Norito Goshi x Reader. AU HS.
Entraste al salón, algo tarde debido a que te habías perdido en los pasillos de tu nueva institución. El profesor te sonrío calidamente, comprendiendo la situación. Te pidió que pasaras adelante y te sentaras.
Tomaste asiento en el primero que encontraste libre, junto a un chico rubio, quién parecía estar dormido.
"¡Norito Goshi, despiértese!" Exclamó el profesor fuertemente, haciendo que el chico a tu lado diera un pequeño salto en su asiento."¿Ah?"
"Si tan aburrida le parece mi clase, podría salir." El chico te miró, para luego pasar su mirada hacia el profesor, y volver hacia ti.
"Oh, no. Su clase no es aburrida." o algo así pareció decir, tenía la voz ronca debido a que recién se despertaba, pero aún así no dejaba de verte con una sonrisa radiante. "O al menos ya no tanto." pareció murmurar, mientras lo mirabas extrañada.
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La semana había pasado rápidamente, ya habías logrado aprender a la perfección tus horarios, recreos y hora de salida. Y también el nombre del pervertido chico que no dejaba de acosarte en todas las clases.
Norito Goshi.
Aquél rubio que había dormido en la primer clase cuándo se conocieron, no había dejado andar detrás de ti, aprovechando cada oportunidad para hablarte, o más. Las únicas ideas que te pasaban en la cabeza es que, ó el chico era muy confianzudo o un pervertido. Y estabas casi segunda de que la segunda era la correcta.
Pero actos cómo haberte presentado a sus amigos e incluirte a su grupo te habían confundido. Él chico tenía una pequeña obsesión contigo, hasta cierto punto. Aún así, después de todo no era tan malo.
"Ugh, ____-chan~" te llamó, mientras tu cerrabas tu libro, indicandole que hiciera silencio. Después de todo estaban en clase, sólos, pero en una clase.
Después de que tuvieron su primera conversación normal, sin piropos ni dobles sentidos de su parte le habías contado que tenías que ir a la biblioteca para estudiar.
Pero en ves de tomarlo como una despedida lo tomó como una invitación.
¿A caso era idiota, o se fingía?
"Eres taaaaaan aburrida." murmuró, mirando un par de libros, hasta encontrar una que le llamó la atención.
Frunciste el ceño, mirándole curiosa.
"¡Mira!" exclamó emocionado, mientras te mostraba un libro con una portada de dos personas teniendo relaciones. Te atragantaste con tu propia saliva, mientras el rubio empezaba a ojear algunas páginas del libro. "Entonces, gimió mi nombre fuertemente, mientras yo---" pusiste su mano contra su boca, haciéndolo callar.
"¡No leas en voz alta---! ¡EWWW!" Rápidamente sacaste tu mano de su boca al sentir su lengua en la palma de tu mano, provocando su risa.
Era un idiota.
Te paraste, limpiando tu mano con tu buzo, mientras caminabas en busca de algún libro para leer, involuntariamente entrando a los estantes donde se encontraba el género de Romanticismo.
Sentiste los pasos de tu acompañante atrás tuyo, pero lo ignoraste mientras él soltaba un par de quejas, "¡Oi, ____! No me ignores." Sentiste sus brazos en tu cintura, algo incómoda por ellos, pero lo ignoraste. Después de todo, había pasado toda la semana así, tocándote cómo si existiera confianza entre ellos. Lo siguiente que hacía cuándo le preguntabas 'por qué' era contestarte con un 'porque eres mi futura novia', algo que hacía que quisieras cavar tu propia tumba, aunque te limitabas a contestarle con un 'sueñas'.
Realmente no estaba mal, era un buen chico, y lindo. Aunque tenía un pequeño defecto: era un pervertido. Y vago, pero eso podía arreglarse.
Y a veces idiota, pero era lo que había.
Agarraste el primer libro que estaba frente a ti, en el cuál la portada había una pareja abrazados mientras se besaban. Admiraste la portada por un par de minutos, hasta que escuchaste su voz.
"¿Quieres que recreemos la portada?"
Volteaste, confundida ante esas palabras. "¿Ah---?"
Antes de que pudieras seguir hablando, Norito ya había juntado sus labios, mientras te tomaba de la cintura y te acercaba a su cuerpo. Sin pensarlo dos veces, pusiste tus manos en su pecho, intentando empujarlo, pero era imposible. Puso una de sus manos en tu nuca, profundizando el beso y obligándote a corresponderlo. Tal cual la portada del libro.
Acarició tu mejilla con su pulgar, separándose lentamente de ti, soltando una risa cuando vio tus mejillas coloradas.
"¿Ahora podemos recrear la portada de mi libro?"