El canto de los pájaros a primera hora de la mañana nunca se le había hecho tan molesto y odioso a Melanie.
Y es lo más razonable que ocurriría si está toda la noche merodeando por ahí, y casi sin descansar, va a cumplir su horario laboral a primeras horas del día.
Su cabeza estaba apoyada sobre su escritorio. Más específico, su cara en el teclado. No estaba acostumbrada a dormir tan poco, así que, eso explicaría el por qué sus compañeros ven a, prácticamente, un cuerpo sin vida sentado (o tirado) en un escritorio.
—Oye, ps. —Una mujer se había acercado a tocar levemente el hombro de Melanie—. ¡Viene el jefe!
Y como si esas palabras la volvieran a la vida, inmediatamente, la rubia se reincorpora sobre su asiento para empezar a teclear el teclado. Cualquier cosa, por cierto, ya que ni siquiera tenía los ojos abiertos.
—Y la transferencia es para la fecha de...
—¿Qué diablos? —Su compañera deja la taza de café sobre el escritorio y se dispone a cachetear un poco a la rubia para que volviera en sí—. ¿Estás bien?
—Bien cansada —suelta la rubia en un bufido, refregando su cara que tenía teclas marcadas en su mejilla izquierda debido a que había permanecido con la cara estrellada en el teclado más tiempo del que se creía—. ¿Para mí? —Sus ojos se iluminan cuando ve la taza de café como su salvación.
—No. —Su compañera se lo arrebata antes de que ella lo tomara entre sus manos, por lo que la mira de mala gana—. Ve al sofá de allá a dormir. —Señala el que tenía en la oficina que, supuestamente, era para descansos de media hora—. Dos horas. Te cubriré.
—¡¿Enserio?! —Melanie se agarra de la ropa de la contraria con esperanza.
—Me debes una.
—¡Gracias, mil gracias, Jenna!
。.゚+ . . HEAVENLY . . 。.゚
Los sonidos parecían ser inexistentes dentro de esas cuatro paredes.
Esos ojos que, para los de afuera detonaban un brillo que otorgaba seguridad, paz y compresión; ese mismo destello que le daba seguridad a sus fanáticos, había desaparecido por completo. El rojo era evidente ya que hace varias horas está pegado a la computadora viendo fotografías. Abajo, grandes círculos negros, ojeras, delatando lo poco que duerme.
—Esto es de... 2012. —El índice del japonés viaja a la pantalla, específicamente, a la fecha que estaba plasmada en un cartel detrás de su grupo—. Qué bien que nos veíamos, tan sonrientes; tan incapaces de saber lo que sucedería tan sólo pocos años después.
La fotografía era del grupo, de su grupo, Linkin Park. Había sido tomada luego de un concierto en Alemania el cual, si se pone a recordarlo a detalle, podría recordar hasta cuántas veces practicaron antes del espectáculo y qué tal fueron las críticas en las redes sociales, ya que era el más pendiente de eso hasta el día de hoy.
La sonrisa de su difunto amigo... Parecía imposible sacarla de ese rostro. Lo hace bajar la cabeza, con culpa y dolor, pero jamás con resignación. Odiaba hacer algo tan destructivo como eso, más ahora que no está ni su esposa ni su hijo; lo único que les pidió antes de su partida a Los Ángeles es que no llamen ni envíen mensajes a menos de que él lo haga primero. Por supuesto, lo podían hacer pasando por encima su condición, pero no aseguró una respuesta inmediata.
Se fueron a la diez de la mañana. Desde esa hora, hasta ahora; nueve de la noche, no ha hecho nada más que ver fotos, llorar y largar lamentos sin sentidos.
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heavenly;; mike shinoda.
Fanficporque es aquí donde quiero estar, donde es tan dulce y celestial. (📍) todos los derechos reservados. (📍) mike shinoda fanfic, 2018. (📍) es mi deber como autor aclarar que esta historia puede tocar temas sensibles com...