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Una semana después

A pasado una semana después del baile de las máscaras y no e podido ver a Erik, no se si está bien o no, si esa comiendo bien... o si, tan siquiera, me extrañe.

La madre adoptiva de Christine, la señora Valérius, me a tratado muy bien estos días y, de vez en cuando Raoul y Christine vienen a vernos... en realidad vienen a ver a la mamá de Christine.

En el teatro, según lo que e a contado Christine, han terminado de ensayar la obra y, el día de hoy, será su presentación y, como habíamos acordado, nos encontraríamos aquí en perros para poder entrar yo en su lugar. 

- Todo esto me aterra -Dije mientras dejaba caer mi rostro en el pequeño escritorio que tenia enfrente que me servía como tocador.

Mi mente decia que me tranquilizara pero, muy en el fondo, pensaba que esto saldría mal o que Erik hiciera alguna cosa que arruinara mis planes.

Levanté mi cabeza y me miré al espejo, abrí la pequeña caja que tenía enfrente y de ella saqué un par de pupilentes color café claro, cuando terminé de ponérmelos me miré al espejo y pude observar que ya no era yo... era Christine.

Respiré profundo y me levanté del asiento, agarré la capa que tenía en la cama y me la puse tapando con ella el precioso vestido azul que traía debajo.

La ropa que traía ahora mismo era una replica exacta a la ropa con la que Christine llegaría a aquí para que nadie sospechara de mi.

Bajé a la sala a esperar a la susodicha que tardó varios minutos en llegar y, cuando lo hizo, llegó exahusta.

- ¿Qué te pasó? -Pregunté mientras me acercaba a ella- ¿Por qué vienes así?

- Tuve que correr cuando salí del teatro para pedirle a un taxi que viniera por mi, luego bajé varias cuadras atrás antes de llegas a aquí y volví a correr -Tomó aire- Tenía miedo de que Raoul o Erik me encontraran antes de tiempo 

- Bien, respira un poco y ve a cambiarte porque, puede, que Raoul venga para a aquí 

- Voy... suerte

Sonreí, fui a despedirme de la señora Valérius y salí de la casa con rumbo al cementerio de Perros, iba a hablar con el padre de Christine para que pudiera entender, desde el más allá, porque me iba a hacer pasar por su hija y que para que mi padre también me escuchara.

Llegue al cementerio y caminé lentamente hasta donde Christine me había dicho que era la tumba de su padre.

- Mi padre siempre dijo que me querría hiciera lo hiciera -Susurré- Little lotte pensaba en todo y en nada, mi padre me prometió siempre protegerme, su padre le prometió enviarle un ángel de música -Una lágrima se resbaló por mis mejillas- Su padre prometió...

Caí de rodillas al suelo y comencé a llorar abiertamente cuando un violín comenzó a tocar una melodía estremecedora, tanto, que dejé de llorar completamente para verme envuelta en ella.

Sentía como si esa música me llamara y me dijera: "Ven hacia mi, conmigo estarás bien" hasta que comprendí que esa música debía tocarla alguien, alguien que esperaba que alguien viniera a aquí.

- ¿Ángel? -Pregunté mientras salía de mi trance- ¿Fantasma? -Dije mientras hacia que mi voz sonara temblorosa.

- ¿Acaso has olvidado a tu ángel?

La maguestuoa voz de Erik resonó por todo el cementerio como si estuvieramos en una cueva, como si un eco tuviera.

- Ángel -Dije como si tuviera un poco de miedo- Me hablas despúes de mucho, después de miedo, como eco en una cueva 

- Es porque te has apartado de mi pero a mi deseas regresar, en el temor te encuentras 

- Pero no deseo irme -La voz de Erik estaba dentro de mi ordenandome que hacer como si de un hipnotista se tratara- ¡Porque mi alma tuya es!

- Porque tu alma mía es -Susurró Erik.

Estiré mis manos al viento ya que en realidad no sabía donde estaba Erik, no sabía en que lugar de todo el cementerio estaba.

La música del violín volvió a resonar por todo el cementerio haciendo que yo volara con ella a lo lejos se escuchaban gritos casi inaudibles cuando la música se detuvo de golpe y la voz de Erik volvió a resonar.

- Yo soy tu ángel de música -Su voz se escuchó hipnotizante, giré mi cabeza y ahí estaba él parado enfrente de varias lápidas- Ven a tu ángel de música -Era como si su voz me lo estuviera ordenando porque así iba yo, hacia él hechizada por su voz- ¡Yo soy tu ángel de música, ven con tu ángel de música! 

- ¡Christine! 

La voz de Erik calló y yo me giré hacia donde habian hablado, era Raoul, corrió hacia mi y me tomó por los hombros, como instinto lo abracé, no entendia que era lo que me había pasado era como si Erik pudiera manipularme con su voz, no sabía que tenía ese poder.

- ¿Estás bien? -Preguntó Raoul mientras se separaba un poco de mi sin soltarme a lo que yo solo asentí- Maravilloso, no te preocupes pronto

- ¡Bravo! -Se escuchó la voz de Erik resonar de nuevo por todo el cementerio, me giré a donde estaba pero ya no había nadie ahí- ¡Esta escena es muy romántica mounsier pero le recuerdo que ella me pertenece a mi!

- ¡Usted no tiene derecho a hablar así! -Gritó Raoul al viento mientras yo miraba por todos lados para ver donde se encontraba Erik- ¡No es dueño, puede amar su música pero no a usted! 

Erik comenzó a reir de manera tenebrosa, me giré hacia Raoul y tapé su boca, no quería que esto se hiciera más grave de lo que ya era, después me acerqué a su oído para susurrarle.

- Es mejor irnos ahora 

Agarré la mano de Raoul y lo comencé a arrastrar por el cementerio cuando una calavera rodó hasta nuestros pies, comenzamos a correr más rápido mientras que más calaveras rodaban como si estuvieramos en los bolos pero nosotros éramos los pinos.

- ¡Nadie puede huir de el ángel de la destrucción! -Resonó la voz de Erik por el cementerio.

Raoul y yo nos detuvimos en seco y las calaveras dejaron de rodar hacia nosotros.

- ¡Ángel! -Grité mientras caminaba unos pasos para enfrente, Raoul me agarró de la muñeca.

- ¡No más trucos! -Gritó Raoul- ¡La decisión está tomada! 

- ¡Eso cree usted mounsier! -Gritó Erik mientras se dejaba ver, estaba detrás de la tumba del padre de Christine- Pero las desiciones aún no están tomadas, Christine tiene el destino aún en sus manos 

Agarré firmemente a mano de Raoul y lo arrastré hasta salir del cementerio, ahora me arrepiento de lo que estoy haciendo.

Soledad Bajo TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora