Episodio 4

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Él día llegó, nos iríamos.

Me levanté de la cama, no había dormido bien esa noche, a parte, tomé una mal posición y ahora me duele el cuello y la espalda. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Evan besándome llegaba a mi cabeza, era una sensación rara: sentía una oleada de aire frío cuando lo miraba, mi corazón latía como loco y, además, tenía un poco de miedo.

Quería irme, dejar todo atrás, olvidarme de él. Pero a la vez quería quedarme.

-Estás muy rara -dijo Rosa cuando me vio-, ¿Qué te sucede? Es como si algo hubiese explotado desde anoche, en la playa.

- ¡N-No me pasa nada! -Respondí nerviosa-, ¡Iré a tomar una ducha!

Esa noche había dormido con ella y con Zirel por precauciones, no querían que la escena del otro día se repitiera, de todas formas debía irme de ahí y dirigirme a la que se suponía que era mi habitación porque mis cosas estaban en ese lugar. Queriendo escapar de las atribuciones de la albina, salí y al andar por el pasillo sentí que alguien me observaba, con el rabillo del ojo miro al rubio, que está recargado en el marco de su puerta, disimulo girando la cabeza rápidamente, al parecer hice un buen trabajo, suspiró decepcionado y agachó la cabeza, finalmente ingresé a la alcoba. Me quité la ropa y me metí a la regadera, y dejé que el agua corriera por mi espalda, decidí abrirle al agua caliente, quemaba un poco, mi piel blanca se tornó roja, debo ver el lado positivo, ahora sé que estoy así por el agua y no por él.

Terminé de bañarme, me vestí, me puse el segundo cambio de ropa que nos habían obsequiado y me sequé el cabello, toqué mis orejas, me dolían un poco, tomé un sombrero de paja que estaba a mi alcance, le hice un par de agujeros y por ahí saqué las orejas de conejo, ahora no sabrían si son reales o son parte del sombrero. Regreso a la habitación de Rosa, en el pasillo Evan y Ágata estaban hablando muy efusivamente, así que pasé rápido, como un ninja.

-A ti te pasa algo -dijo Zirel cuando entré-, anda, siéntate, vamos a hablar de ello.

-Ya les dije que no me pasaba nada -contesté-, ustedes se imaginan cosas.

-Deja de repelar -me regañó rosa-, por favor, sino nos dices no podemos ayudarte.

No tenía caso, era obvio.

-No sé qué sentir -declaré-, me gusta pero a la vez no, no puedo.

-No puedes ¿Qué? -preguntó Zirel.

-Aún sigo atada a Valkyon -dije, una pequeña lágrima escapó por mi mejilla-, Varela me ata a él, la dimensión me ata a él.

-Entonces, te sientes mal porque Valkyon no está -concluyó Rosa.

-No es eso -contesté-, me siento mal porque está y a la vez no, Evan está haciendo algo conmigo que no me gusta en lo absoluto.

- ¿Quieres que hable con él? - preguntó Zirel golpeando su puño con la mano y tronándose los dedos.

-Claro que no -dije cansada-, lo que sentí por Valkyon... Lo estoy sintiendo con él multiplicado por mil.

-Y... ¿Cuál es el problema? -inquirió la peliblanca.

-No debería sentir eso por un humano -se me quebró la voz-, y menos ahora que nos iremos en un par de horas.

-Así que el inconveniente es que nos iremos -dijo Zirel una vez por todas.

Para después agregar: - No te creo nada.

Abrí mis ojos tanto como pude, más lágrimas salieron.

-Zirel - me reprendió Rosa.

-No, Rosa, estoy segura de que hay algo más que eso -continuó-, lo sabes, si yo quisiera quedarme otro día, lo haríamos, lo mismo contigo, si te quisieras quedar, lo haríamos. Lo supe cuando lo llamaste por su especie.

CANCELADA••• |Eldarya| ••• Entre El Amor y La Guerra (E#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora