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→Aunque pasen mil años te amaré.

Martín...

El reloj marcaba la 1:20, era la hora de dejar pasar a los aproximadamente 400 0 500 alumnos del instituto, donde llevaba algunos años impartiendo su servicio, donde conoció a esa persona que no se la podía sacar de cabeza.

Esa persona que venía subiendo las enormes escaleras, con un hermoso vestido color amarillo pastel, el cual resaltaba su pequeña cintura y sus grandes caderas.

Cuando está llegó a lado del director este sonrió, al ver que no se había podido resistir y decidió ir justo cuando apenas las clases comenzaban.

-Se quiere valla subiendo, en unos minutos la alcanzó señorita Fernanda-

Esta hizo caso a las palabras del mayor y subió para entrar a dirección. Espero unos minutos, aproximadamente unos 3 minutos, hasta que el director entro diciéndole que pasara a la oficina de éste.

Cuando entraron Fernanda fui directo a lugar donde muchas veces se sentó, apreciando al director, mirando como este hacia su trabajo, con tanta dedicación, o como cuando esté se enojaba si algo le salía mal, también  rápidamente los  recuerdos de su relación se hicieron presentes, recordando cada beso, caricia, suspiró, gemido, abrazo; cada sonrisa que el director sacaba cuando le hacía cosquillas y suspiraba en el cuello de esta, también cada llanto que al mayor le tocaba parar, sin permitir que una solo lágrima más saliera por los hermosos ojos color café de está.

Con una sonrisa en su cara, Fernanda, alzó la mirada buscando al director el cual estaba mirándola, fijamente, sin ninguna expresión en su rostro. Éste no tomaba asiento permanecía parado, recargado en la pared, mirándola.

Después de unos largos segundos de silencio el mayor hablo -¿Donde estuviste todo este tiempo?-.

La menor bajo la cabeza y suspiró -Lo importante es que ya estoy aquí- espero unos segundos y volvió alzar la cabeza, mirando a el director.

-¿Por qué nunca trataste de comunicarte?- de una forma muy lenta se separó de la pared y camino hasta la silla, pero no se sentó, tomo el respaldo de está con sus dos manos y la apretó.

Sin despegar la mirada del mayor, la menor contestó -Lo intenté-.

El mayor tomo asiento, de igual manera que la menor hace unos segundos lo hizo, sin despegar la mirada de está comentó -¿Tienes idea de los que hice por ti?- la menor negó.

Hubo un silencio bastante incómodo, donde solo se escuchaban las voces de los alumnos que pasaban por un lado de  éste lugar.

-Dime algo Fernanda- está miro al mayor, dándole a entender que tenía su atención y contestaría lo que el dijera -¿Me amas aún?-.

Una risa muy dulce se hizo presente, una risa que Martín extrañaba escuchar -Tu creés que si no te amará te buscaría nuevamente, dime ¿Lo creés?- Martín se levantó del asiento y camino hasta el asiento que estaba aún lado de está, tomando la silla para darle vuelta y así poder quedar frente a frente, tomando su barbilla, dándole un beso tan necesitado.

Cuando el beso termino unieron sus frentes y el mayor susurró -Yo también te amo-.








💛🌹
Perdón por cualquier falta de ortografía.
Gracias por leer.
180310

Sigues en problemas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora