Victor cayó con fuerza en el impecable piso de mármol soltando un quejido en el momento que su cabeza impactó contra este. A su lado, Cecil maldecía retorciéndose en el suelo mientras se agarraba con fuerza el abdomen.
El calvo, al darse cuenta de la situación de su compañera, se arrastró hasta ella obligándola a colocarse boca arriba.
—Oh, maldita sea —murmuró al ver la herida en el pecho de la velocista—. Quédate tranquila, buscaré toallas húmedas.
No tardó en levantarse y salir corriendo en dirección a los baños. Con rapidez abrió las llaves de agua colocando varias toallas debajo de esta y miró impacientemente como las telas se humedecían en cuestión de segundos.
—¿Y qué tal tu día? —preguntó intentando distraer a la rubia.
—¡ERES UN MALDITO, ZSASZ! —gritó la rubia desde el salón principal.
—¡Si, mi día también estuvo bien, gracias por preguntar! —exclamó volviendo a cerrar las llaves y agarrando las toallas.
Volvió corriendo a la sala asegurándose de agarrar el botiquín de primeros auxilios y se arrodilló junto a la rubia que no dejaba de soltar pequeños quejidos.
—No te mentiré, esto te dolerá como el maldito infierno —murmuró Victor.
—Ya estoy en él, solo hazlo —respondió Cecil haciendo una mueca.
Cecil gruñó por lo bajo en el momento que la toalla humedecida hizo contacto con su herida sintiendo como la ardiente piel viva se estremecía con la toalla. Victor hizo un poco de presión en la herida viendo como la toalla rápidamente se teñía de un leve rojo.
—¿Estás bien? —preguntó Victor.
—Claro, solo me atacaron con una esfera explosiva —respondió la rubia sarcástica.
—Ha podido ser peor —comentó Victor y Cecil arqueó una ceja—. Han podido ser dos esferas explosivas.
—Púdrete, calvo —dijo Cecil riendo para después soltar un débil quejido—. Gracias —murmuró cerrando los ojos.
—¿Por? —preguntó Victor retirando la toalla y colocando una nueva.
—Por no dejarme sola allá —murmuró Cecil haciendo que Victor sonriera.
—Para eso están los compañeros.
Victor suspiró pesadamente al notar como la respiración de la rubia se tranquilizaba dándole a entender que se había quedado dormida.
En silencio continuó en su labor de curarla agradeciendo internamente el factor curativo acelerado que poseía la velocista facilitándole el trabajo. Unos cuantos minutos después, cuando finalmente la herida había cicatrizado ligeramente, levantó a la chica en brazos acomodándola cuidadosamente sobre un mueble. Al sentarse en el mueble adyacente un par de señoras encargadas del servicio entraron al lugar.
—Señor Zsasz, ¿gustaría de un café? —preguntó una señora mientras su compañera se encargaba de recoger las toallas ensangrentadas del suelo.
—Sería magnífico —respondió con un leve asentimiento de cabeza.
Ambas señoras salieron del lugar con rapidez. Victor pasó las manos por su cara con frustración antes de bostezar y colocar ambos brazos tras su cabeza al mismo tiempo que cerraba los ojos intentando relajarse por el largo y tedioso día que había tenido.
Rato después, Cecil entreabrió un ojo verificando a su alrededor para después sentarse restregándose un ojo con la mano.
—Juanchito, ¿Cuánto dormí? —preguntó mirando al guardia firme frente a la puerta.
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Saved by Villains
FanfictionLa ciudad de Gotham se ve amenazada por dos nuevos asesinos, Victor Zsasz y Necrostar que bajo las órdenes del famoso jefe de mafias Don Falcone no dudan en crear embrollos por las calles, provocando el miedo y pánico a cada habitante en la ciudad y...