Capítulo 11 - Casa de Aaron.

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—¿Así que irás a su casa? No es que no me caiga bien, pero por tu propia reputación, espero que nadie de aquí se entere—Jessica camina a mi lado, hoy tendré que ir a casa de Aaron cuando termine el horario de clase para que podamos hacer el trabaj...

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—¿Así que irás a su casa? No es que no me caiga bien, pero por tu propia reputación, espero que nadie de aquí se entere—Jessica camina a mi lado, hoy tendré que ir a casa de Aaron cuando termine el horario de clase para que podamos hacer el trabajo de Literatura.

—Sinceramente creo que si sigo arriba después de que mi novio me engañase con una de mis chicas, el que me vean con Aaron no hará que sea menos popular, al contrario, tal vez hasta logre que el se vuelva popular—digo con desdén.

La pura realidad es que, de todos modos, solo nos juntaremos para hacer un trabajo, y todos aquí saben como soy respecto a eso, no sería capaz de sacarme una mala nota, me tocase con quien me tocase hacer el trabajo, gracias a Dios que esta vez fue Aaron.

Respecto a él cada vez me gusta más sentir su compañía, siento que, en determinados puntos, hasta logra entenderme, cosa que no me sucede con demasiadas personas, al menos sé que él es sincero cuando me cuenta algo, o cuando yo le digo algo sé que me escucha, lo noto por la manera en la que me observa fijamente con sus hermosos ojos azules que me terminan dejando hipnotizada.

Y es que, ya en más de una ocasión me ha sucedido de estar hablando con él y, de repente, perderme en su mirada, en sus profundos ojos que transmiten tantas cosas sin necesidad de emitir palabra alguna.

El tiempo corre, y para mi suerte, las primeras clases pasan de manera muy veloz, y llega la hora del almuerzo, en la que espero no tener que cruzarme con nadie inesperado, ya que mi paciencia, gracias a la falta de sueño, no es mi mayor virtud en estos momentos.

Voy en busca de mi almuerzo, y cuando ya lo tengo, me encamino a la que, por todos estos años, ha sido mi mesa, junto con la de algunos de los demás chicos populares, y, lo que me sorprende, pero a la vez también me alegra, es que Ryan no se encuentre allí.

Por más de que pasara lo que pasó con Ryan, yo jamás dejaría mi mesa, junto con mi grupo, porque el quiera estar ahí, ya que, lo único que he hecho desde que pasó la pelea, y que se que además lo molesta, es pasar completamente de él, serle totalmente indiferente.

Así que, sin pensarlo voy hacia mi asiento y dejo mis cosas, hasta que noto que frente a mi, Megan me observa con una sonrisa que no me gusta nada, decido ignorarla, e intercambio un par de palabras con algunos chicos y con Jessica, que se encuentra sentada a mi lado.

Nuevamente las siguientes clases pasan, y no espero la hora de poder llegar a mi casa e intentar dormir unas cuantas horas. Hasta que lo recuerdo y me abofeteo mentalmente.

Hoy me juntaré a hacer el trabajo con Aaron.

Voy hacia la entrada del Instituto, y ahí espero hasta que al fin, entre una multitud de estudiantes, visualizo a Aaron. Logro distinguir una pequeña sonrisa que se asoma por sus labios en el momento en el que llega a mi lado. Y también como Ryan, al pasar por su lado lo choca, para después dirigirse a mi.

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