Capítulo Tres

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El cuarto seguía intacto, tal y como lo habían dejado sus padres el día de su viaje, la única diferencia era que el polvo había invadido cada rincón, dándole un toque ligeramente tétrico.

—¿Quieren que yo busque la ropa por ustedes? —sugirió gentilmente Olaf.

—No, no hace falta, nosotros nos las arreglaremos, ¿verdad Elric?

El mayor asintió mientras parpadeaba varias veces, entrelazando sus dedos con los de su hermano. Avanzaron por la habitación, captando cada detalle a pesar de que la obscuridad se los dificultaba y después de un momento se soltaron: el pelirrojo se derrumbó en el piso comenzando a lagrimear y su hermano pasó una mano por las sábanas de la cama para después agacharse junto al chico, Olaf se limitó a observar desde el marco de la puerta.

—¿Qué sucede? —acarició su rostro cariñosamente—. Pensé que te mantendrías fuerte para ambos…

—Lo sé… pero ellos… tal vez podrían ayudarnos, ellos sabrían qué hacer, ¡pero ya no están! —chilló mientras apartaba la mano de Elric.

—¿Qué? ¿De qué hablas? Nosotras hemos arreglado nuestros problemas sin su ayuda —espetó sintiéndose ofendido de cierta manera, sin importarle el hecho de que habló de ellos en femenino—. ¡Me encerraron Adam! ¡No hicieron nada más que aumentar mi miedo!

Elric se levantó de golpe dándole la espalda al otro, secando una lágrima que se escapaba por su mejilla. Claro que amaba a sus padres, por supuesto que también los extrañaba, pero tenía un sentimiento oculto en su interior, algo que no había querido sacar hasta ahora porque prefería pensar que no era cierto, que sólo era una etapa sentimental: odio.

Su mayor temor ahora era que su única familia en el mundo no comprendiera ésta emoción y le diera la espalda, no quería que Adam se ofendiera ya que él sí había recibido cariño normal de sus padres y su vida, dentro de lo que cabe, había transcurrido de manera tan pacífica a comparación de la de él.

—¿Aumentar tú miedo? Tú decidiste encerrarte sin más, te alejaste, no abriste la puerta, jamás te molestaste por escucharme ni una sola vez…

—¡Cállate! —le interrumpió tratando de no alzar mucho la voz—. Tú no sabes nada, no tienes idea de lo que era ser una niña pequeña que hirió a su hermana, una niña a la que le dijeron que podía dañar de muerte a sus seres queridos.

El menor se levantó del piso, acercándose mientras sollozaba en dirección a su hermano, colocando una mano en su hombro delicadamente.

—Yo… lo siento mucho —suspiró arrepentido—, no quise que tú… yo no me refería a… Elric yo… —volvió a pausarse, ésta vez rodeando la cintura del ojiazul con ambas manos— Lo siento tanto, Elsa.

Al escuchar su nombre real, el rubio se giró de inmediato, estrechando a su hermano contra su pecho sintiendo que su relación se hacía más estrecha, como si jamás hubiesen sido separados por una puerta cerrada cuando eran más jóvenes.

—No te preocupes, yo sé… sé que no era tu intención —susurró al oído del menor.

—Te extrañaba, ellos buscaban lo mejor para ti, pero no se dieron cuenta…

—Shhh, sí, sí, no tienes que decirlo todo de nuevo —sonrió un poco incómodo.

—¿Crees que puedas perdonarlos a ellos también?

Elric dudó por un momento y levantó la vista para encontrarse con la mirada gentil de su pequeño amigo, que habían olvidado que todo el tiempo estuvo ahí, escuchándolo todo. “Adelante” fue lo que dijeron los labios de Olaf sin emitir ni un solo sonido, ayudando a que la pequeña capa de hielo que cubría el corazón del chico se desvaneciera.

—Sí, los perdono… a todos, no sólo porque tú lo pides, sino porque quiero —se separó de su abrazo y le sonrió al menor—, ¿De acuerdo?

—¡S-sí! —exclamó complacido abrazándolo de nuevo.

Mientras tanto Olaf ya se había movido hasta el gran armario, abriendo las puertas para dejar a la vista toda la ropa bien guardada.

—¡Hey! Aquí hay cosas muy útiles para su plan —musitó el muñeco dando brinquitos para llamar su atención.

—Oh… —dijeron ambos muchachos a la vez, notando que de nuevo se habían distraído.

**

¡Partecita nueva!
Sí, lo sé, me parece que ésta quedó más corta, pero los sentimientos son lo que importa, ¿no?
Espero que les agrade, prometo escribir y traerles más, pero creo que es mejor muchas partes chiquitas que pocas partes extremadamente largas :)

Cambio Inesperado - Frozen Fan FictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora