Capítulo 13

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Lily.

2 semanas antes.

Alex se había despedido de mí sin nada que decir, lo cuál me pareció extraño y hasta cierto punto, me dolió, pero no dije nada, porque parecía que lo de su madre lo había afectado en verdad.

Quiero ponerme en la posición de Alex, de verdad, pero cada vez lo entiendo menos.

¿No sería más sencillo perdonar a su mamá y liberarse de todo el peso que carga?

Entiendo que la señora cometió un grave error, pero somos seres humanos, es naturaleza equivocarse.

Quiero hacer algo para Alex, algo que de alguna manera pueda animarlo y quitarle esa cara de mal humor.

Así que se me ocurrió que Freddie sería de gran apoyo para mí, pues lo conoce de toda la vida, y podría ayudarme.

Lo cité en una cafetería en el centro de la ciudad para ver qué se nos ocurría.

— Hola, Lils.

— No me digas Lils, Alfred — Dije en tono de broma mientras lo saludaba.

Ordenamos y comenzamos a hablar mientras esperabamos nuestros alimentos.

— ¿Y a qué se debe que me hayas citado aquí? — Preguntó mientras curioseaba en el menú.

— No sé si has notado que Alex a estado mal estos días...

— Lily, Alex siempre está mal, o eso era hasta que te conoció.

— ¿A qué te refieres?

— Desde la muerte de su papá, Alex a sido un chico muy reservado, triste y solitario. Yo sigo con él porque a diferencia de los demás, yo lo conozco desde que eramos unos pequeños engendros del diablo. — Reí ante su comentario.

— ¿Qué te parece si vamos a la playa? Los tres. — Pregunté y Freddie no tardó en asentir.

— Alex ama la playa, es un lugar que le recuerda mucho a su papá.

Me siento feliz por encontrar lo que vamos a hacer.

— Y cuentame, Freddie, cómo van las cosas con... — Olvidé el nombre de su novia.

— ¿Anna? Ayer yo... terminé con ella.

— Cielos, yo... ¿Lo siento?

— No pasa nada. La verdad es que el no pasar tiempo juntos fue lo que mató lo nuestro.

— ¿Y tú como estás?

— No sé, no me siento bien pero tampoco me siento mal, estoy... normal.

— Me alegro mucho por ti.

— ¿Y qué me dices tú? ¿Cómo van las cosas con Alex?

Ay, Alex.

— La verdad no sabría decirte.

— ¿A qué te refieres, Lily?

— Alex ha estado muy distinto éstos días. No es tan cariñoso como antes, es más frío, y con lo de su mamá anda en otro mundo.

— Por eso las chicas suelen alejarse de él. Desde lo de su papá no se interesa mucho por las chicas.

La verdad no me imaginé que no le interesaran las chicas, porque desde el primer día que lo vi,supe que le había gustado, como él a mi.

— Creo que solo una chica tan linda como tú podía lograr que se fijara en ella. — Dijo y su comentario, sorprendentemente, hizo que me ruborizara.

— Bueno... será mejor que me vaya. — Informé mientras me levantaba.

— Espera, Lily. Conozco un parque cerca de aquí ¿Te gustaría ir a caminar?

— De acuerdo.

***

— ¿Qué hicimos, Freddie?

— Creo... creo que es algo que ambos queríamos.

— ¡Yo no quería esto cuando nos vimos en la cafetería!

— ¡Pero lo querías cuando me correspondiste el beso!

— Fue un impulso.

— El acostarnos también fue un impulso, seguramente.

— Ambos estabamos tristes, creo que solamente sucedió.

— En eso estoy de acuerdo, pero estabas conciente y no te obligue a nada.

— ¿Qué vamos a hacer?

— Lo obvio, continuar haciéndolo.

— ¿QUÉ?

¿Qué?

Quiero repetir esto, Lily.

— ¿Qué estás loco, Alfred?

— Eres increíble Lily, quiero hacer esto muchas más veces.

— ¡Debes pensar en Alex! ¿Cómo crees que se sentiría si supiera que lo engaño con su mejor amigo?

— Seguramente muy mal, pero el no debe enterarse. Además tu igual quieres.

No puedo refutar nada ante eso.

— Esto es incorrect... — Freddie me calla con un beso que no puedo rechazar, mientras se coloca encima de mí.

***

2 semanas después.

— Chicos, creo que debo meditar un poco esto. ¿Podrían esperarme unos minutos?

— ¿No quieres que te acompañe? — Pregunté.

— Descuida, guapa, me servirá estar sólo.

— Como gustes, Alex. — Contesté y este inmediatamente salió.

En cuanto cerró la puerta, Freddie comenzó a besarme.

— ¡Freddie! — Dije entre besos.

— No podía soportarlo más, amor — dijo mientras besaba mi cuello.

— ¡Alex volverá en cualquier momento! — Dije separandolo un poco de mí.

— Tardará más. — Respondió para luego volver a atacar mi cuello.

Perdí la cuenta de los minutos que estuvimos besándonos.

— ¿PERO QUÉ CARAJOS...? — Gritó una voz bastante conocida para ambos, e inmediatamente nos separamos.

Estamos jo-di-dos.

The Murder ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora