1.Serenity

275 9 0
                                    

Caminaba nerviosa por las calles de Ciudad Celeste, una de las ciudades más transitadas de los humanos.
Estaba inquieta por mi misión.
Todo me ponía nerviosa.
Me separé de mi escolta, una Novis llamada Zia.
Ella debía protegerme por ordenes de mi padre, pero debimos separarnos porqué sería muy sospechoso andar con ella, Zia era muy celosa de mi protección.

Evité lo más qué pude a todos los humanos que pasaban a mí lado, era una manía mía al no convivir mucho con ellos.
Me sentía muy incómoda a su lado.
Y era algo que definitivamente debía solucionar con prontitud.
Tenía una misión, y no podía arriesgarme a delatar mi origen.

Así qué debía disimular,tratar de mezclarme con los humanos, aun cuando yo fuera, definitivamente diferente.

Somos una raza de alienígenas llamada Novis (extraño en Latín) por los terrestres, llegamos compartiendo nuestra tecnología y en paz, pero pronto los intereses de unos cuántos marcaron el destino de nuestra especie.
El grupo llamado "los rojos" nos cazó y persiguió diez años después de nuestra llegada con el pretexto de haber asesinado.
Mi abuela sobrevivió al exterminio y los pocos que quedaron se ocultaron de los humanos con la tecnología.
Varias colonias de Novis se ocultaron lejos de las ciudades, tratando de sobrevivir.
Mi misión es salvar a los pocos Novis qué quedan, y a una Colonia cerca de la ciudad que está siendo exterminada por un extraño virus.
El sonido de mí intercomunicador me sacó de mis pensamientos.
Zia me llamaba.

-Ya casí llego- contesté con aburrimiento.

-¿Usaste la ropa qué te dejé?- dijo Zia.

- Sí, no te preocupes, todo saldrá bien. Soy una chica común y corriente- dije con ironía.

-Tienes que acercarte al Doctor Ylönen, es el único qué puede ayudarnos.

-No me lo recuerdes- dije cansada.

-Comunícate cuándo termines tu entrevista.

-No te preocupes, te llamaré para darte mi ubicación.

Me detuve unos momentos para ver mi apariencia en los cristales del edificio.

Mi cabello era rojo como el fuego, decidí opacarlo un poco para no llamar la atención y quedar como una pelirroja normal.
Aunque seguía llamando la atención.
Cambié mis ojos rojos a unos verdes.
Antes de salir de casa mi padre me dijo que ocultará mis marcas de nacimiento, lo qué nos distingue de los terrestres, algo que ellos llamaban tatuajes azules, pero qué eran la marca de mí linaje.

Me veía bien, usaba la ropa de Zia, una camisa negra, una chamarra de cuero y un pantalón negro a mi medida.
Suspiré y me preparé para entrar.

Una señorita atendía la recepción.
Me acerqué con la mayor confianza posible.

-Hola, buenas tardes- le dije a la señorita- vengo a ver al Doctor Ylönen.

-Supongo qué es su cita- dijo la señorita.

Asentí con temor.
Sí, tenía una cita.
Zia había llamado para que el me diera una cita.
Estaba algo incómoda.

Me indicó que subiera al segundo piso, qué me esperaban hacia la derecha. Comencé a notar que aquel lugar era un... Hospital.

Zia no mencionó nada.
Pero era natural que un hombre con esa inteligencia estuviera trabajando para salvaguardar a la humanidad. Era el experto qué estaba buscando para ayudar a mi gente, mi raza, mi familia.
Llegué al segundo piso algo nerviosa.

El me esperaba,así me lo indicó su secretaria, una señora algo mayor.
Miré con nervios todo el lugar, muy pulcro.

Entré de inmediato, estaba sentado en un escritorio mientras me dejaban pasar. Tenía el cabello castaño y usaba una bata blanca.
¿De qué era Doctor?
No lo recordaba.
Mí memoria me comenzó a fallar un poco, ademas de qué sentía la necesidad de salir corriendo, los nervios trataban de apoderarse de mi.

Serenity y su chico embarazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora