Capítulo 9

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Advertencias: Posible spoiler del juego Zelda BotW. Menciones de la menstruación femenina.

Patatas fritas, listas.

Soda yankee que igual le gustaba, lista.

Audífonos, claro que sí porque la música era lo más importante.

Y no, no la música de sus bandas favoritas.

—¡Tía Yekaterina, no dejes que Masha entre a mi pieza porque estaré ocupado!

¡¿Hiciste tus deberes antes de encerrarte?!

—¡Sí! ¡Ya tengo todo listo!

¡Bueno mi niño, que te diviertas! ¡Llevaré a tu prima a los juegos, volveremos en dos horas!

—¡Okey!

Y así, se encerró, se sentó en su cama, se puso sus anteojos para la vista —porque sí, era piti como le decía Leo, pero jamás lo admitiría y solo los usaba para jugar—, tomó su nueva consola y la encendió.

Lloró al ver el menú de inicio del The Legend of Zelda: Breath of the Wild.

—Serás la mejor inversión y autoregalo que he tenido... —murmuró mientras se mordía el labio.

A las tres horas de haber comenzado a jugar, Yurio tenía en su posesión tres espadas de viajero, la pañoleta de montañista, un caballo morocho que consiguió en el rancho de los Picos Gemelos —al cual le puso Ristretto—y una buena cantidad de rupias y comida que consiguió en su viaje. Y además iba camino hacia la aldea Kakariko.

Aunque ya murió unas siete veces. Las dos primeras fueron por los Guardianes, dos por los animales que intentó cazar, uno por ahogarse, otra por caerse de un barranco.

Y la última porque mandó a Link a pelear directamente contra la Calamidad Ganon hacia el castillo.

Desnudo.

Y con una rama.

Por Putin, valió la pena.

—¿A qué juegas, Yura? ¡Yo también quiero! —gritó su primita en su oído. ¿Cuándo había llegado del parque? Ni la sintió entrar a su pieza.

—¡MASHA POR LA MIER-!

—¡YURI EVGÉNIEVICH PLISETSKY, ¿QUÉ PUTO VOCABULARIO ES ESE, CABRÓN?! ¡PÁSAME TU PINCHE JUEGO AHORA MISMO! ¡ESTÁS CASTIGADO!

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Y bueno, el lunes regresó a la pista a entrenar. Sin Nintendo Switch, sin teléfono y sin computadora.

Putos todos.

Menos su tía porque ella le daba miedo.

Dibujó figuras en el hielo durante su descanso ya que debía quedarse para recibir a un grupo de estudiantes que iban de excursión desde un colegio de Moscú. Según le había comentado Mila, eran chicos de más o menos su edad, así que debería tratar de llevarse bien con algunos de ellos, a pesar de su negación. La pelirroja incluso el insistió en acompañar a sus otros compañeros de pista a recibirlos, pero no tenía muchas ganas y prefirió quedarse solito en su rincón de la pista.

Si JJ era agotador cuando estaba en su modo "casanova", Sergei era mil veces peor.

—Y aquí, damiselas, está el orgullo de nuestra escuela de patinadores, ¡Yuri Plisetsky!

Y hablando del diablo...

Sonrió forzadamente mientras saludaba a los nuevos visitantes. Les dio la charla introductoria y, junto con Sergei y Olya —otra patinadora de su edad—, ayudaron a los estudiantes.

Yuri on Fics [Yuri!!! on Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora