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- ¿Don Juan Triunfante?

Dije mientras recogía aquella carpeta roja que tenia escrita en su portada aquel nombre tan interesante.

Después de todo lo que pasó ayer decidí quedarme en la casa de Erik por un tiempo, en lo que se recupera él y el teatro, así que cuando me desperté me dispuse a limpiar, un poco, la casa de Erik... limpiar pero sin mover mucho las cosas de donde las tiene porque, de seguro, se enojaría conmigo.

Las partituras que estaban en el suelo las medio apile en el suelo y, entre ellas, me encontré esta carpeta.

Me senté en la primera silla que vi, la única que esta en el cuarto de Erik, y abrí la carpeta que adentro tenía las partituras de una obra.

- ¿Qué haces con eso?

Cerré la carpeta de golpe y pude ver a Erik sentado en la cama mirándome fijamente.

- Estaba recogiendo y la encontré tirada -Dije mientras me levantaba de la silla y colocaba la carpeta en el buró- ¿Tu la escribiste?

- Si -Dijo fríamente- Pero nunca me pidas que la toque porque no lo haré

- ¿Por qué?

- Porque es una obra escrita con sangre y... no esta terminada

Que mal, sería increíble que pudiera mostrarla en el teatro... ¡Eureka!.

- Erik ¿Aún deseas estar con Christine?

- Si... pero ella se a ido con Raoul -Gruñó al pronunciar aquel nombre.

- Y que tal si haces que ella actue en tu obra 

- ¿Quieres que Christine interprete Don Juan Triunfante?

- ¿Por qué no? Puedes que termines triunfando -Dije acentuando la última palabra.

- Desearía que mi Don Juan llegara a ser presentado algún día... pero no quiero que Christine o tu estén en ella

- ¿Por qué? ¿Es tan impactante para que no quieras que la escuchemos o estemos en ella?

- Necesito ir al baño -Dijo Erik mientras se levantaba de la cama.

- Ah no, no me puedes dejar así -Dije mientras me levantaba de la silla y lo agarraba del brazo.

Cuando lo agarré sentí como una especie de electricidad recorría mi mano y subía por mi brazo.

Levanté la vista y me topé con los ojos de Erik que me miraban sorprendidos, creo que él también sintió eso.

Solté a Erik y bajé la mirada observando mis dedos, sentí como él caminó por mi lado rozandome levemente.

Cuando escuché la puerta del cuarto cerrarse me senté en la silla y me llevé la mano derecha a la frente.

¿Qué fue eso?

Nunca había sentido electricidad al tocar a alguien... excepto cuando me dan toques... ¿será lo mismo?.

Mi frente estaba caliente, espero que no me valla a dar temperatura porque si no...

- ¡Mi máscara!

Gritó Erik mientras abría la puerta de un golpe, me giré hacia al buró y tome rápidamente la máscara mientras me levantaba de la silla.

- ¡Damela! -Gritó Erik mientras se acercaba hacia mi.

- No -Dije- No te la daré a menos que tengas que salir a la calle o al teatro

- ¿Por qué? -Dijo Erik con un notorio enojo en sus palabras.

- Para que te alivies más rápido -Erik rió- Estoy hablando en serio

- A mi no me importa -Dijo cuando dejó de reir- Yo quiero la máscara

- ¡Pues a mi si me interesa! -Grité- Quiero que estés bien Erik

Erik agachó la cabeza y pasó una mano por ella.

- ¿Quieres verme humillado? -Preguntó Erik mientras levantaba la cabeza.

- Claro que no -Respondí.

- Entonces también me quitaré esto

Erik paso sus manos por su cabeza y lentamente vi como se iba desprendiendo su cabello.

No, no era su cabello, era una peluca.

Poco a poco se fue desvelando el poco pelo que tenía dejándose ver que su deformación era aún más grande de lo que yo había visto.

Retrocedí hasta sentarme en la cama, Erik se acercó a mi y se arrodilló enfrente.

- ¿Querias verme derrotado? -Preguntó Erik- Aquí estoy ¡Mirame! -Agarró mis manos- Toca esto, oh, yo se que querías hacerlo porque son muy curiosas las mujeres

¿Qué está diciendo?

- Se que dijiste que no me tenias miedo ¡Pero mirate! en tus ojos hay un profundo terror... Christine también fue curiosa

- Erik -Dije casi en un susurro.

- ¡¿Qué?! -Gritó soltando mis manos.

- No me aterra tu rostro... me aterra más lo furioso que te puedes poner, tu enojo, tu irá

Erik río fuertemente, de esas risas que te pueden dar miedo y hasta locura.

- ¿Sabes que estoy diciendo lo qué Christine te dijo? -Erik dejo de reír de golpe y me miró con los ojos abiertos.

- ¿Cómo sabes que Christine me dijo que le aterra mi furia?

- Porque ella me lo dijo -Dije mientras agachaba la cabeza- El dia... ayer me lo dijo, antes de que saliera en la obra y antes de tirar el candelabro

Se hizo un silencio profundo en la habitación y varias lágrimas se derramaron por mis mejillas, aún me sentía terrible por haber dejado caer el candelabro encima de tantas personas.

- No te sigas atormentando por lo que pasó ayer Abigail -Dijo Erik mientras acariciaba mi cabeza con una mano- Mejor ve pensando como le vamos a hacer para poder terminar mi Don Juan

- ¿Cómo? -Dije mientras levantaba la cabeza y Erik quitaba la mano de esta.

- Lo que escuchaste, tu me ayudarás a terminar mi Don Juan Triunfante y también me ayudarás para que no sea tan... tan...

- ¿Impactante?

- Exacto -Dijo Erik- Y así podrá ser mejor admirada y no sufrirán tanto... por lo menos en una parte

Sonreí, escribiré con Erik una obra, no me lo podía creer, por mi interior estaba gritando de emoción como si a un niño le regalaran un dulce.

Ayudaré a que la obra sea escuchada por todos aquí en París y a que Erik se quede con Christine.

Con Christine.

Creo que eso no me hace muy feliz.

Soledad Bajo TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora