In My Blood

Capítulo 9

Gimió sin aliento, mientras era penetrado sin indulgencias. Elihan lo tenía sobre sus rodillas, sujetaba sus hombros contra su firme pecho, mientras su polla, gruesa y larga se hundía con velocidad y vigor dentro de su estrecho agujero.

Luhan trató de recordar cuantos veces se había venido, no podía decirlo con exactitud. Había veces que el orgasmo fue intenso y tensó todo su cuerpo como preludio al éxtasis. Otras veces fue silencioso, un espasmo que liberó su carga sin tanta gracia, esto ocurría cuando la mente de Luhan pendía de un hilo y se había embriagado en éxtasis reiteradas veces, como para ser capaz de acumular más hormonas y emoción. Pensó que esta sería una de esas veces, se sentía demasiado bien con el cuerpo de Elihan empujando contra el suyo, con su miembro profundamente hundido en su cuerpo, saliendo y entrando buscando una fricción exquisita pero no se sentía capaz de venirse otra vez, a menos no con todas las luces.

Lo habían hecho durante tres días, luego de ese episodio de excitación donde Elihan lo tomó, no volvió a dejarlo ir, y si era sincero, no podía quejarse por ello, se sentía bien tenerlo dentro, rodeando su cuerpo.

Las veces que Elihan se había detenido fue para darle a Luhan la oportunidad de asearse y descansar. Elihan respetó los momentos de sueño de su humano, pero por lo demás permaneció dentro del cálido cuerpo, dándoles a ambos placenteras sensaciones.

Comer tampoco fue necesario, Elihan se abrió las venas de sus brazos en varias oportunidades y se la ofreció a Luhan quien con gusto la bebió. Ese había sido nutriente suficiente para mantener su cuerpo fuerte y nutrido, y fue lo más delicioso que Luhan saboreó jamás. Luhan pensó que bien podía vivir a base de Elihan a partir de ahora y con ese pensamiento sintió que entendía mejor a los vampiros.

—Necesitarás comer en algún momento. —dijo Elihan al oído de Luhan.

Su cálido aliento se coló en la sensible carne del humano y Luhan no pudo evitar contraerse. El vampiro ronroneo ante la nueva sensación de presión que envolvía a su pene, y cambió el ángulo de penetración, haciendo que Luhan gimiera con más fuerza, que le constara respirar.

—Puedes vivir de mi vena. —continuo Elihan. —pero sigues siendo humano, tu organismo pedirá en algún momento algo con mayor sustento.

Luhan movió su cabeza contra el pecho de Elihan y captó los ojos dorados de este centelleando en la oscuridad, era atractivo y sexy como nada que hubiera visto jamás, su pecho se aceleró cuando el vampiro lo miraba con deseo, cuando no podía apartar su vista de él.

Elihan descendió una de sus manos, la que había estado descansando en el estómago de Luhan hasta su miembro, y comenzó a acariciar la cabeza sensible e hinchada de Luhan. Luhan gimió ante el torrente de sensaciones, su pecho dolía por la forma irregular en que sostenía su respiración, el escaso descanso y las rondas largas y tendidas de sexo. No se quejaba pero su cuerpo sí lo hacía.

Elihan acaricio el pequeño miembro del humano, pero no queriendo hacerlo venir con prontitud descendió aún más. Luhan gimió con necesidad cuando los dedos largos y elegantes del vampiro acariciaron y apretaron sus abultados sacos, cuando su enorme mano los tomó, y jugó con ellos.

—Quiero que te vengas para mí, sé que lo necesitas. —Dijo Elihan

Y Luhan cedió con sus palabras como si estas fueran todo el desencadenante que necesitaba, mientras Elihan golpeaba ese lugar que tanto descontrol provocaba en Luhan y sus manos apretaban sus tensos sacos. Luhan se vino en un suspiro liberador, sus ojos se humedecieron debido al éxtasis y su cuerpo se tensó solo para luego caer blando contra el firme cuerpo del vampiro. Y fue en ese momento que sintió como los labios de este se separaban contra su cuello, como afilados colmillos rasparon la sensible piel. Este no mordió prontamente, no hizo eso en varios días. Esperó a que Luhan le diera permiso, y solo cuando este inclinó su cabeza brindándole acceso, el vampiro hundió sus afilados colmillos en él y tomó lo que necesitaba mientras su miembro palpitaba dentro del humano, y su nudo volvía a formarse en el pequeño canal.