Lo que trasciende

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- Sabes, los humanos, completamos... un ciclo. Como una flor. Nacemos. Estudiamos. Trabajamos; y morimos. Pero, realmente, ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué nacemos? ¿Por qué vivimos? Para ser felices, experimentar amor, conocer el mundo...mph. Puede. Pero al final, todos morimos. ¿Qué sentido tiene?

Mírate. Observa tu cuerpo. ¿Ves esos dedos...?, esos pómulos, esa sonrisa. Bien. Pues eso es único en este mundo. Cuando nacemos, somos automáticamente uno más. Un nacido más, un estudiante más, un trabajador más, un muerto más. Pero eso no es realmente malo. No. No hay que ser ambicioso e intentar sobreponerse sobre otros, no. Lo que pasa es que van a grabar en esa piel tuya lo que eres. Etiquetas. Como un supermercado, cuando pones precio y nombre a un producto. ... ah.... pero no, Marcos, no. Las cosas... no funcionan así...

Ese no es el kit de la cuestión. Por mucho que nos intenten meter en sacos la diferencia está aquí, en la mente. -da otro trago al whisky- Yo creo... que todos somos de mundos diferentes. Las diferentes maneras de vivir y pensar me hacen creerlo...

¿Nunca te has ensimismado al ver qué diferente puede ser la vida de otro? ¿Ver cómo experimentan y viven momentos desde un ángulo que jamás lo hubieras visto tú? Pues eso. Yo creo que nuestro mundo no es algo llamado nacionalidad, puede ser mucho más que un cacho de tierra. Para algunos nuestro mundo interior es nuestro mundo y nos agarramos a los principios, a las maneras de pensar y actuar. Escogemos lo etéreo, lo no visible a los ojos del humano para definirnos, porque es paradójicamente lo más sólido. Porque nos es fiel. Porque nada nos acompaña más en la vida que nosotros mismos.

Es así como no descarto la idea de que quizás este no es el único mundo que existe. Quizás todos venimos de mundos diferentes, y quizás este es el irreal. Una ilusión donde almas cogen prestados cuerpos y se reúnen aquí. 

Sin embargo... para otros su mundo es un lugar o una persona. Como el que ama al pueblo en el que nació y su existencia gira entorno a eso, o peor, como el que se enamora. Y ahí es donde está la verdadera debilidad del humano. Que se agarra a las cosas intrascendentes.

Pero repito, este no es el kit de la cuestión. Imagino que muchos antes que yo han alcanzado este punto aparentemente muerto. Somos más que lo material, más que lo intrascendente, y sin embargo nos aferramos a ellas porque son lo más cercano que experimentaremos jamás a nuestro significado. Nos gusta pensar que una persona, una foto, unas prendas de vestir, las palabras, unas hojas,... pueden contener algo tan brutalmente vivo como nuestra esencia. Pensar en lo absurdo de la vida, es caer por un abismo. Traducir quienes somos al código material por el que se rige este mundo es nuestra forma de agarrarnos a las piedras para no seguir cayendo. No es compatible pero es un apaño. Como cuando papá usa las piezas que no son para arreglar las tuberías del baño.

El amor nos da también sentido a la vida. Cuando amas a alguien parece que todo merece la pena. Es tan devastador... de repente daríamos todo por alguien. Nos mantiene fieles a esta existencia que nos maravilla con poder recibir las caricias de esa persona.

Desmantelada la verdad, estamos otra vez en un punto muerto. No me mires con esa carita de ángel. Presta atención. Es peligroso agarrarse a esas piedras, se pueden romper o tú resbalarte. Amar a alguien puede destrozarte cuando esa persona se va. No es seguro lo intrascendente ¿lo entiendes?

Y es aquí donde realmente me pierdo. Me encanta buscarle un sentido a todo, hasta a lo más complejo: el comportamiento humano. Nos aferramos y aferramos, cómo si no fuera nuestro destino y naturaleza caer. Le tememos a la caída cuando la caída es lo único que hay. 

No te dejes llevar chico. ¿Me entiendes? No te dejes llevar por solo que te sientas, por muy tentadora que suene la promesa. No eches raíces en lo que puede morir antes que tú. Sé fiel a ti mismo, porque no pueden arrebatarte lo que eres. ¿Lo entiendes?

- ...

- ...

- ... ¿Me puedo ir a jugar ya?

Treinta y cuatro cartas sin destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora