Reflexiones de una mente inquieta

MI PUTO ARMARIO

No hay nada más bello que amar y ser correspondido. Sabio aquel que pronunció estas palabras, y tonto el que no las crea.

Llevo dos años conociéndote, dos años sonriéndote, dos años enamorándome de ti. Pero ahora está el, al que yo te presente, un año y se ha enamorado. Aunque a decir verdad da igual, por qué enamorarse de ti es de personas cuerdas.

Me da miedo, rabia, me llena de ira, y me enfada que el haya sido capaz de declararse de la noche a la mañana. Y yo por el contrario, dos años tras las puertas de mi armario, escuchándote hablar de los chicos con los que has estado en verano, para que más tarde apoyes tu cabeza en mi hombro, yo la cabeza en la tuya, y así quedarnos hasta que el frió nos obligue a movernos. En esos momentos, me convenzo del hecho de que tú también me amas, que tú también extrañas mi voz, mis gestos y palabras. Pero luego recuerdo que solo somos dos amigas, sentadas en un parque y peinadas por la brisa.

Maldigo el día en el que decidí seguir apareciendo, para seguir dejando que este amor clave dagas en mi pecho.

No te haces una idea del daño que me causan tus abrazos, tus cogidas de mano, los besos en la mejilla cuando despistada me hallo. No sabes cuánto deseo besarte, abrazarte y nunca soltarte, ir contigo al cine para ver una historia que realmente sea interminable, y no soltar tu mano en ningún momento.

Pasear contigo a solas, eso sí que es perdición, quererte y no tenerte, por un miedo que habita en mi interior.

Y si escribo está prosa, es por que te extraño, por que deseo tenerte a mi lado, deseo salir de este puto armario.