Capitulo 10

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Victor terminó de arreglar sus botas y guardar sus armas, detrás de él, Cecil se tiró en el sofá soltando un bufido haciendo que el calvo rodara los ojos.

—¿Sucede algo? —preguntó.

—Entiendo que quieras hacer de esto una novela dramática, llena de acción, romance, suspenso y esas cosas —respondió Cecil dando vueltas en el mueble—. Pero ¿podrías apresurarte? Llevo casi una hora esperándote.

—No es mi culpa no tener supervelocidad —comentó Victor.

Cecil bufó y continuó haciendo sonidos de aburrición mientras Victor terminaba de arreglarse intentando en vano ignorar a la rubia.

—¿Y Don Falcone? —preguntó logrando callarla.

—Fui a visitarlo hace un rato —Cecil se levantó del mueble agarrando su cubo Rubik—. Había planeado regresar hoy, pero prefirió posponerlo. Ya sabes cómo es, siempre...

Victor frunció el ceño al notar como la velocista se callaba de golpe. Rápidamente se dio la vuelta mirando a su compañera inmóvil.

—¿Cecil? —preguntó preocupado ante el repentino silencio.

—No hables —lo calló la rubia acercándose lentamente a la ventana donde permaneció unos segundos mirando a la nada en completo silencio—. Una bomba.

Victor no tuvo tiempo para reaccionar cuando todo sucedió. En menos de un segundo sintió como su cuerpo era empujado a altas velocidades al mismo tiempo que un estallido ensordecedor y un intenso calor lo rodearon obligándolo a cerrar los ojos.

Cayó al suelo con fuerza sintiendo el césped húmedo bajo él. Al abrir los ojos, se sorprendió al encontrarse en los jardines de la mansión mientras la estructura de esta ardía y varios empleados salían huyendo por sus vidas.

Miró a su lado suspirando con alivio al ver a la velocista junto a él aparentemente intacta.

—¿Estás bien? —preguntó sentándose.

—Por poco —murmuró Cecil sacudiendo su cubo—. ¿Tú?

—Igual. Gracias —respondió sacudiendo su traje.

Ambos se levantaron con cuidado quitándose los escombros y el polvo de encima. Cecil agarró su cubo Rubik del suelo mirándolo fijamente.

—Tenemos un traidor —habló seriamente—. Y no es muy difícil saber quién fue.

—¿Cobblepot? —preguntó Victor.

—¿Quién más sabia que Falcone regresaba hoy de su viaje? —preguntó rodando los ojos—. Está claro que fue él.

—¿Y que hay de las Leyendas? —preguntó Victor llamando la atención de la rubia.

—Matemáticas básicas, calvo —dijo Cecil—. Pingüino debió buscarlos pidiendo ayuda para su madre, y ellos como supuestos héroes que se creen, debieron ayudarlo a planear todo esto. El maldito supo aprovechar su mínima oportunidad —dio un par de vueltas en su sitio bajo la mirada preocupada de Victor—. Contraatacaremos ahora, no se lo esperarán.

—No podemos con esto solos, Cecil —dijo Victor rápidamente.

—Ve dirigiéndote a la comisaria —habló Cecil caminando en la dirección contraria—. Yo conseguiré apoyo.

***

Victor se paró frente a las escaleras de la comisaria mirando el lugar tranquilamente. Tras unos minutos en los cuales nadie pareció percatarse de su presencia, una camioneta apareció a altas velocidades deteniéndose a escasos metros de él.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2018 ⏰

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