;ojos azules

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Otra vez, no había encontrado motivación para cerrar los ojos durante toda la noche.

Tras resignarse completamente ante la utópica idea de poder dormir por lo menos unas pocas horas, se había sentado en el borde de la cama. Tenía los ojos hinchados y sus brazos rodeaban su delgada y páliducha figura de forma débil. Intentaba brindarse a sí mismo un poco de calor, aquél calor por el que antes estaba desesperado y había luchado, pero por el cual tiempo después, se había cansado de esperar a recibirlo de algún otro ser humano.

Sus ojos color café observaban fijamente el suelo, sus manos temblaban del frio al igual que sus labios color coral, que su pequeño cuerpo y su mirada. Pero ésta última temblaba del agotamiento.

Si antes tan sólo sufría de insomnio, ahora nisiquiera se sentía merecedor de pegar ojo o dormir un poco. Sentía que alguien u algo lo observaba fijamente con una mirada recelosa y con sed de venganza desde hacía exactamente dos semanas.

Éste muchacho de tan solo veintiún años de edad, creía que alguna entidad, fantasma, espiritu o hasta la misma parca lo estaba molestando con su cruel mirada desde que su madre lo había encontrado en el baño de casa, sumergido en la bañera con la ropa puesta y con un corte profundo y recto en el antebrazo izquierdo.

Por suerte, su madre lo había encontrado a tiempo. Si el tren que la llevaba a casa tardaba unos minutos más por algún retraso en la estación, su jóven hijo ya estaría en otra vida y habría dejado de sufrir emocionalmente por fin.

Comenzaba a amanecer poco a poco en Essex. Ahora mismo, a las cinco de la mañana con veinte minutos exactamente, el cielo de Inglaterra era color violeta. Tal cual y como la cicatriz que se había hecho al intentar acabar con el calvario al que llamaba vida.

Dirigió de manera tímida la mirada hacia aquella herida que se encontraba en camino a sanar para comprobar sus pensamientos. Sí, era exactamente del mismo color que teñia a las nubes. Ambos eran de un morado apagado, y en el centro había una raya color rojo vivo.

Entre las nubes moradas esa linea era el sol.

La escena era hermosa, resplandeciente y dentro de poco, cegadora también. Pero en la lechosa piel de Graham, se trataba de una incisión hecha voluntariamente con una filosa navaja que pertenecía a mamá. Ésta herida había sido grotesca, violenta y con causas y consecuencias deprimentes. Y lucía exactamente igual.

Recordó en absoluto silencio aquello que había soñado en el hospital minutos antes de ser despertado con la noticia de que seguiría sufriendo allí por un largo tiempo más.

En su mente se habían reproducido de manera muy veloz imagenes mezcladas. Habían sido tantas que apenas había captado algunas, y las recordaba de forma confusa. Pero sólo una imagen seguía en su mente de forma tan clara como cuando la vio por primera vez.

Aquella imagen, se trataba de un par de ojos con extensas pestañas decorándolos, cejas pobladas y de un color rubio oscuro observándolo fijamente.

Esos ojos que había visto en sueños, eran de un color azul eléctrico que le habrían quitado el aliento del pecho si estuviese despierto. Sabía bien que en aquella mirada azul, podría ver la peor tormenta eléctrica de la historia desatándose, o también, el cielo más despejado y hermoso que podía existir en Inglaterra.

La imágen había pasado tan rápido como las demás, tal cual y como un flash. Pero ésta se había tatuado automáticamente en su mente, como si fuese la más importante entre el resto. No lograba recordar como eran las demás, no había podido enfocarlas ni creía que fuesen tan interesantes como lo eran esos ojos. Suponía que serían algo importante en su vida.

Y sí que lo serían.

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ola keonda rasa.
sí. Escribo para fandoms mori2 porque sí. Pero weno. Conque alguien lo lea aunque sea fantasmita soi felih.
Voy a esforzarme muchísimo en ésta historia. Gracias x tanto prdon x tan poko.
Los amo.

the masterplan - gramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora