Le mandé un mensaje a Brooke:
'Brooke, soy Ingrid:3 ¿Te apetece que salgamos a tomar algo?'
En cuestión de segundos me llegó su respuesta:
'Ok, nos vemos en media hora en la heladería de la esquina de tu casa'
Me arreglé, cogí el bolso y salí hacia donde habíamos quedado.
Nos sentamos en una mesa al lado de la ventana. Estábamos hablando sobre el sueldo y los horarios de la cafetería, cuando de repente una ronca voz masculina interrumpió la conversación:
-Disculpar señoritas, ¿molestamos si os hacemos compañía?- sonrió.
Eran dos chicos, uno de pelo negro y ojos azules, y el otro pelirrojo, con pequitas y ojos verdes.
-¡Claro que no!-dijo casi gritando Brooke.
Se sentaron enfrente de nosotras.
-Yo me llamo Max-dijo el de ojos azules- y él es Connor-señaló a su amigo.
-Nosotras somos Ingrid-sonreí- y Brooke-le señalé.
-Encantados-dijimos los cuatro a la vez. Y comenzamos a reír.
Max es realmente guapo, y sus ojos azules son perfectos, parece que puedas nadar en ellos.
Nos pasamos toda la tarde hablando sobre nosotros y conociéndonos un poco más. Son unos chicos muy majos, nos dijeron de salir esa noche pero Brooke tenía que cuidar de su madre enferma, así que decidimos dejarlo para otro día.
Eran las diez, Brooke se fue a casa de su madre, Connor se subió a su coche y se marchó, y Max insistió en llevarme a casa, no pude negarme.
Estábamos dentro de su coche, llegando ya a mi portería:
-Gracias por traerme, no tenías que haberte molestado-sonreí.
-No es ningún problema-dijo aparcando delante de la portería-¿Cuándo volveremos a vernos?-dijo apartándome un mechón de pelo de la cara.
Oh dios, ¿Por qué es tan seductor?
-Cuando tú quieras-reí tímidamente.
Vi cómo me miraba la boca, y luego subía la vista hacia mis ojos, estuvo así unos 5 segundos. Luego, empezó a acercarse más y más. Podía notar su respiración encima de mis labios, y oía el latido de su corazón. Fue un beso bastante apasionado, pero he de reconocer que estaba un poco nerviosa.
Finalmente separamos nuestros labios, él acercó su boca a mi frente y me dio un beso. Los dos sonreímos como tontos.
-Buenas noches Max- le di un suave beso en la mejilla.
-Buenas noches preciosa-sonrió y me guiñó el ojo.
Al entrar a casa vi la luz de la habitación encendida. Por un momento no recordaba que mi hermano se quedaba aquí conmigo una semana.
Que susto joder.
-¡Hermanita!-vino corriendo a abrazarme.
-Ayyyy, ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan contento?-me quedé pensativa-¡Ah, ya sé! Es por tu cita con Elsa-le miré intimidándole.
-¡Es perfecta!-se tiró a la cama con los brazos abiertos.
Los dos nos echamos a reír. Cenamos comida precalentada y nos tumbamos en el sofá a jugar a la play hasta quedarnos dormidos.