Ambos miraron al techo mientras hablaban de cualquier cosa, a la vez que en tu cara se dibujaba una pequeña sonrisa.
Desde hace unas semanas atrás habías empezado a tener pesadillas frecuentes y recurrías a tu mejor amigo para poder sentirte mejor. Porque el siempre te hacía sentir mejor, a pesar de su sarcasmo(debido a su malhumor) y sinceridad bruta, ese era el efecto que tenía en ti.
Desde que se habían conocido habías desarrollado un fuerte lazo amoroso por el pelirrosado. Aunque habías aceptado con anterioridad que no era un amor correspondido, lo llevabas bastante bien: no querías perderle, por nada del mundo.
"Por favor." volteaste a verle, dándote media vuelta para quedar frente a él. Sin embargo el siguió con su vista en el techo.
"No."
"Por favooooor." hiciste un puchero aunque no estuviera viéndote.
"Dije que no." rodó los ojos, a la vez que le mirabas ofendida.
"Por eso Yuu-chan me cae mejor." mentiste, mientras le sacabas la lengua y te cruzabas de brazo. Te diste vuelta, dándole la espalda.
"¿¡AH!?" No tardó en exclamar, frunciendo el ceño. Contuviste una ceja. "Mentira."
Lo ignoraste con una pequeña sonrisa, mientras pretendías cerrar tus ojos y fingir estar durmiendo, tan sólo para molestarlo un poco más. "Ahm~..."
"Agh." volvió a acostarse mirando al techo.
Unos largos segundos pasaron en silencio, hasta que un crujido en la cama lo rompió. Antes de que te dieras cuenta, rápidamente Shiho se había posicionado sobre ti, apoyando sus manos a cada lado de tu cara, encerrándote.
"¿¡Ah!?" abriste los ojos sorprendida ante aquél acto.
"¿En serio te cae mejor ese idiota?" entrecerró los ojos.
Admiraste sus orbes a través de los cristales, y una pequeña sonrisa apareció en tus labios. Que inseguro.
"Yuu-chan hace lo que le pido..." murmuraste pensativa, alzando una ceja.
El pelirrosa te miró resignado, soltando un suspiro.
"Por favooooor, kimi-kun." hiciste un puchero mientras el te miraba.
"Entonces, ¿tengo que sacarme los lentes sólo por capricho tuyo?" alzó una ceja, mirándote con una cara aburrida.
Entrecerraste los ojos, "¡Y prestarmelos---!"
Antes de que pudieras seguir sus labios se posaron sobre los tuyos, callándote. Abriste los ojos sorprendida sin saber lo que estaba ocurriendo. Tu cerebro volvió a funcionar al comprender lo que pasaba y no tardaste en cerrar los ojos y corresponder el beso de forma hambrienta.
Se separaron después de unos largos segundos, con la respiración entrecortada. Ambos tomaron una bocanada de aire, viéndose a los ojos.
Sentiste tu cara hervir, mientras una pequeña sonrisa se formaba en el rostro del chico.
No pasaron ni cinco segundos antes de que ambos se volvieran a besar. Esta vez, un beso más lento y suave, con algo de cariño.
El chico acarició tu mejilla con su pulgar, separándose lentamente.
Volvió a acostarse a tu lado, y ambos volvieron a mirar al techo en silencio. Ambos se sentaron en la cama, algo avergonzados, evitándose verse.
"Me gustas." ambos murmuraron a la vez.
"Espera, ¿qué?" frunció el ceño, viéndote.
"¿Qué dijiste?" murmuraste a la vez que el chico, por segunda vez.
"No, tú primero." Hablaste rápidamente, antes de que él pudiera hacerlo.
"No, tú."
"¡No! Yo dije que tú primero."
Ambos discutieron por unos minutos, tal cual dos niños pequeños; al final llegando al acuerdo de decirlo a la vez.
"1... 2... ¡3!" contaste, pero rápidamente el chico se calló, déjandote hablar sólo a ti.
"¡Me gustas---! ¡Eh, eso es trampa!" Intentaste cambiar de tema rápiadmente, con las mejillas coloradas.
Sus ojos se estrecharon a la vez que una sonrisa se dibujaba en sus labios. "Baka, también me gustas."
"Mhm, no importa. Hiciste trampa. Ya no me gustas más." Fingiste estar enfada, mientras te dabas media vuelta, cruzando los brazos. "Vete."
"Ah--- pero esta es mi habitación." balbuceó algo sorprendido ante tu repentino cambio de humor, rascando su nuca.
"Vete o besame." volteaste a mirarlo con una expresión seria, para hacerle saber que no estabas bromeando.
El chico se abalanzó sobre ti, uniendo sus labios en un beso apasionado.
