Capítulo 22: Rivales

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Sus ojos se abrieron pesadamente, al principio, su vista estaba reducida a brumas e imágenes borrosas, pero luego de parpadear un par de veces, todo se aclaró.

Un techo de madera oscura fue lo primero que vio, estaba recostado, pero, precisamente ese no era el techo de su cabaña, ni esa era su habitación.

Tragó saliva y la garganta le ardió como si hubiese tragado fuego.

Quiso maldecir por el dolor que le inmovilizaba el cuello, pero no pudo encontrar su voz.

Era como si el peor somnífero del mundo le hubiese hecho efecto.

Parpadeo un par de veces, e intentó levantarse, el cuerpo le pesaba y dolía, tenía fieras cicatrices de garras en sus costillas, pecho y estómago, sin embargo ya casi se habían desvanecido.

Reconoció el dulce aroma de Riley mezclado con el de Aiden, esta era su cabaña. También identificó el aroma de Aria, Hunter, y otro que le erizó el vello de la nuca.

Sutil aroma humano mezclado con jazmín.

A pesar del dolor, giró su cuello al sentarse, fuertes latidos se oían en su cabeza, pero todo quedó silenciado, ahogado, al ver la imagen de la mujer durmiendo en un sillón individual a su lado.

Cabello liso, suave y negro caía sobre su rostro, acurrucada de una forma que sólo un felino flexible podía hacer, Shelly se veía pacífica, calma. Su guardiana atrapada por un sueño sereno.

Puso en orden su mente, recordando cómo y porqué amaneció en la cabaña de Riley, y qué hacía Shelly con él.

El último recuerdo fue una silueta apuntándole con un arma mientras un cambiante leopardo lo tenía aprisionado por el cuello, asfixiándolo. En ese instante, no le quedaba oxígeno, lo más lógico que se le ocurría era que debería estar muerto.

— ¿Liam?

Shelly se despertó, bostezó, y se estiró en su lugar con movimientos gráciles.

Él reunió sus fuerzas para hablar, pero todo lo que le salió al primer intento fue un ronco sonido.

—Deberías volver a dormir —dijo algo somnolienta.

Pero luego abrió los ojos de golpe, se enderezó y fijó la vista en él.

—Necesito que me digas todo lo que oíste en el territorio de los leopardos.

Ante esa inesperada exigencia, pudo armar unas palabras entendibles.

—Aria. Es. Primero.

Ella se inclinó, apoyando sus codos sobre sus muslos. La intensidad de su mirada oscura le hizo querer rugir, de un insensato placer.

—Aria está lidiando con las ganas de destrozar a los leopardos. —Shelly se puso seria—. Le dije que apenas despertaras hablarías conmigo sobre lo que hayas hecho en tu "Misión" y que después yo le informaría para que decida.

La redención de Liam [Serie Ice Daggers 5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora