IX

180 24 13
                                    

— ¿Io? (¿Yo?)

— ¿Qué?

— Ciao Federico! Tempo senza vederti, come sei stato? (¡Hola Ferderico! Tiempo sin verte, ¿Cómo has estado?)—salió el inoportuno alias Víctor.

— Molto bene. (Muy bien)

     Y sí, debí de suponer que como estábamos en Italia se hablaba el italiano, tremenda vergüenza pasé. El tipo debería de tener 25 años, de tez morena y alto, su copete le daba un aire juvenil. Me quedé embobada mirandolo y lo descubrí cuando él también me escaneó.

— E chi è questa bella signora? (¿Y quién es esta hermosa dama?)

— Vamos Fede, ¡Sabes Español!

— Claro —dos agujeritos aparecieron en sus cachetes al sonreír—. Me llamo Federico Rinaldi, ¿y tú?

— Hola, soy Camila Hernández, mucho gusto.

— El gusto es mío.

— So love me like you do, love me...

     La cara de Vanessa fue épica al toparse con Federico, y era razonable ¿Quién en su sano juicio cantaba como gallina frente a un chico guapo sacado de la revista Tú? Se quitó los audífonos,  alisó su melena rebelde y sonrió lo mas decente que pudo. La expresión de Víctor fue más allá de enojo y eso me preocupó en exceso.

— ¡Hola! ¿Eres de aquí?, ay, que pregunta más tonta, ¡Obvio que eres de aquí!  ¿Y hablas español? No, puede ser, ¿quizás?  —Vanessa discutía con si misma y se revolvía con sus mismas palabras.

— ¿Así eres siempre? —cuestionó Federico.

— Oh, ¡Si hablas español! —resaltó Vanessa.

     Y así sin más, se enfrascaron en una conversación donde Federico presumía lo que tenía y Vanessa rectificaba sus estudios.

— Oye Federico, ¿Aquí hay lobos?

— Creo que sí, no-o estoy seguro, ¿para qué preguntas? —Federico respondió titubeando.

— Pues, soy Fanática de los lobos y como allá en México no hay tantas variedades, me encantaría conocer más como el lobo negro.

— Sabes que el lobo negro es... —Fue interrumpido por Vanessa.

— Sí, se que es un híbrido.

— Bueno chicos, tengo hambre y estoy segura de que Cami también tiene hambre —Víctor sí que leyó mis pensamientos, ya me estaba empezando a aburrir la conversación y con la tropa rugiendo no creía que aguantaría más— ¿Nos vamos Vanessa?

____________________________________

— ¡No es justo! Yo ya había comido y quería platicar con Fede.

— ¿Desde cuando le dices Fede y posees esa confianza?

— Desde que le gustan los lobos como a mí.

     Víctor usó su fuerza para traer a Vanessa con nosotros al restaurante debido a que ella quería seguir charlando sobre sus cosas sobrenaturales con Federico. Y, de hecho, me hice la misma pregunta que Víctor ¿en qué momento usó la confianza para llamarlo así? Ni siquiera fue una media hora el momento en que dialogaron.

     Además, reconocí que al muchacho a lado mío se sintió triste al ser excluido por mi mejor amiga, yo sabía que a él le fascinaban los lobos y su cuarto repleto de ellos lo confirmaba. Me sentí un poco incómoda ante mis pensamientos, no quería que ellos se juntaran, si salía mal su relación,  ¿con quién me quedaba?

     La comida terminó con preguntas acerca de los lugares turísticos y naturales que podríamos ir a visitar. Vanessa no habló mucho al respecto y si lo hacía respondía con monosílabos.

— De acuerdo, yo ya tengo los lugares a donde vamos a ir, créanme no se van a arrepentir de estar aquí en Trento.

— Ajá si —mencionó tajante Vanessa.

     Me convertí en una mediadora, debía apaciguar a Vanessa y calmar a Víctor y evitar que no se pelearán. La cuenta llegó y salimos del restaurante. Decidimos caminar para conocer el barrio que existía en Trento y cabe decir que era exquisito, una total diferencia a los barrios de mi país natal.

— ¡Mira! Una tienda de lobos, ¡vamos!

    Vanessa no esperó nuestra respuesta y salió disparada al frente donde estaba ubicada esa tienda.

— ¡Esto es el paraíso! ¿Ya viste ese cuadro? ¿Y esa escultura? ¡Oh, por Dios! ¡Observa ese collar! ¡¡Me voy a morir!! —decía y repetía Vanessa sin ningún signo de vergüenza.

     La empleada se reía entre manos por el comportamiento de mi acompañante. Se dirigió hacia ella y le propuso diversas reliquias que tenía, ¡fue el colmo!, Vanessa tomó de aquí y de allá, sus manos no se veían.

— Puedo afirmar que te gustan los lobos—destacó la encargada.

— Me fascinan, me encantan. No puedo vivir sin ellos. Bueno, si estoy cerca capa z y  me coman, así que creo que a una distancia correcta estaría perfecta  observandolos.

— Hablas mucho.

—Es lo que me dicen.

     Y otra vez, Vanessa se entretuvó en una conversación acerca de los lobos; mientras, Víctor veía a través de la ventaja y paseaba por los estantes donde los lobos posaban para la pintura.
Se detuvo en uno y lo observó fijamente, me acerqué a él y lo miré, tres lobos jugando entre sí, uno gris, el otro café y el último se veía que era imponente y majestuoso, su pelaje de color negro  resaltaba de los tres. La razón por la que él había agarrado ese cuadro fue un misterio. Sus puños apretaban el objeto y sus ojos iban entre el lobo negro y el gris.

     Se detuvo y fue ahí donde cayó en cuenta de que lo estaba observando. Se dirigió a la Caja y lo compró con rapidez. Vanessa que apenas se había percatado de la compra que realizó fue a interrogarlo, provocando que él le contestará de mala manera.

— ¡Oye!  ¿Qué te pasa? No te he hecho nada.

— En este momento no estoy bien, necesito ir a la casa —y sin más, se dispuso a salir de la tienda y a caminar logrando que no lo viéramos más.

— ¡Hombres! —exclamó Vanessa dramatizando cómo lo haría la "Aby Pérez".

    Ella volvió a su lugar que era elegir artefactos, en ningún momento ví que se  preocupara por él o se angustiara. Al contrario yo, estaba inquieta por saber donde estaba él. En poco tiempo ya lo podía considerar cómo mi mejor amigo y necesitaba saber donde se encontraba.

____________________________________

     Al llegar a la casa de Víctor fui corriendo a buscarlo en su habitación y no estaba, Vanessa me ayudó y al recorrer la parte de afuera y adentro no lo pudimos encontrar. Teníamos la esperanza de que estuviera en el ático, así que Vanessa fue a buscarlo y al regresar noté su cara preocupada. 

— ¡No esta!

— Tampoco Victoriano.

— Cami, no te vayas a asustar pero cuando fui al ático vi a lo lejos algo.

— ¿Qué viste?

— Pisadas de lobo.


______________________________________________

Este capítulo va dedicado a una personita por pensar que la portada era una elefante, XD

Me hiciste el día, la noche y la tarde. Espero lo disfruten...

...y se que están con dudas pero pronto se resolverán, no se olviden de comentar y decir cualquier teoría que me causan emoción.

Muchas gracias por los 1k, puede que sea poquito pero para mí supera mis expectativas, yo pensé que solo llegaría a los 700 y con esto arrasa todo lo que pensé.


Mi destino en la boca del lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora