Bambi

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 Capítulo diez

Narra Theo:

 De nuevo acá, esperando a que Lucia se suba al Subte, hoy tengo planeado algo. Y es que gracias a la famosa ley de la atracción, simple coincidencia de la vida o, por cualquier otra cosa, Lucia se sube y se sienta enfrente mío sin siquiera verme.

 La veo y sonrío. El momento de ayer me la re subió y eso me da ganas para invitarla a cenar. Lucia levanta la mirada de su celular y me mira. Le digo "Hola" modulando los labios y se saca los auriculares mientras me sonríe, rodando sus ojos.

—¿Cómo andas? — me pregunta.

— Bien por suerte, pero estaría mejor si aceptarías una invitación a cenar— propongo.

—¿Sos joda? — se ríe —¿Me estás invitando a salir?

— Si pero como amigos, o un intento de eso, no te preocupes— suspiro —No tengo otras intenciones — le aclaro.

— Bueno, si es así acepto— dice — Creo que hay un par de cosas que me tenés que contar— me señala con su dedo índice y a su vez curva una de sus perfiladas cejas.

  Levanto mis manos en muestra de que soy inocente y me siento a su lado, donde un agradable aroma de una mezcla entre coco y vainilla inunda mi sistema.

 Mientras esperamos a llegar al McDonald's (que fue a petición de ella) intercambiamos números de teléfono y hablamos de cualquier cosa carente de sentido para pasar el rato.

 Ya en el restaurant con la típica bandeja en manos, nos sentamos listos para morfar todo.

 Hubo un silencio un poco incómodo hasta que sin darnos cuenta, agarramos el mismo sobre de mostaza. Reímos, dejando la incomodidad de lado.

— Y... ¿Me vas a decir por qué te fuiste? — suelta de golpe, mientras le da un mordisco a su hamburguesa.

 Se me seca la garganta y empiezo a toser. Tomo de mi gaseosa para "ganar tiempo". La miro y veo duda en sus ojos, así que empiezo a explicarle el porqué me fui. Y al terminar de contar, ella se queda en silencio, pensando.

—¿Y no pensaste en llamarme? — pregunta— Mirá que existían los celulares, no estábamos en la prehistoria, eh— dice mirándome de una manera que no puedo descifrar, ¿Indignación tal vez?

— Obvio que si, pero en ese entonces no tenía tu nuevo número de teléfono, ya que tu celular se te había roto — trato de explicarle.

 Veo que relaja sus facciones, dando a entender que tengo razón. Mueve su cabeza, como si estuviese descartando pensamientos, me sonríe y me dice

— Que boluda que soy — ríe —Perdón por tratarte algo mal, pero también tratá de entenderme. Estaba enojada ya que no sabía nada— me dice mientras alza su mano para acariciar la mía mientras sonríe, entendiéndome.

 De la nada, escucho la voz de alguien muy conocida para mi gritar a los cuatro vientos.

—¡¿Vos te pensas que soy tonta como para no darme cuenta de que tengo más cuernos que Bambi?!— chilla — ¿Es ella?— pregunta Valentina, quien giro para ver y la encuentro con el rostro rojo.

— No es lo que vos pensás— le dice Lucia.

— ¿Que estoy pensando? — empieza a llorar — ¿Que soy recornuda?— limpia con sus manos las lagrimas que caen de sus ojos, haciendo un desastre con su maquillaje.

 Estoy en shock, no puedo hablar. No caigo que Valentina me esté haciendo un quilombo por estar cenando con una vieja amiga.

— Solamen... — Valentina la calla.

— ¡¿Quien dijo que podías hablar?!— toma la gaseosa de mi vaso y hace una seña para que esperemos a que termine de tomar — Ahora si, ¡¿No te das cuenta que quiero que me hable él?!

— Bueno, disculpen — dice Lucia con cara de fastidio, arrastrando la silla para atrás, mientras que agarra su bolso.

 Y en lo que parpadeo, me doy cuenta de que se fue.

TheoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora