Ya nos encontramos bastante alejados del Instituto, justo hoy, por lo visto, Aaron no había llevado su auto al Instituto, pero como culparlo, en circunstancias así, tener el automóvil habría sido de mucha ayuda al momento de escapar de todos los alumnos.
Llevamos caminando varios minutos. Observo a Aaron, bueno, su perfil. Su cabeza va gacha, desde el lado en el que me encuentro, veo con precisión como su pómulo ya se encuentra con un color morado, y, a su vez, como un pequeño rastro de sangre cae por su labio inferior gracias al corte de su labio superior, aunque ahora ya se encuentra casi seca. A pesar de todo esto, Aaron no se ve para nada mal, de hecho, hasta lo hace lucir más seguro de si mismo.
El no dice nada, en los minutos que hemos estado caminando no ha pronunciado ni una palabra, pero no me puedo quejar, ya que yo solo me he limitado a observarlo sin verguenza alguna, bueno, eso hasta que el nota que lo observo y gira su cabeza, haciendo que sus intensos ojos azules, choquen con los míos y comience a ponerme nerviosa.
Que me sucede.
¿Por qué me pone tan nerviosa el que me observe así?
—Lamento haber montado ese espectáculo en la mitad del Instituto—dice Aaron y yo lo observo sorprendida por lo que acaba de decir.
—No tienes que lamentar nada, gracias por haberme defendido—un sincera sonrisa se asomo por mis labios mientras mis ojos se encuentran junto a los de Aaron.
—Creo que ya era hora de que, al menos una vez, fuera yo quien te defendiera y no tú a mí—una pequeña sonrisa aparece en su rostro, junto a una mueca, para después pasar su mano por su labio y notar el resto de sangre que ahí se encuentra.
La sonrisa en mi rostro se ensancha al escuchar lo que ha dicho, y noto como sus mejillas han tomado un leve color rojo. Se ha sonrojado.
—Me gusta defenderte—dije haciendo un gesto con mis hombros dando a entender que jamás me molestó el hecho de defenderlo.
—¿En serio? —noto sarcasmo en su voz.
—Si—sin más, volví mi vista al frente y noté que Aaron imitó mi acción.
Seguimos caminando un buen rato, hasta que sin darme cuenta, llegamos a la puerta de mi casa. No puedo dejar a Aaron así, al fin y al cabo, ha sido culpa mía que se haya peleado con Ryan.
—¿Quieres pasar? —pregunto cuando estamos frente a la puerta de entrada—. Así podría desinfectar esa herida—digo señalando su labio.
—Está bien—dice con su rostro extrañamente neutro, y segundos después, entra en mi casa.
—Hija, ¿por qué tardaste tanto en llegar? —pregunta mi madre al verme llegar, y segundos después, sus ojos caen en el chico que se encuentra a mi lado, pero antes de que mamá volviera a hablar, Aaron se le adelanta.
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De popular a no popular
Teen FictionMackenzie y Aaron... Ambos con problemas, queriendo ocultar sus verdaderas personalidades La chica popular y el marginado del Instituto... Distintas personalidades, pero que encajan a la perfección. Problemas, dramas, secretos, peleas, engaños, per...