Capítulo 8

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Algo íntimo.

-¿Me puedes ayudar en algo?

Era de noche, todos se encontraban a lo mejor ya dormidos, aunque de eso no estaba tan seguro, necesitaba darse una ducha, aunque no tuviera ropa ya encontraría alguna que le quedara, sin embargo, no había nada de agua en el bote que estaba dentro del baño, y por la manguera que ahí había no parecía salir ni una gota.

-¿En qué?- preguntó el ojiazul curioso.

-Lo que pasa es que no sé si hay agua en los rotoplaces de la azotea.

Adán sonrió levemente-. ¿Y quieres que vaya a checarlos?

-Por favor, si no hay agua me tendré que bañar en la parte trasera de la casa.

El mayor se acercó un poco más a él-. ¿Pues no crees que es mejor?                       

Lion negó-. Hará frío.

Rodó los ojos y asintió-. Bien, pero si no hay nada de agua entonces no tendrás opción.

-Lo sé.

Cinco minutos después recibió la mala noticia de que los rotoplaces estaban más vacíos que nada. No tuvo otra opción más que tomar una toalla del ropero principal y una ropa interior que encontró en el closet de su habitación.

Salió al exterior, sin cerrar el portón del todo. Del otro lado de la casa, Adán, necesitaba una herramienta más para poder terminar de recoger la basura, pero, recordó que las herramientas estaban en la parte donde Lion se estaba por duchar, ¡vaya suerte!, pero ¿por qué le importaba? ¿Si los dos eran hombres? No debía de haber ninguna pena, aunque parecía que pena no era, más bien otra cosa.

-¡Qué más da!- dijo para sí mismo.

Se encaminó a la parte trasera de la casa y se sorprendió al ver el portón empalmado, caminó sin hacer ruido y lo abrió cuidadosamente, se asomó al otro lado y lo que vio casi le saca los ojos de las órbitas.

Lion estaba de espaldas a él, lo que apenas podía ver era su espalda desnuda y colocaba la camiseta que llevaba puesta en el lazo que estaba posterior a él, se puso en una mejor posición.

Lion, sin ser consiente de nada de lo que pasaba a su alrededor, se desabotonó el pantalón y lo dejó caer a sus pies, salió de ellos e hizo lo mismo que con la camiseta.

La espalda de Lion se veía tersa y con músculos firmes, un poco bajando la vista, un trasero perfecto, que abultaba perfectamente el calzoncillo además de estirarlo un poco, sus piernas eran grandes y perfectas, esa visión, la de Lion desnudo, hizo poner semi duro a Adán, quien se mordía el labio y se acercaba un poco al espiado.

Lentamente se deshizo de la última prenda que le quedaba, y por primera vez agradeció que los demás se hubieran ido temprano a comprar cuadernos y lápices para anotar lo que llevaban descubierto del caso, no se imaginaba ser visto desnudo por sus compañeros.

Una rápida ola del sentimiento conocido como Scopaesthesia le pasó por la mente, alguien lo estaba observando, giró la cabeza y se sorprendió al ver a Adán tras de él, quien en cuanto fue descubierto, giró un poco la cabeza.

-¡¿Qué haces aquí?!- Lion tomó su calzoncillo y lo puso sobre su miembro con las dos manos-. Ya sabías que me estaba dando una ducha y aun así has venido. Que poca madre tienes.

Adán se rio ante el último comentario-. Tranquilo, no tienes por qué ponerte de esa manera, solo he venido por una herramienta.

Perdió todo rastro de amabilidad y se instaló en él un sentimiento pícaro, cosa que asustó un poco a Lion.

-Bueno, pues ve por la maldita herramienta y déjame bañar tranquilo.

El mayor caminó el la dirección en la que las herramientas estaban, pero se detuvo frente a Lion, quien sujetaba firmemente la prenda que tapaba sus partes privadas.

-¿Qué esperas?- preguntó este un tanto nervioso.

Adán comenzó a acercarse descaradamente a Lion, lo recorría con la mirada entero y poco a poco comenzaba a abultar dentro de sus pantalones (de nuevo).

-¿Qué... qué haces?- tartamudeó con la respiración un poco pesada.

