Capítulo 7

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Maratón 2/3

— ¿Para ella si tienes tiempo, Mónica? — Pregunto con toda la intención de hacerla sentir mal.

Ella se queda tensa por un momento y dirige su vista a mis ojos. — Alex, vamos a hablar ¿Ok? — Dice, ignorando mi pregunta.

— Perfecto, porque tengo muchas dudas ahora mismo, mamá. — Digo remarcando la última palabra con un tono de reproche.

— Y estaré dispuesta a responderlas, Al. — Cielos, tenía mucho que no me decían por ese apodo.

Al.

— ¿Que te hizo pensar que abandonarme iba a ser la mejor opción? —

— La verdad mis razones no son nada convincentes, pero las diré de igual manera — Dice con un tono decidido.

— Por favor. — Replico.

— Cuando tu padre fue asesinado, entre en una depresión aguda, tan aguda que no comía ni salía de mi cuarto si no era necesario. El médico me dijo que si no salía de mi habitación, iba a desnutrirme mas de lo que ya estaba, así que lo hice. Pero en cuanto te vi, siguiendome a todos lados, buscando mi atención y mi cariño, me sentí muy sofocada. Si de por sí no podía con mi tristeza y mi amargura, mucho menos con la tuya, hijo.

— ¿Por qué me tratabas tan mal, mamá? — Ya estaba llorando.

— Porque... — Se quedó callada un momento. — fue porque... — Diablos, solo dilo, pensé. — porque me recordabas... me recuerdas mucho a el, hijo. — Dijo y se hecho a llorar desconsoladamente.

La verdad no pensé en eso.

— Cada que te veía, cada que me veías y cada que me hablabas, veía a tu papá, Alex, y la verdad no podía soportar eso. Comencé a hablarte y tratarte mal para que te alejaras de mí.

— Mónica, yo... —

— Hay algo más, Alex, y siento que en cuanto te lo diga, no querrás volver a saber nada de mí. — Dijo y el miedo se apoderó de mi.

— Solo dilo, mamá. —

— Yo... Luego de que pasaron unos días, me llegó un aviso de los juzgados, diciendo que leerían el testamento de tu padre, así que fui, aunque tu nunca supiste de eso, pues yo no te quise avisar. — Admitió, viéndome con tristeza. — Cuando llegué a los juzgados, y leyeron el testamento, éste decía que el 100% de todo lo que poseía tu padre pasaría a ser tuyo al cumplir la mayoría de edad. —

No puedo creerlo, aunque no puedo emitir un sonido, por eso sigue con su explicación.

— Estaba furiosa, no entendía por qué no me había dejado nada a mí. Yo... la verdad es que te agarre coraje Alex, así que entramos yo y mis abogados a un juicio por quitarte el dinero, alegando que eras mebor de edad, pero obviamente no me fue concedido el dinero. En aquél entonces mis ideas eran llevarme el dinero conmigo y dejarte con tu tía, y así lo hice. No sabes cuanto me arrepiento el día de hoy. No hay un solo día en el que no pienso en ti.

»Cuando creció tu hermano Max, te busqué, pero me enteré que tu y tu tía se habían ido de Nueva York. Busqué por todos los lugares donde pude, y no había ningún rastro de ti. Cuando me fui con Max, quise darle por lo menos a uno de mis hijos una madre de verdad, así que me dediqué totalmente a él, lo mismo que con tu hermana.

»Pero eso no quiere decir que te haya olvidado, Al. Tu eres mi hijo mayor, mi orgullo y el de tu padre. Estoy segura que el habría querido que te convirtieras en el hombre que eres hoy. No sabes como me alegro de que seas un hombre de bien y autónomo. Nunca tuve la oportunidad de agradecer a tu tía Amanda el haberse hecho cargo de ti, es algo que nunca podré pagar.

»Y ahora quiero enmendar mi error, comenzando por devolverte el dinero que por derecho es tuyo, es el mayor error que he cometido. También quiero seguir en contacto contigo, que conozcas a tus hermanos, que juegues con ellos, que los quieras como ellos te quieren desde antes que supieras de su existencia. Si decides que no quieres perdonarme, por lo menos no pierdas el contacto con tus hermanos, no ahora que quieren que convivas con ellos. Perdóname, hijo.

Me quedé sin palabras.

The Murder ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora