Capítulo 2

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Sintió que se despertaba después de un largo sueño, su cuerpo estaba entumecido y adolorido como si llevara en esa posición años.

Sus ojos se abrieron después de un par de intentos fallidos encontrándose con un techo alto y de piedra lisa similar al mármol, no hacía falta mirar más para saber que se trataba de un lugar lujoso, lejos de lo que había sido su antigua casa, casa, la última vez que estuvo ahí fue hacía bastante tiempo, tal vez, ¿cuánto había pasado ya?

Se incorporó y sintió un terrible dolor en la espalda, todo este tiempo dormido le estaba pasando factura. El sitio era un lugar espacioso que contrastaba con lo poco amueblado que estaba, pero a simple vista parecía tener lo necesario, podía deducir que era de mañana por la suave luz que ingresaba a través los grandes ventanales y el ambiente fresco no podían indicar otra cosa.

A lo lejos cerca de una puerta al costado de la habitación alcanzó a observar un espejo de cuerpo completo que reflejaba parte de la enorme habitación, tragó fuerte la saliva que sin notarlo había estado conteniendo, hacía mucho que no pasaba nada por su garganta que sintió como miles de clavos hincándole al pasar.

Luhan no quería ver su cuerpo por partes, podía sentir como sus manos y pies estaban descubiertos pero esperaría hasta llegar frente al espejo para afrontar su realidad, no sabía cómo se las arreglaría para vivir con tantos años encima, cuando tuvo un cuerpo joven apenas si logro sobrevivir ¿cómo iba a trabajar ahora?

No era capaz de responderse, primero tenía que verse y analizar su estado. Con mucho esfuerzo llegó a la orilla de la cama y se paró pese a que las delgadas piernas le temblaban, como pudo caminó unos cuantos pasos hasta estar frente al espejo, tenía la cabeza agacha mientras reunía valor para alzar la vista, no sabía que esperar, parecía por un momento que el desconcierto era mejor que la verdad, pero era consciente de lo ilógico que sonaba eso, cuando se irguió lo suficiente lo primero que alcanzó a observar fueron sus delgados pies, sintió un vuelco al notarse como hueso y piel, sus manos temblaban, tenía puesto un pijama de dos piezas, era de seda, suave y cómodo que lo recubría del cuello a los pies haciendo que la espera fuera más tortuosa. Al observar un poco más llegando a la altura de su rostro, lo primero que notó con claridad fueron sus ojos color miel, después fue el contorno se su rostro y sus labios agrietados hasta que se animó a ver su cara por completo, como una sola pieza, estaba tan delgado que le costó reconocerse por un momento, su pelo era un poco más largo que antes pero sin dudas seguía siendo del mismo tono cobrizo que el de su madre. Luhan no pudo evitar echarse a llorar.

Cayó al piso en seco, el golpe que recibió tras caer con todo su peso terminó resintiendo su pierna y parte de su cadera derecha. Estaba igual a cuando lo durmieron, solo que más delgado, notoriamente más delgado.

Luhan no comprendía lo que estaba pasando, no sabía lo que había ocurrido, esto parecía un milagro, algún tipo de sueño, del que temía despertar.

Una puerta se abrió acallando sus sollozos, obligándole a retomar su compostura, sus ojos vagaron hasta donde se hallaba la persona que acababa de entrar, encontrándose con el responsable de todo esto, se trataba del joven vampiro que había dado un par de pasos hacía él antes de que se lo llevaran. Esto definitivamente tenía que ser un sueño.

—Veo que al menos puedes caminar. — Habló, su voz era suave y tranquila, pero profunda, sólo con decir una pequeña frase logró estremecer el cuerpo de Luhan. — Te traerán el desayuno, pronto podrás saciarte, seguro tienes mucha hambre.

Hubo un minuto de silencio donde Luhan intentaba comprender la situación, pero eso era imposible dado que desconocía por completo lo que había pasado, tendría más oportunidad de enterarse de lo ocurrido sí exponía sus dudas, lo que estaba pasando no tenía sentido, debía preguntar.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora