El contador a nuestro favor volvía a sonar en todo el lugar cuando el balón que acababa de lanzar rebotaba en la zona del equipo contrario.
El partido iba veinte-quince cuando decidieron hacer cambios. La entrenadora lanzó una botella de agua a temperatura ambiente en mi dirección cuando decidió que era mi momento de descansar. Aunque viendo y considerando el enojo que brotaba en mi interior cada vez que mi débil mente imaginaba una deplorable imagen de ellos dos juntos, debía haberme dejado en la cancha ya que era algo productivo eliminar la frustración en forma de puntos para el equipo.
Me dejo caer en el suelo, estirando mis piernas y tomando agua mientras observo el juego.
—Hola, tú —saluda Lexi tomando asiento a mi lado en el piso.
Cabeceo en saludo sin quitar la vista de la cancha, viendo el rendimiento de mi equipo.
—¿Sabes? Vi en una película que las amigas le cuentan todo sobre el chico que le gusta a su amiga, incluso las veces que respira —comenta. La observo confundida y asiento—. Ha respirado como mil veces y no ha quitado su vista de ti.
Vuelvo mis ojos a las jugadoras cuando entiendo por donde va la cosa.
—No quiero saber nada sobre eso, Lex. Creo que ella es su novia.
—¿Quién? —cuestiona confundida.
—La rubia de trenza espiga en la banca de posibles jugadoras de mi equipo.
Voltea e inspecciona rápidamente.
—Oh, pues no he visto que sus ojos se hayan desviado hacia ella.
Suspiro.
—No importa de todas maneras.
—No, sí importa —reclama—. Te ha visto el trasero todo el partido y no es que ese apretado short de licra deje algo a la imaginación pero de todas formas es un gran estímulo.
—¿Estímulo para qué?
—Para que vuelva a gustar de ti —explica como si fuera un plan maestro.
Niego con la cabeza, aparesurada.
—Eso no va a pasar, deja de las cosas sigan su rumbo y no te metas. Además, jamás le he gustado.
Ella resopla, fastidiada y asiente, derrotada.
—Ni quería de todas formas.
Ruedo los ojos y me incorporo del suelo. Extiendo mi brazo y ayudo a mi amiga a levantarse. Mis ojos se desvían de nuevo a las bancas superiores y me sorprendo al encontrarlo ahora hablando felizmente junto a Destiny.
—Esa zorra —masculla Lex cuando ve lo mismo que yo.
Niego con la cabeza y volteo.
—¡Te observa, te observa! Oh. Por. Dios. Te ha comido completita con la mirada.
Cierro los ojos fuertemente, esas palabras no ayudan a calmar la velocidad en que mi corazón late y el que mi mente maquine locuras. Mis nervios vuelven a renacer y me encuentro tocando mi cabello, mi horrible tick nervioso.
—¿Recuperada? —cuestiona la señora Parker. Asiento, atando el borde mi camiseta en un nudo sobre el costado de mi cintura—. Bien, ¡cambio!
Mi suplente corre y al salir, choca su mano conmigo. Entonces vuelvo y me acomodo en la zona de delantero centro. Me inclino apoyando mis manos sobre mis rodillas y espero a ver el balón pasar sobre nuestras cabezas. Cuando veo que las jugadas comenzaron en la zona contraria, me preparo para mi momento. El balón vuela a nuestra dirección, mi compañera de alado me pasa y en un salto lo mando al suelo del campo enemigo. El marcador suena y mi equipo festeja levemente para volver a concentrarse en las jugadas.
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El algoritmo de tu amor | PAUSADA HASTA 2022
Romance"Tengo mil formas para enamorarte" ___________________ ¿La popular y el nerd? El amor no conoce de estatus sociales y ellos dos van a comprobarlo. Todas las historias tratan de las personas huyendo de sus amores pasados, de sus amoríos erróneos. ...