Mi nuevo maestro es mi ex novio.

Necesito más de ti.

Casi las cuatro de la mañana y no podía dormir así que para agarrar el sueño fui a prepararme un poco de chocolate con unas galletas. Me levanté despacio pues no sabía por qué sentía una gran pesadez en mi cuerpo; Al momento de llegar a la cocina, tocaron la puerta. ¿Quien? No lo sé.

- ¿Que haces tu aquí? -. Me sorprendió al ver a Daniel del otro lado de la puerta.

Bautista y yo jamás tuvimos una buena relación de amigos, pues antes de que conociera a Ramiro tenía una pequeña historia con Dani que no terminó del nada bien.

- Pues no es algo que me alegré mucho -Dijo sin expresión alguna- En el carro tengo a Ramiro, está ebrio y está chingando que lo trajera
para acá. Deberías agradecerme que le quite su teléfono por si cometía una estupidez en llamarte pero, no lo logre.

- ¿Estupidez? Si crees tú que es un estúpido por pensar en mí hasta en sus momentos de borrachera, ¿Por qué lo trajiste? -.Salí de casa por que ni se chiste lo dejo entrar.

- Por que conociéndolo, hará lo posible por estar aquí contigo. Y de eso estoy seguro por eso prefiero que mi amigo este aquí y quien sabe donde, quien sabe con quien.

- Ah, pensé que el ya no era tu amigo -. Dije sería pues el "Esos no son amigos y el ya no es" llegó a mi mente cuando discutimos en la fiesta de Mau.

El sólo me miró y abrió la puerta trasera del auto donde sacó a Ramiro casi inconciente por el alcohol. Realmente me sorprendí al verlo así, pues pocas ocasiones llegaba en ese estado. Bautista lo ayudó a llegar hasta la puerta y espero para que abriera para así mismo dejarlo en el sillón.

- Bien, aquí lo tienes y procura que no cometa algo fuera de sus cinco sentidos. Si trata de hacerte algo...

- El jamás me haría daño -.Lo interrumpí molesta.

Sólo un suspiro fue a modo de respuesta, se dio la media vuelta y camino hacia la salida. Se detuvo y volvió a mirarme.

- Aún te sigo queriendo Daniela pero se que sólo soy yo el que siente esto. Si el es tu felicidad, lo entiendo.

Me quedé en callada ya que el no suele decir estas cosas.

- Espero que tu también seas feliz Daniel. Quiero que te encuentres a alguien que en verdad te merezca y se, que lo harás pronto.

El sonrió sin ganas.

- La encontré pero ella prefiere a alguien más.

Y se fue.

Me dirigí a cerrar la puerta para luego pegar mi espalda sobre ella y deslizarme al suelo, doble mis rodillas fijando mi mirada en Ramiro que se encontraba en el sillón completamente dormido. Derrepente, comenzó a balbucear y moverse hasta que callo al suelo.

- ¿Ramiro? -Gatee hasta el- Oye, niño ¿estas bien? Ramirito,  ¡Hey!  Bebé.

Puse su cabeza en mis rodillas y tome sus mejillas entre mis manos moviendolo un poco rápido para ver si reaccionaba.

- Ahsandhdno, Jsjsparnaa..  Ya..-. Trató de quitarme las manos.

Apreté mis labios de manera que la risa no saliera pero me resultó imposible.  Tome el aire suficiente y fuerza para levantarlo al sillón de nuevo lo medio logre, hasta que volvió a moverse y ambos estábamos en el suelo pero el arriba de mí.