La china

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 Capítulo ocho

Narra Lucia:

 Cansada es la palabra que me define en este momento.

 Al terminar la secundaria, pensaba que la universidad iba a ser igual, pero nada que ver. Todavía siento que sale humo por mi cabeza.

 Llego a la boca del Subte y bajo lo más rápido posible, ya que hoy es el cumpleaños de mi vieja. Así que con su novio pensamos en hacerle algo como una fiesta sorpresa.

 Y como la suerte me acompaña siempre, estoy llegando tarde.

 Pero llego a la estación y trato de controlar mi respiración que está bastante acelerada. Nunca corrí tanto en toda mi vida.

 Miro la pantalla que está colgada al techo y leo que en cinco minutos llega el subte. Mientras tanto, me entretengo leyendo un libro que tengo que leer si o si para la universidad.

 Pasan los cinco minutos y saqué dos conclusiones leyendo el libro. La primera es que no entendí un choto, y la segunda es que el tren tiene que llegar ya. Y tengo razón, en un parpadeo, el tren está delante mío.

 La gente baja del tren y luego subo. Busco un asiento y lo encuentro. Me siento y guardo el libro dentro de mi bolso. En eso, alguien me llama.

— Lucia.

 Levanto la mirada y miro a quien me habla.

 No puedo evitar quedarme pasmada viéndolo. O sea, Theo dijo mi nombre.

 SE ACORDÓ DE MÍ.

 Salgo de mi trance sacudiendo un poco la cabeza. Pensamientos negativos la invaden, y cedo a ellos.

—¿Ahora te acordás de mí?— sonrío cínicamente. — Te voy avisando que pasaron tres años.

— Lu, quiero arreglar las cosas— me mira con esos ojos verdes llenos de algo que no puedo descifrar.

— Lo hubieras hecho hace tres años, Theo, pero te voy a decir una cosa más— le digo mientras agarro mi bolso y me voy levantando del asiento, quedando frente a frente con él. — Ya no soy la misma, eso lo hubieras pensado antes, hace un par de años.

 Sin más que decir, me retiro sintiéndome diva. Estoy caminando un par de pasos y escucho hablar a la china que se sentaba a mi lado.

— Talado, eh— le dice enojada a Theo.

 Y Theo... Theo no le da bola.

 Me quedo en la puerta y cuando abre, me bajo.

 Ahora si que hay que correr. Me digo mentalmente viendo la hora en el celular.


TheoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora