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Agoney estaba en la habitación de Aitana, había pasado un mes desde que despertó y las cosas no mejoraron.

Aitana ya si que si no era Aitana.

Aún los médicos no le habían detectado que tenía, pero se veía muy  delgada, cualquiera diria que era anorexica.

Le costaba tener sus ojos abiertos y respirar con normalidad sin tener un tubo en su nariz manteniéndola con vida.

Sentía un profundo dolor en el pecho, a veces sentía que desvaneceria y se iría.

Por no decir que sus ojos están apagados y ya no brillan con la intensidad que lo hacían.

Agoney sabía que Aitana estaba perdiendo la ilusión por vivir, sabía que estaba harta de que su vida fuera un drama.

Agoney se rompía al ver a Aitana así, a veces no podía ni verla del dolor que le causaba ver a la chica fuerte del flequillo derrotada.

Sentía la impotencia de hacer algo, de que la vieja Aitana volviese y que sus ojos brillasen.

Aitana abrió sus ojos lentamente y el le sonrió abiertamente.

— No quiero que sientas pena por mi Agoney, esta claro que voy a morir, mírame. —le dijo Aitana fría, ella pensaba que iba a morir. —

A Agoney sus palabras le dolieron como una espada clavada en su pecho.

— ¿Enserio te vas a rendir? Después de haber sobrevivido un coma y haber afrontado el acoso de Vicente. No puedes rendirte ahora. No estoy aquí por pena, estoy aquí porque te quiero, te quiero profundamente Aitana. —le dijo Agoney dolido. —

Agoney pensaba que Aitana no sabía que el le quería de otra forma. No sabía que Aitana le escucho su declaración de amor cuando ella estaba en coma, por eso cuando Aitana escucho la palabra "te quiero" todo su cuerpo se estremeció.

Agoney noto como Aitana se tenso.

— ¿Te pasa algo? —Le pregunto el extrañado. —

Aitana negó con la cabeza y se acomodo en su cama aunque el no se creyó de todo sus palabras.

— Esto es una mierda. —susurró Aitana. —

— Lo es, pero hay que convivir con ella. La vida es así. Hay gente que lo pasa peor. Que están en situaciones peores y están solos. Tu no estás sola Aitana. —le dijo Agoney, acariciando la mano de Aitana. —

El tacto de Agoney hizo que el vello de Aitana se erizara, se sintió confundida. ¿Que le pasaba?

— Cuando tenía tres años sufri acoso escolar, era pequeño, pero lo sufri. No tenía amigos, todo el mundo me rechazaba y me insultaba por ser diferente. Por no gustarme el fútbol como le gustaban a ellos y gustarme dibujar o leer. Me sentía solo, no tenía a nadie. El acoso al paso de los años se transformó en acoso físico. Se lo decía a mis padres, pero ellos no me escucharon. Nunca lo hicieron, están siempre de viaje y no les importe. ¿Que pensé en suicidarme? Odviamente, estaba solo y no tenía apoyo. Hasta que conocí a Amaia, fue ni primera amiga y mi mejor amiga hasta ahora. Ella nunca me rechazo y tampoco me juzgo por ser diferente, es más me defendía. Con ella aprendí a ser feliz y que nunca hay que caer en la rendición, siempre va haber alguien que te va a apoyar. Y yo te voy apoyar siempre, Aitana.

Las palabras de Agoney emocionaron a Aitana y el le sonrió sinceramente.

— No se porque eres tan bueno conmigo y que nunca te hayas cansando de mi, te quiero Ago.—le dijo Aitana, aunque ella no sabía como le quería. —

Agoney le sonrió un poco triste, tenía metido en la cabeza que ella no le quería como le quería el.

— Cuando estaba en coma podía escuchar. —se sincero Aitana nerviosa. —

— Ah si, ¿y que escuchastes? —el cuerpo de Agoney se tenso por completo. —

— Era todo muy trágico, me costó días saber que estába en coma, al principio pensé que estaba muerta, ya que se estaban despidiendo de mi. Estaba en un vacío negro, no podía ver nada, pero escuchaba, el exterior no me escuchaban pero me veían. Era todo muy desasperante. Tu despedida fue la que más me emociono, aunque no sentía nada, no quería que te despidieras de mi Agoney, porque de una manera mi alma seguía ahí, aunque nadie lo notase. Escuche que estabas enamorado de mi Agoney y me dolió no poder contestarte. —se sincero Aitana nerviosa. —

Agoney se quedó paralizado, no daba crédito a lo que le había contado. No sabía que decir, tampoco es que pudiese, estaba tan nervioso que no sabía como reaccionar. Sentía el vacío de que Aitana le iba a rechazar.

— No he podido pensar nada, pero quiero hacer algo. —Le dijo Aitana más segura. —

— ¿El... que? —dijo Agoney tarmudeando. —

— Haz lo que yo te diga, ¿confías en mi? —Le pregunto la chica. —

— Claro que si. —Le contesto el, un poco más tranquilo.

— Cierra los ojos. —le ordenó Aitana. —

Agoney cerró inseguro los ojos.

— Acercate a mi cama.

Agoney se acerco a su cama.

— Dame la mano.

El le dio la mano, cada vez más nervioso.

— Relájate y respira.

Intento relajarse pero no pudo.

— Y no me juzgues por esto.

Agoney no entendía lo que le decía hasta que sintió Aitana levantarse lentamente de su cama y cojerle la cabeza suavemente.

Empezó a acariciarle el pelo.

Y sintio sus labios otra vez sobre los suyos.

Pero estaba vez era diferente.

Porque Aitana esta vez no estaba borracha.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2018 ⏰

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