollo.─Sungmin asintió entre risas mientras le abría la puerta a su hermana para que esta pudiera entrar.

─Puedo entrar sola.─Dijo bufando y su hermano la miró haciendo un leve puchero.

─Cuando eras mas pequeña te gustaba que te abriera la puerta.─Dijo quejándose de una dorma divertida mientras que arrancaba y Joohyun rió.

─Cuando tenía 10 años y te veía como mi héroe, ahora solo eres el sobreprotector de mi hermano mayor.─Sungmin la miró negando divertido.

─Sabía que no debería haberte dejado crecer.

─¡Ya, Sungmin!─Dijo su hermana molesta y el chico siguió riendo.─Todo eso paso hace mucho, he madurado.

─Toda una mujer, si señor.─Dijo para molestarla y recibió un golpe en la parte trasera de su cabeza por parte de su hermana.

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