Aitana cada día se sentía más débil...
Cada día estaba más flaca.
Ya no parecía la misma de antes....
Ella irradiaba luz por cada sitio que va, cualquiera que la conoce diría que es un ser de luz, pero esa luz se apago.
Apenas sonreía, ya hasta sonreír le dolía, todo su cuerpo dolía. Y es que cada día, aumentaba el dolor.
Y todo por sus pulmones infectados de humo y el trágico accidente aquella noche.
Le costaba respirar muchísimo y cada vez que lo hacía, el dolor inundaba en su cuerpo, apenas podía moverse.
Tenía unas ojeras bastantes grandes, desde que se entero de lo de Vicente, apenas podía dormir.
Había perdido toda su confianza, se estaba cansado del dolor y de sufrir.
Quería salir de aquella cama, quitarse la estúpida máscara de aire que la mantenía con vida y estar en su casa, con sus amigos, sintiéndose segura,no en estas cuatro paredes.
Aitana creía que en algún momento moriría, estaba irreconocible.
A veces pensaba en quitarse la máscara y dejar de respirar, y olvidarse del dolor y vivir en paz eterna.
Pero después de todo lo que ha luchado, sabía que no podia rendirse, tenía que seguir luchando por su vida y que sus pulmones fueran lo mismo de siempre y pudiera respirar con normalidad.
La puerta se abrió y entró Cepeda, este le sonrió y ella no le devolvió la sonrisa, no tenía ganas de nada, aunque le agradaba su presencia.
— Hola —saludo el chico inseguro.— ¿Como te sientes?
— Como si mil camiones hubieran pasado encima mía. —le respondió, no estaba mintiendo, realmente se sentía así.—
— Te traigo algo. —dijo el chico. —
Aitana después de mucho tiempo se le iluminaron los ojos, la ilusión de que le habían traído algo había inundado en todo su pequeño cuerpo.
— ¿El que? —preguntó Aitana con cierta curiosidad mezclada con ilusión. —
Cepeda cogió una bolsa y metió su mano en ella, cogió un bote de miel y se lo puso en la cama.
— ¿Miel? —preguntó Aitana confundida y a la vez sorprendida.—
— Eres tan dulce como la miel, y tan blandita que me quiero morir. —le dijo con voz infantil, Aitana soltó una gran carcajada, hacía tiempo que no se reia.—
— Oh, gracias, sinceramente tengo hambre. La comida del hospital es un asco. —dijo Aitana rodando los ojos.—
Y dicho eso último cojio el bote de miel, Luis le miraba confundido, después abrió el bote lentamente, levanto el bote, abrió la boca y se metió un gran chorro de miel.
— ¿¡Que haces!? —exclamó Cepeda con los ojos muy abiertos y le quito el bote de las manos.—
— Tengo hambre, esta muy bueno, dámelo Luis. —Le dijo la chica infantilmente con la boca manchada de miel. —
— Aitana estas débil...—le dijo Luis ya más serio, Aitana sabia que lo estaba pero le dolía que lo dijeran. — Te va a subir el azúcar. —dijo Luis, intentando sacarle una sonrisa ya que noto como el brillo de sus ojos se apagaba. —
Aitana le sonrió tristemente, no le gustaba el hecho de estar débil, pensaba que en cualquier momento moriría, ya que estaba demasiado flaca y apenas podía moverse e respirar.
¿Cuanto tiempo seguiría en esa cama? Se preguntaba, había pasado más de una semana y solo había entradas y salidas de médicos, sus amigos o sus padres.
Lunes, Agoney estaba en clase de matemáticas, estaba dibujando, esperando a que el profesor entrase.
— Dibujas muy bien. —escucho una voz decir a su lado.—
Era Raoul, se había sentado a su lado. Oculto su sorpresa y pasó de él, el chico seguía sin agradarle.
— ¿Echas de menos a Aitana? —Le preguntó el rubio.—
Agoney le miro estupefacto, ¿a qué venía esa pregunta? Claro que la echaba de menos, no había segundo en que dejara de pensar en ella, Agoney solo se limito a asentir con la cabeza.
— Perdió su luz, su cuerpo está muy delgado, tiene unas gran ojeras y siempre está cansada. —dijo Raoul tristemente. —
¿Que estaba haciendo Raoul? No parecía el Raoul pasota y superficial de siempre. ¿Acaso se estaba desahogando con el?
— Sigue siendo preciosa. —murmuró Agoney por lo bajo, no asumía la nueva imagen de su amiga, verla a ella débil le hacia débil a él. —
— Siempre lo fue...Todo el mundo cree que soy un chico superficial y pasota de todo. —Le dijo Raoul. —
¿Porque habla de Aitana en pasado si no estaba muerta? ¿Y ahora porque estaba hablando de eso? Raoul realmente estaba muy raro, pensó Agoney.
— Es la imagen que das. —Le dijo Agoney. —
— No te pases peliblanco. —le replicó el rubio. — Aitana saca la mejor versión de mi, la parte protectora y cariñosa.
— ¿Porque me estas contando todo esto? —Le pregunto Agoney confundido. —
El chico no contestó y Agoney suspiro. Raoul estaba muy raro, suponia que sería por el estado de Aitana.
A otro lado de la sala estaba Amaia con Alfred, últimamente no se despejaba de el y sinceramente el no le daba mucha importancia. Era Amaia, su mejor amiga, pero con lo de Aitana, no podía pensar en otra cosa que fuera ella y él se había echo bastante amigo de Nerea y Míriam, han sido sus soportes estas semanas.
Aunque el no veía a Amaia y Alfred como una amistad, pensaba que había algo más oculto entre ellos dos. Agoney pensó en preguntárselo a Amaia, pero últimamente no ha tenido tiempo en hablar con ella.
Alfred acariciaba el brazo de Amaia y está sonreía, Agoney sonrió. Si Amaia tiene algo con Alfred, estaría feliz ya que Alfred es un buen chico. Además el era bastante sobreprotector con Amaia igual que Raoul con Aitana.
Dirijio su mirada al rubio, se había quedado dormido. Que mono, pensó Agoney.
Un momento, ¿Porque pensó que Raoul era mono?
...
Lo siento mucho por la tardanza, he decidido seguir con la novela.
Att: Nattt.
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Siempre seras tu.
FanfictionEstaba hundida, me rompiste pero es un privilegio haber sido rota por ti, porque después de todo siempre seras tu, siempre seras tu el único que me haga salir de todos mis esquemas.