Capítulo 7

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El fuerte azote de una puerta quitó toda la atención de Luhan sobre el jardín de la mansión y la llevó al causante de esta, allí dando pasos firmes encontró a Elihan, que lo miraba con ojos gélidos.

En nada las largas piernas del vampiro lo llevaron frente a su presa, Luhan perdió toda calma momentánea y en su lugar el pánico volvió a cobrar vida, se sentía estúpido por pensar que habría oportunidad para él de vivir sin temor, sin miedo.

Luhan llevó sus delgadas rodillas a su pecho, acurrucándose contra el vidrio de la ventana, sentía cada nervio de su cuerpo tenso como la cuerda de un instrumento a punto de romperse, le costaba dar cada bocanada de aire.

Elihan sin embargo destruyó su endeble frente, lo tomó de uno de sus brazos y lo arrastró hasta la cama, donde lo lanzó sin mediar palabras, en nada comenzó a quitarse la camisa pulcramente planchada y Luhan tuvo problemas para procesar lo que se veía venir.

—Desvístete. —Le ordenó el vampiro, al ver que el humano no se movía.

Luhan quería obedecer, ese era su deber ahora, lo que lo mantenía con vida y despierto, pero tuvo problemas para manejar su cuerpo que aún estaba preso del pánico.

—Te di una orden. —Le recordó Elihan mientras se desabrochaba los pantalones de vestir.

Luhan intentó, de verdad lo hizo, desabrochar los botones de su camisa, pero sus dedos temblaban volviendo imposible la simple tarea. Elihan sin una cuota de paciencia ya corriendo por sus venas tomó a Luhan y de un tirón desprendió la camisa, los botones salieron despedidos y rebotaron contra el piso, haciendo que los nervios de Luhan se desbordaran. Elihan intentó no verse impresionado cuando el humano al que estaba sometiendo comenzó a hipar en silencio, con los ojos idos y desenfocados, mientras las lágrimas caían libres por sus pómulos.

— ¿Qué ocurre contigo? —preguntó Elihan, su voz saliendo más áspera y hostil de lo que pretendía.

A Luhan le llevó un momento enfocar su vista sobre la azul del vampiro. No quería hacerlo, verle de frente solo lograba aterrarle más, pero estaba seguro que de no hacerlo su situación solo iba a empeorar.

—No. —Dijo Luhan, su voz siendo un murmullo que amenazaba con morir en nada. — ¿Qué pasa contigo?

Elihan se apartó del humano para tener una mejor vista de él. Luhan se encogió de hombros, inmediatamente sintiéndose diminuto e indefenso.

— ¿P-porqué vienes así de repente? —Peguntó Luhan, sus ojos viendo más allá del vampiro frente a él, las palabras salían por si solas, él estaba tan consumido por el shock que necesitaba un puerto seguro, respuestas concretas para reaccionar. — ¿Por qué eres duro de la nada?

Escuchó al vampiro emitir un sonido desagradable, y en consecuencia sintió como sus huesos se helaban. Luhan no quería molestarlo, solo tener respuestas ¿era eso tan difícil, tan fuera de lugar?

—Odio que me desobedezcan. —Dijo Elihan como toda respuesta, entonces Luhan llevó sus ojos a él.

— ¿En qué desobedecí? —Preguntó Luhan y Elihan hizo sus manos puños, Luhan intentó no sucumbir al pánico, de nuevo, ante ese gesto.

—El cocinero, te advirtió de las reglas. —Dijo Elihan. —y tú las ignoraste.

Luhan negó en un movimiento de cabeza, su cuerpo estaba temblando, tenía que hablar a través del pánico, expresarse.

—N-no, y-yo solo quería hablar con alguien. —Dijo Luhan sintiéndose patético.

—Eres un prisionero. —le recordó Elihan con acidez y Luhan se empequeñeció instintivamente, amedrentado y humillado, por sus crimines, por su condición, por su naturaleza débil y humana. —No deberías siquiera estar despierto.

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