Corrieron hasta donde se encontraba Olaf, entre los dos tomaron las partes de su pequeño cuerpo y regresaron al cuarto de Anna, cerrando la puerta con la llave.
—Ahora… ahora… —Elric continuó murmurando la misma palabra por unos segundos—. ¡Ya sé! Entra rápido a la cama, quédate ahí, quieta... oh, mi error, quieto en la cama y cúbrete con las sábanas.
El oji-azul obedeció e ingresó a las cobijas, tapando su cuerpo por completo mientras observaba al mayor por el borde del colchón, que se escondía junto con Olaf, quien movía los ojos desesperado por salir de ahí.
—¿Ahora qué? —preguntó Adam susurrando—. Sé que no pueden entrar, p-pero…
—Tú siempre caminas y haces cosas… eh, raras cuando duermes, sólo debes de contestar con tu voz más aguda, tranquilízalos, no puede ser muy difícil.
Elric retiró la boca del muñeco helado con un simple movimiento de la mano para asegurar que se mantuviese en silencio. El pelirrojo cerró los ojos con fuerza tratando de despertar de ese extraño sueño, pero para su mala suerte, nada pasó, ya que no se trataba de un sueño sino más bien, de una realidad alterada y tal vez un poco enferma. El pánico que sintió al despertar volvía a avivarse.
Después de unos segundos los ruidos tras la puerta se hicieron presentes: pasos rápidos y voces ligeramente angustiadas. Adam suspiró esperando para su gran actuación.
—P-princesa Anna… —llamó una de las doncellas— ¿Su hermana se encuentra con usted? Escuchamos a Olaf llamar hace un momento, d-decía cosas… —se tomó un momento, pasando saliva con dificultad—. ¡Por favor, señorita Anna!
—¿E-elsa? Ella… ¡ella está conmigo! —exclamó el menor tratando de sonar lo más femenino posible—. Olaf también está con nosotras, t-todo se encuentra de maravilla.
Susurros que dudaban del otro lado de la puerta y mientras tanto Elric conteniendo a su pequeño amigo desesperado bajo el colchón.
—Disculpe princesa, ¿se encuentra usted bien? S-su voz no es normal, me parece que…
La voz de la doncella fue interrumpida por un gran ataque de tos desde el interior de la habitación, seguido de un suspiro que podría ser una pequeña risilla.
—¡Ayer estuve jugando al aire libre por los jardines! El aire me ha hecho tanto mal en la garganta que mi v-vo… —un desnivel por forzar la voz interrumpió su frase. El rubio soltó una carcajada que calló enseguida, pues aún en su posición, su voz podría oírse. Adam aclaró la garganta para poder continuar—. Mi voz está cansada y no me apetece hablar ahora…
—Me encuentro bien, comparto cama con mi hermana esta noche —soltó el mayor, decidido a calmar a su gente de una vez—, por favor, como su reina, les pido que no insistan en mi seguridad o la de Anna por ésta noche.
El pelirrojo se sorprendió por la seguridad en la voz de su hermano, que a pesar de haber adquirido un tono más grave con la transformación, logró modularla y hacerla pasar por la de la gran reina que fue un día antes.
Como se esperaba, el resultado fue mucho más rápido de lo que la princesa Anna estaba logrando; el sonido de los pasos comenzó a alejarse de la puerta y las voces disminuían, incluso se escuchaban comentarios como “Ese muñeco siempre tan alterado” o “¡Qué mala broma! No podré dormir ahora…”.
—Por supuesto, su majestad. Nos retiramos de inmediato, asegúrese de llamarnos si su seguridad está en riesgo de verdad, por favor.
—Claro que lo haremos, de verdad sentimos el gran escándalo causado —realizó una inclinación con la cabeza a pesar de no ser visto por la doncella—. Que pasen buenas noches.
Ningún ruido volvió a llegar de afuera al terminar esa breve conversación. El chico mayor se arrastró con cuidado saliendo de su escondite, el cual había resultado innecesario, sacando también a Olaf y las partes de su cuerpo repartidas por todo el piso.
—Como lo siento, de verdad —dijo Elric con su voz fingida de Elsa, a lo que los ojos del muñeco reaccionaron con una mirada más suave, tratando de comprender.
—¿Le darás su boca ahora? ¿Crees que es conveniente? —interfirió Adam al ver que la mano de su hermano comenzaba a desprender un poco de nieve.
—¡Claro! ¿Qué sentirías tú si te privan de tu boca parlanchina? —enarcó las cejas dirigiendo una mirada amistosa a su hermano, el cual se encogió de hombros sonriendo.
Elric dirigió una mirada ligeramente amenazadora a su pequeña creación, indicándole que no debía de alarmarse de nuevo y con un movimiento rápido lo armó de nuevo y le regresó la capacidad de hablar.
—R-reina Elsa… —su voz dudó— ¿está usted…? Quiero decir… ¿Qué pasó?
—Oh… ¡si tan sólo tuviésemos idea! —se quejó el oji-azul menor.
—Desperté hace una hora aproximadamente y ya me encontraba así. Cuando vine a buscar a Anna —suspiró con pesadez—, ella se encontraba con éste mismo problema.
—Ya veo —tocó su cabeza pensativamente con las ramitas que posee como manos—, entonces… ¿Cuándo salimos a buscar la respuesta? —exclamó alegre con brillo de emoción llenando su ojos.
Elric no supo cómo contestar, por el momento no tenía pensado salir a investigar, su mejor plan era esperar a que el efecto pasara. Volteó a ver a su hermano, esperando algún apoyo, pero éste se encontraba sonriente mientras movía las manos de arriba abajo, como solía hacer cuando le agradaba una idea.
—¡Vamos! Salgamos mañana de una vez, por ahora podemos contarle a Olaf los pequeños cambios que hemos planeado, ¡será un gran cómplice! —exclamó el muchacho para convencer al mayor.
El rubio lo pensó brevemente, sabiendo que ahora no podría quitarle la idea de la cabeza a su hermanito hiciera lo que hiciera. Asintió con una pequeña sonrisa, mientras se ponía completamente de pie, puesto que él y el muñeco estaban sentados en el piso.
—Oh, Anna… Adam… —movió la cabeza a ambos lados—, está bien, pero primero, nuestra tarea principal desde hace un momento: cambiar nuestra ropa.
Olaf se sonrojó, por difícil que parezca, sabiendo que él les había interrumpido y asintió avergonzado. Los tres caminaron a la puerta en total silencio, para no volver a alertar a los sirvientes del castillo y por fin lograron llegar a la puerta correspondiente.
Adam tomó la mano de Elric para darle valor, éste último pasó saliva y abrió la puerta, reviviendo recuerdos con sólo echar un vistazo al interior de la habitación.
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Otra parte para mis fans fantasmas, que aunque por ahora son muy poquitos (diría más bien poquitas), me disculpo por el retraso de ésta segunda parte.
Las actualizaciones se verán un poco lentas pues mi gran pasión aparte de escribir es dibujar, que es a lo que le dedico mayor tiempo y a veces olvido continuar mis historias :')
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Cambio Inesperado - Frozen Fan Fiction
FanficDespués de restaurar la paz y el verano en el reino de Arendelle, un día por la noche ocurre un extraño suceso que cambia de manera drástica y divertida las vidas de la reina Elsa y la princesa Anna. Una historia derivada de una idea general rondan...