GUARDAESPALDAS (pausada)

¿Trabajo?

John

Miraba la barba de una semana de mi director. Aburrido, sin querer estar allí. El director me miraba expectante esperando a que dijera algo. Lo único que se escuchaba era el tic toc del reloj. Suspire y me pase la mano por mi pelo corto. El director al ver que no iba a hablar, decidió hacerlo él nuevamente:

-Se que estas pasando algo muy difícil -empezó. Arque mis cejas-. Tu padre perdió su empleo y en serio lo siento, espero que todo se mejore -siguió sin darle importancia a mi ceño fruncido-. Pero entiende que no puedo ayudarte.

-No puedo. No puedo entenderte ¿Por qué no pueden darme una beca? Solo será un año.

-Lo sé, lo sé. Y no creas que estaría encantado de dártela, eres uno de los mejores estudiantes. Pero no sale por mi cuenta.

Solté un suspiro un poco exagerado. El director me miro con cara de compasión. Como si fuera un perro herido. Mire una foto familiar sobre su escritorio. Allí estaban él, su esposa y un pequeño niño que no debería tener más de 6 años. Lo reconoció de inmediato. Tommy.

Murió un accidente. Todos en el colegio lo querían y siempre jugaban con él. A veces pienso que su padre nunca supero su muerte.

-John -volví mi cabeza hacia el-. Conseguimos darte la beca para la universidad. Eso es algo, podrías trabajar durante el verano y si consigues lo necesario, por lo menos podrás venir al primer semestre.

-¿Trabajo?

-¿Por qué no? -abrí mi boca para poder recitarle la lista de razones por la cual no podría trabajar en el verano, pero me corto-. Podrías trabajar en una fábrica y mira, así podrías entrar a la universidad más fácil ¡Ya tendrías experiencia!

Hice una mueca.

Un ruido sordo sonó por toda la oficina y me fije en la ventana. Una mancha de barro la cubría toda y una cabeza se asomo entre toda la mugre. Taylor, mi mejor amigo, sonrió como disculpándose.

-Lo siento, Dic. Jasón tiene muy mala puntería.

-¡Oye! - se escucho decir Jasón a lo lejos- Ese fuiste tú.

-Cállate idiota. Tienes manos de manteca por toda la crema que usas.- La cabeza rubia de Taylor desapareció.

-Yo no uso crema –se quejo Jasón.

-La señorita Tracy te pidió que le dieras el nombre y tu le trajiste el frasco con la receta.

-Que era de mi mama.

El director sonrió pero al ver que yo no sonreía, cambio de expresión. Suspiro rendido.

-Puedo darte hasta el final de clases, un mes. Es lo único que puedo darte.

Me levante de la silla de madera colocándome la mochila sobre mi hombro.

-Gracias -conteste mientras salía por la puerta. Pude escuchar que me decía algo más, pero solo seguí caminando.

-John, ¡Mi amigo!

Me di vuelta pare ver a Taylor caminando a mi provocativamente. Su pelo largo revuelto, la mochila colgada en un hombro y jeans gastados.

Tenía su mirada fija en mí, yo lo esperaba parado en el medio del pasillo mientras algunos alumnos me chocaban, su vista se desvió hacia el costado donde se encontraba el casillero de la chica que estaba tratando de seducirla y no caía en sus "encantos".

El se apoyo en su casillero mientras la rubia hablaba animadamente con una amiga y tenía una gaseosa dietética en la mano. Cuando lo vi apoyado en su casillero rodeo los ojos.