El miembro de Lion comenzaba a despertar ante tal situación, la mirada de Adán sobre él no era de gran ayuda y la firmeza que ejercía sobre él comenzaba a doler.

Adán se acercó lo suficiente hasta acorralarlo en la pared, con cuidado de no asustarlo más de lo que ya estaba, colocó las palmas de las manos una en el lado izquierdo y la otra en el derecho de la pared, poniendo a Lion en medio de ese tipo de jaula.

-La vista no era del todo tan mala, hermoso- mencionó Adán ya bastante duro, tocando descaradamente las muñecas de Lion (que aún sujetaban su miembro) con el abultamiento de su entrepierna.

Lion sentía presionando sobre sus palmas su propia verga ya dura y sobre sus muñecas el bulto enorme de Adán, tragó fuerte, sus ojos estaban sobre los del hombre que tenía en frente, con mirada suplicante.

-Tienes un gran trasero, dime, ¿cómo te sentirías si paso mis manos sobre él?- preguntó ahora con voz ronca, estaba muy excitado.

El otro no respondió, ¿Que cómo se sentiría? Pues muy bien, pero se limitó a mirarlo, deseando que ese martirio terminara ya.

-Tienes unos bonitos labios- pasó la yema de sus dedos por los mismos, acercando los suyos para poner más nervioso a Lion-. Me pregunto cómo será besarlos o morderlos, ¿te imaginas?

Lion negó, ¡estaba demasiado caliente y nervioso! El maldito jardinero no parecía querer dejar de provocarlo. Adán pasó sus labios por el cuello del detective, oliéndolo y de pronto, y para sorpresa de Lion, chupándolo, ¡le estaba haciendo un chupetón! Y Lion no podía ni moverse ante la sensación, solo cerraba los ojos, disfrutándolo por el momento.

Duró cuatro segundos haciéndolo y luego se separó, admirando la mancha rojiza que empezaba a formarse, luego, con las pupilas ya dilatadas, miró fijamente a Lion, luego miró sus labios, acercándose lentamente. Para ese momento la respiración de Lion estaba más que pesada, y su polla parecía querer salirse del agarre al encuentro de la que tenía enfrente, que también parecía estar demasiado apretada.

Adán rompió la poca distancia que quedaba entre ellos dos, besándolo lentamente, Lion le siguió el compás y movió su cabeza un poco, permitiendo mejor entrada a Adán, quien presionó su entrepierna más contra la de Lion, soltando un gruñido en el acto.

Tocó con la punta de su lengua los labios del menor, y metió la lengua en la boca de Lion, saboreándolo, el detective soltó un gemido por tal acción y probó también el miembro bucal de Adán, ambos estaban muy calientes y la situación no era del todo favorecedora para ambos, a quienes parecía crecerles un poco más los miembros.

-Suéltate el pene- susurró Adán

-¿Mmm?- preguntó no tan seguro de si había oído bien. 

-Que te suel...

El sonido del portón de la entrada de la casa siendo abierto los sacó a ambos del aura caliente que los rodeaba, Adán se separó de Lion, mirándolo, le dio una lamida en los labios y se fue rápidamente, dándole antes de cerrar el portón trasero una sonrisa cómplice a Lion, además de guiñarle el ojo, y se fue, cubriéndose la erección con una mano.

-¡¿Lion?! ¿Estás aquí dentro?- preguntó Amanda del otro lado del portón.

-Ehh, ¡sí! Me estoy dando un baño.

-Vale, te esperamos en la sala.

Amanda y los demás entraron a la casa, y Lion se miró al espejo roto que tenía enfrente, estaba sudado y la polla (ahora descubierta) le palpitaba, su cabello estaba revuelto y su pecho subía y bajaba. Agradeció internamente a Adán por salir rápidamente, si se quedaba ahí dentro, probablemente hubieran llegado a más, pero los demás los escucharías así que esa opción era descartable.

-Olvidó la jodida herramienta- se dijo así mismo.

Aunque la verga le palpitaba de lo dura que estaba, prefirió no masturbarse, con el agua fría le bajaría, eso espero, pensó.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2018 ⏰

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