AMOR ENCUBIERTO. (Logan Henderson)

Capítulo nueve.

A la mañana siguiente me desperté por los rayos de sol que se colaban por el balcón.

Me levanté y me duché como de costumbre, luego me cambié y me puse una blusa de tirantes aguamarina, con un short blanco, una chaqueta y unas sandalias negras y bajé a desayunar.

- _______ buen día. – Dijo Rossi.

- Buenos días.

- ¿Cómo amaneciste? – preguntó James.

- bien… - Dije bebiendo jugo de naranja.

- Con james estuvimos hablando y… - Interrumpí.

- Saldré con Logan esta noche.

-¡¿ QUE?! – Dijo James escupiendo café.

- Cálmate James. – Murmuró Rossi.

- Ayer me invitó a salir y le dije que si. Pensé que seria una mejor forma para sacarle más información. – Dije mordiendo una tostada.

- ¡Muy bien pensado! – Me felicitó Rossi.

- Iré contigo. – sentenció James.

- ¿¿Que?? – Rossi y yo chillamos al unísono.

- Si. Para asegurarme de que no se propase.

- ¿Estás loco? – Rossi frunció el ceño – ¿Sabes qué? Vas a ir, pero vas a estar dentro de una camioneta monitoreando lo que él dice.

- Esta bien. – aceptó. – Mientras lo vigile.

- Me voy– tomé mi bolso.

- Cuídate. – Dijo Rossi antes de que saliera.

Caminé hasta la escuela y en la entrada me encontré con Ashley.

- ¡Hola! – Exclamó emocionada. – ¿Cómo estas?

- Bien, bien. – Sonreí. – Y ¿ tú?

- Excelente. – comenzamos a caminar. – Me enteré que en dos semanas habrá una fiesta en casa de Jake Harris.

- ¿En serio? – Me sorprendí — Esto me será de ayuda — pensé.

- Si, me imagino que iras. – arqueó una ceja.

- Obvio. – reí.

- Genial, porque tenemos que ir juntas.

Llegamos hasta nuestros casilleros, mientras hablábamos de cosas sin sentido.

Mientras intentaba encontrar los libros para mi próxima clase sentí que alguien apoyaba sus manos en mis hombros.

- Hola  - susurró en mi oído.

- Jake. – me sorprendí.

- Sólo quería decirte que te veré en Le Petit Paris , sabes donde queda ¿verdad? – Preguntó.

- Si. – Dije insegura.

- Ok, estaré ahí a las ocho. – Besó mi mejilla.

Lo vi alejarse por el pasillo principal mientras se encontraba con otros chicos. Su perfume aún estaba dando vueltas por el aire e inconscientemente sonreí terminando de cerrar mi casillero.

- Con que ya tienes una cita con Jake.. ¿eh? – Ashley subía y bajaba las cejas rápidamente con una sonrisa dibujada en su rostro.

- ¿Qué tiene? Sólo es de amigos. — le puse seguro a mi casillero y comencé a caminar algo apurada.

- Claro amigos… - llega a mi lado.— entonces ¿Por qué tan nerviosa?

¿Nerviosa? ¿Yo? ¡Pfff! Qué estupidez.

Entramos a clases de matemáticas, la hora se pasó rapidísimo con Ashley, siempre era una fiesta con esa chica…

Creo que en vez de aprender algo, voy a terminar viniendo solamente para charlar y reírme con ella.

Fuimos a la cafetería ni bien sonó el timbre de receso.

- Oye, no te sientes ahí. – Dijo Ashley.

- ¿Por qué?

- Esa es la mesa de Samantha.

- ¿Y? – levanté mis hombros sin importancia.

- Nadie ocupa su mesa. – susurra casi como si tuviera miedo o algo así.

- Bueno, que se consiga otra, aquí yo no veo su nombre escrito– Dije sentándome de todos modos.

- Ok, pero que conste que te lo advertí. – terminó sentándose a mi lado un poco insegura.

Comenzamos a conversar de cosas en común mientras comíamos frutas y tomábamos nuestro jugo. Teníamos varias cosas en común, me sorprendía. Jamás me había llevado con una persona tan bien en años… Bueno, jamás me llevé bien con nadie. Excepto James y tenía sus días de agarrarnos a las patadas.

La conversación sigue, hasta que siento una uña picotear mi hombro. Al girarme veo a la supuesta jefa de la escuela.

- Levántate de mi asiento, mugrosa.

Lo que faltaba. Una escuálida con uñas postizas, maquillaje cargado y raíces negras en un rubio platinado me miraba desde arriba con aires de grandeza.

- ¿Perdón? ¿Cómo me llamaste? – si me estaba buscando, me encontró.

La escena que estaba montando esa idiota comenzó a llamar la atención de los demás.

- ¿Eres sorda? – arqueó una ceja.

- No claro que no.— sonreí— pero es que el botox que te inyectaste en los labios no deja que pronuncies bien las palabras.

Ashley no aguantó y largó una carcajada sonora que disparó varias risas aisladas.

- ¿Cómo te atreves...?— su cara comenzó a desfigurarse.

- Oye, estas haciendo un papel lamentable. Hay millones de mesas, puedes sentarte en cualquiera. Ahora déjanos a mi amiga y a mi comer tranquilas.

Hago el ademán de sentarme pero ella me detiene y chilla:

- No me conoces aún.

- Tú menos a mí, por lo que te recomiendo que no me molestes. – amenacé ya sin paciencia.

- ¿Y qué vas a hacer? Mugrosa. – Me empujó. Toda la cafetería dijo “Uhhh”.

Di media vuelta simulando irme. Ella sonreía y chacoteaba con sus amigas. Entonces volví sin decir nada y le dí un puñetazo justo en la nariz.

Ella comenzó a gritar y sus amigas fueron a socorrerla.

Ashley me miraba atónita y varios murmuraban cosas por detrás.

— ¿Quieres empujarme de nuevo? Prueba, a ver qué tal te va.

Sus amigas trataron de venir a golpearme entre tres, pero antes de que algo sucediera, unos brazos me rodearon y me sacarón de allí antes de que pudiera mover un dedo.