La hija de Afrodita

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Hay una guerra desatándose en el corazón de Nueva York. El rey de los titanes, Cronos, está intentando apoderarse del mundo. Muchos han caído por su culpa o en su nombre, muchos otros han traicionado a sus hermanos... yo soy un ejemplo de eso.

Pero eso no importa mucho. Ahora mismo me encuentro sentada en mi litera de la cabaña diez. Mi mente es un revoltijo de emociones y pensamientos, ninguno coherente, ninguno secuencial.

Pero entre todo lo que habita en mi cabeza, hay una pregunta que no deja de dar vueltas... ¿Qué es el amor?

El amor es ese sentimiento que te llena el alma, es aquel que aumenta tu felicidad y te da motivos para vivir un día más.

El amor es aquello que crea motivos y provoca sueños. Es aquello que maneja el mundo a su antojo.

Es algo hermoso, algo bello, algo divino, algo dulce, algo fantasioso, algo intenso, algo apasionado... algo muerto.

Muchos creen que lo peor que puede sucederle a alguien es que se acabe el amor.

Están completamente equivocados. Hay dos cosas que son peores.

Una es amar con toda el alma y no ser correspondido. Tal y como me paso al principio.

La otra es amar sin límite ni restringiese para luego perderlo. Esta última fue la razón por la que decidí morir.

Soy Silena Beauregard, una hija de Afrodita, la consejera de mi cabaña; hija, amiga, hermana y novia. Y está es mi historia.

Llegue al campamento mestizo cuando tenía 10 años. Mi padre le había prometido a mi madre antes de que ella "muera" que me mandaría a su viejo campamento todos los veranos desde mi décimo cumpleaños.

Él cumplió, después de mi madre nunca se volvió a casar o a salir con alguien más. Solía decir que no podía amar a nadie más como la amo a ella y que para él era más que suficiente mi compañía. Esa fue una de las razones por las que me uní a Cronos.

Ver a mi padre solo me hizo, de cierta forma, odiar a Afrodita. No podía perdonarla por condenarlo a una vida sin amor. Por eso, tampoco cumplí con la tradición de la cabaña diez. Todos los hijos de Afrodita tenían que enamorar y romper el corazón de alguien. Yo me negué a hacerlo... tal vez es por eso que el karma del universo hizo que quien terminara con el corazón partido fuera yo.

Cumplí doce años cuando Luke llego al campo. Desdé el primer momento en que lo vi me enamore de él. Era alto, guapo, amable, caballeroso y también sentía un odio por su padre. Podíamos haber sido el uno para el otro. Pero Luke no podía amar, su corazón pertenecía a la hija de Zeus.

Yo lo intente, realmente intente enamorar a Luke. Hice mi mejor esfuerzo, ilusamente creí que lo estaba logrando, nunca espere que en realidad fuera Luke quien estuviera cautivándome.

Para cuando me di cuenta, esta irremediablemente enamorada de Luke.

Todo estaba bien, podía vivir con eso. Amar a Luke, aun cuando sabía que nunca me correspondería con la misma intensidad, era suficiente para mí. Es en eso que Cronos hizo su aparición y todo se fue al Tártaro.

Desdé la intromisión de Cronos, Luke dejo de ser el mismo. Todo lo que rondaba por su cabeza era el deseo de venganza contra los dioses. Yo fui demasiado estúpida para alentarlo. Pero no podía hacer otra cosa, yo lo amaba.

Luego llego Percy al campamento y Luke hizo todos los movimientos necesarios para finalizar el plan que Cronos estaba formando. Todo termino demasiado rápido. Luke casi mata a Percy, todo el mundo se entera que Cronos está regresando y yo fui dejada atrás.

One Shots/Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora