La presentación.
Abrió los ojos lentamente, la noche anterior, inmediatamente después de haber visto el informe, se fue al cuarto y literalmente cayó rendido a los brazos de Morfeo. Cuando despertó, vio a un hombre parado frente a él, tenía el pelo revuelto y algo de canas en las sienes. Estaba sentado en la repisa del closet y lo miraba seriamente.
Héctor Davis, se dijo así mismo, ahora lo recordaba.
-¿Quién eres tú?- cuestionó el hombre con los brazos cruzados.
Lion se quedó callado, Héctor parecía confundido y algo nervioso, no había nada de calma en él, contrario a Lion cuando despertó, totalmente solo.
-Héctor, cálmate- dijo con las manos levantadas.
-¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó esta vez más nervioso e inestable, con el ceño fruncido.
-Es una historia larga- mencionó levantándose de la cama-. ¡Cálmate! un momento y déjame explicar, pero primero tenemos que esperar a que los demás despierten.
-¡De que Diablo...!
-... ¿Hola?- lo interrumpió una cálida y suave voz de mujer.
Amanda, la reconoció por la voz, era ella.
Ya lo recordaba todo.
Cinco minutos después se encontraban los cinco detectives sentados, uno en cada silla de la mesa. Había diferentes tipos de miradas, diferentes tipos de personalidades, sin recuerdos, ellos dejaban ver como reaccionaban ante situaciones completamente desconocidas.
Lion era el único que no parecía perdido, aunque sí tenía un poquito de desconfianza al estar en terrenos que nunca antes había visto, claro, ya se había acostumbrado al clima estresante y monótono de la ciudad, que se había olvidado de la sensación de respirar aire puro.
Los miraba a todos con una extraña sensación, parecía ser el líder, a pesar de ser, evidentemente, el más pequeño, tenía un sentimiento que le hacía entrever su liderazgo para/con los demás detectives.
-¿Puedes decirnos que carajo pasa?- exigió uno de ellos.
Lion se levantó sin decir palabra, 'fue y regresó de la habitación con la Tablet aun encendida y con el letrero ya visto por Lion.
Se sentó a la cabeza de la mesa, quedando ellos sentados: dos en un lado y dos en el otro, colocó la Tablet frente a ellos, dispuesto a enseñarles el video.
-Antes de ver esto, quiero que prometan que pondrán toda su atención, lo requiere, y sabrán por qué están aquí- mencionó mirándolos con una ligera mueca interrogante.
-Sólo dale clic- demandó la mujer.
Muecas de asombro y algo de miedo fueron los que Lion observó durante los cuatro minutos que duró el video, dejando la Tablet sobre la mesa al término del mismo.
Nadie dijo nada por un momento, parecía que lo estaban asimilando, ¿ser detectives? Por Dios, no podían ser eso, ¿o sí?
-¿Cómo sabemos que eso es verdad?- preguntó uno de los jóvenes.
-Espera hasta mañana, lo recordarás todo.
-¿Tú lo recuerdas, Lion?- preguntó amablemente la mujer.
Él solo asintió.
-No creo recordar sus nombres- dijo el hombre con canas-. Aún somos desconocidos, por lo que creo que cada uno de nosotros deberá decir su nombre completo en voz alta, para poder siquiera hablar "normalmente" por hoy.
En eso tenía razón, aunque Lion ya recordaba a todos, ellos aún no, sintió algo de pena.
-Mi nombre es Lion Jones- comenzó, a pesar de que todos lo sabían.
-Soy Amanda Anderson- siguió ella con una leve sonrisa.
-Héctor Davis- dijo el canoso.
-Louis Wilson- mencionó si más.
-Zack Harris.
Se pasaron los siguientes diez minutos compartiendo su edad y otras cosas. Amanda Anderson tenía treinta y cinco años, era una mujer alta, de ojos grises y cabello sedoso rubio. Tenía un brillo de alegría en los ojos y parecía serena a pesar de no recordar nada.
Louis era más bien introvertido, se había acoplado bien y hablaba fluidamente con Zack, sin embargo, o estaba nervioso o tenía un tic, su pie se movía rápidamente, Louis tenía los ojos negros y el cabello castaño claro, tenía linda sonrisa y era atractivo, pero el pie lo arruinaba todo.
Zack era algo tímido, a pesar de estar hablando bien con Louis, tenía el cabello rizado pelirrojo y ojos color miel.
Lion se sentía más seguro que el día anterior, miraba la casa con detenimiento y analizaba cada pared esperando encontrar algún indicio. Pensó que tal vez sus compañeros tendrían una personalidad diferente al siguiente día al recordar todo, por algo habían sido elegidos para resolver el caso.
Ese día pasó sin ningún problema, Lion no quiso agobiarlos más con el tema del asesinato, ya que sería mejor hablarlo y planear la estrategia una vez todos enterados, literalmente. Una vez acostado, se preguntó qué diablos hubiera sido de él si ese dichoso asesinato lo tuviera que resolver solo.
Hay Lion, en que líos te metes. Fue lo último que pensó antes de caer en un profundo y acogedor sueño.
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LION
Gizem / GerilimEl asesinato de una familia.... Amor que no puede ser... Un chico capaz... Un chico asesino... El asesinato de la familia Acosta tiene desolados a los miembros del gobierno, mismos que buscan al culpable mediante investigación en cubierto. Pero inc...