Capítulo 6

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¿Miedo?
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Un par de días después las cosas seguía igual. Ella tan sonriente y curiosa mientras que él seguía siendo el mismo chico callado, nada fuera de lo común.

La fecha de exámenes estaba bastante cerca, Eva se concentraba en estudiar mientras que William seguía tomándose a juego las clases, en especial física y matemáticas.

El profesor había mandado a llamar al padre de William un sin fin de veces, pero el hombre nunca se presentó, después de tantos intentos el profesor se dio por vencido con William.

Era la hora para almorzar y como siempre William se encontraba caminando por los pasillos, junto a él se encontraba Eva, quien no dejaba de hacer preguntas que obviamente William no respondería.

¿Te gustan los gatos? ¡Oh! yo tengo un gato, se llama esponja —. Rió leve.

—¿Por qué sigues aquí? —.  Preguntó a Eva —. Te han excluido de los demás —. Suspiró pesadamente. Eva rió de una manera nerviosa y se detuvo.

—No me importa si soy alejada del resto —. Musitó teniendo una sonrisa entre sus labios —. Tampoco me importa si paso desapercibida —. Se dio la vuelta quedando frente a frente, no había poco más de 7 centímetros de diferencia, en las alturas.

Ya veo —. Respondió él —. Los gatos tienen una apariencia tierna, pero tienen garras que te atacan en cualquier momento. 
—Algún día debes conocer a esponja, él es diferente al resto, nunca rasguñaría a una persona.

—¿Cómo murió tu madre? —. El silencio se hizo presente en el ambiente, algo dentro de Eva decía que aquella no era una pregunta fácil de responder —. ¿Cuál es tu alimento favorito? —. preguntó cambiando de tema.
—No tengo un favorito, en particular me alimento de todo, a excepción de lo agridulce, es tan desagradable —. Hizo una mueca mientras llevaba una paleta a su boca para luego guardaba la envoltura de ésta en su bolsillo —. ¿Y la tuya? la tuya?
—No soporto la comida picante —. Se encogió de hombros —. ¿Te has enamorado, alguna vez?

William de nuevo permaneció callado, pero antes de que Eva pudiese cambiar de tema abrió la boca para hablar.

Pasó una sola vez —. Su mente se quedó en blanco —. Pero murió de cáncer.

—¡Oh dios! lo siento, no quería hacer que recordarás algo tan doloroso.
—No lo fue —. Respondió cortante —. ¿Tú te has enamorado?
—Estoy en una relación, él está en otro instituto, pero va a mi casa a visitarme —. Una sonrisa apareció inconscientemente en su rostro —. Pero a veces es distante, en otras ocasiones es muy tierno y en algunos momentos siento que no me quiere en lo absoluto.
—¿Y por qué sigues en ese agujero que desperdicia tu tiempo?
—¿Pero qué dices?
—Las personas van y vienes, los años pasan rápidamente. Pierdes tu tiempo es un simple agujero oscuro cuando podrías estar sobre estrellas.
—Tal vez tengas razón, pero... Él me ha dado el cariño que mis padres nunca me han concedido.

Después de aquella, no tan corta, plática ninguno de los dos se atrevió a pronunciar una sola palabra quedando en un ambiente completamente silencioso y para nada incómodo.

Las clases continuaron, el aburrimiento era parte del día.
Ella se encontraba tan pensativa y él, en cambio, tan callado ignorando todo a au alrededor, nada fuera de lo normal.

Ambos ahora caminaban de vuelta a casa, al menos hasta que cada uno tomara un camino diferente.
—¿Dónde has conseguido aquel cubre bocas color negro? —. Preguntó rompiendo el hielo. William sólo la miró y se encogió de hombros.

—Estaba frente a la puerta de mi casa.
—Ya veo, que extraño y misterioso —. Miró de reojo a Will —. ¿Por qué no vienes a mi casa?
—¿Por qué?
—Porque si.

La fuerza de Eva, una chica alta y con cuerpo normal, era increíble pues logró llevar a rastras a William por el camino que conducía a su hogar.

Le agradarás a mi madre, ella es super linda y amable.

Al llegar a la casa, Eva corrió hasta la puerta haciendo señas a William para que la siguiera, mientras que éste no tuvo más opción que sonreír forzosamente al ver a la madre de Eva en el marco de la puerta.

—Mira madre, he traído un amigo —. Eva tomó del brazo a William.

—Buenas tardes jovencito —. Sonrió con dulzura.
—Buenas tardes, señora —. Estrecho la mano de la mencionada —. Mi nombre es William —. Su voz en esta ocasión era como la de cualquier chico normal.
—¡Que lindo nombre!, pero pasen —. Se hizo a un lado dejándolos entrar —.¿Gustas tomar algo?
—¡Oh! Gracias, estoy bien así.

Eva rodó los ojos ante aquella respuesta.
—¿Puedes servir algo dulce pero frio? —. Miró a su madre con suplica y ésta asintió para luego alejarse hasta la cocina —. Y tú espera aquí, iré a colocarme algo más cómodo.

William se quedo quieto mirando  las paredes que eran adornadas por un, asqueroso, color rosa palido y decoraciones blancas.

Sería más agradable si las pintamos con sus entrañas.

Susurró algo dentro de William, pero un dulce y agudo maullido lo saco de sus pensamientos haciendo que mirara hacia abajo encontrándose con un lindo y tierno gato color gris, con ojos de diferente color y una cola tan esponjado.

Más asqueado no podria sentirse o al menos eso pensaba hasta que vio bajar  por las escaleras, a su compañera quien vestía una mezcla de colores pastel, un verdadero cáncer para alguien que solia usar ropa de colores oscuros.

William no tuvo más que sonreír y elogiar a su compañera, quien tenía el aspecto de una mocosa.
—Veo que has conocido a esponja —. Rió provocando que unos oye los se formarán en sus mejillas
—Es tan... Lindo —. si estuviese entre mis manos agonizando.

Aquellos pensamientos podrían resultar bastante perturbadores para cualquier persona sensible.
—Vayamos al jardín—. Tomó de la fría mano de William saliendo de casa y caminando hasta una banca bajo un par de árboles con flores pequeñas, color púrpura.


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Capítulo 6 terminado.
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Obsessed With BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora