La hija de la oscuridad

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El ser humano le había temido desde siempre a la oscuridad, desde niños, cuando nos aterrorizaba el monstruo del armario o el que se ocultaba bajo la cama. Le hemos tenido miedo a aquello que se podría ocultar en la oscuridad, donde se podía ocultar aquellos seres que no querían ser vistos.

Por eso Tabatha al ver aquel grande y enorme pasillo que se extendía frente a ella no pudo evitar sentir aquella incomoda sensación de temor.

-¡Mama!-grito, pero esta no respondió

Tabatha espero a que su madre llegara mientras se preguntaba molesta, por que' su madre había preparado la mudanza tan tarde. Su madre apareció con una gran sonrisa y un par de cajas en sus brazos.

-Tú siempre tan positiva-le dijo, Tabatha solo la miro con disgusto, su madre rió y le dio un leve empujón con su cadera- Vamos, cariño, no es mi culpa que el camión de la mudanza se atrasara.

Tabatha suspiro, ella sabía que su madre tenía razón. Pero había algo en aquella oscura casa que la hacía sentirse tan incómoda que todo la molestaba. Camino hasta el final del oscuro pasillo a su nueva habitación, al entrar dejo la caja que llevaba en sus manos en el suelo y miro a su alrededor. La habitación era grande y oscura, con una hermosa cama con dosel. Camino lentamente tratando de observar cada detalle, había un gran espejo al lado de la cama y sintió algo extraño cuando se observo en e'l, pero se sacudió la incómoda sensación y busco a su madre.

A la hora de dormir, se sentó en la enorme cama, sin embargo sabia que algo no estaba bien. Se acostó mirando a la puerta, la cual estaba abierta mostrando el pasillo, como si estuviera hipnotizada, cuando una sombra paso al fondo del pasillo. Se levanto pues pensó que su madre no podía dormir al igual que ella. Al salir sintió un frío que calo sus huesos, así que decidió volver a entrar y cerrar la puerta. Al acurrucarse bajo las cobijas cerro sus ojos y escucho ruidos raros "Solo es el maldito viento" pensó.

A la mañana siguiente despue's de un arduo trabajo en la casa, su madre salió por cosas que necesitaba para el nuevo hogar. Tabatha salió al jardín a leer un poco. Al sentarse en el suelo una extraña mujer, sucia y vestida con harapos se acerco a ella.

-Eres la nueva inquilina ¿verdad niña? -Si-le respondió recelosa -Deben irse-gruño y miro hacia una de las ventanas- Ella lo hará de nuevo, la hija de la oscuridad volverá, lárguense, ahora.

Tabatha se puso de pie un poco asustada y miro a la mujer que ya comenzaba a caminar de regreso como si nada.

Entro a la casa algo nerviosa y regreso a la habitación, volvió a mirar al espejo, pero había algo raro en e'l. Era una huella, una huella de una mano, sin embargo ella jamás había tocado aquel espejo y su madre no había entrado en la habitación. Se sentó en su cama algo nerviosa, pues comenzaba a oscurecer y su madre no regresaba. Miro sus pies descalzos apoyados en la alfombra roja y suave y de pronto se sintió insegura, vio una extraña sombra al lado de sus pies, que poco a poco se convirtió en una extraña masa negra, que tomo la forma de una cabeza con cabello negro y sucio. Ella levanto sus pies y aunque trato de gritar, no pudo, escucho como aquella cosa se arrastraba, Tabatha se puso de pie en la cama aterrada, y con sus ojos llenos de lágrimas. No podía huir, tenía miedo de poner sus pies en el suelo. Aquella cosa comenzaba a levantarse, vio que era una niña, con vestido negro cual carbón, su cabello era color azabache y estaba sucio, su rostro era color marfil y sus ojos eran la cosa más aterradora jamás vista en el mundo.

Escucho la puerta principal y escucho a su madre gritar: -¡Tabatha estoy en casa!

La joven grito y su madre corrieron hacia su habitación, la encontró de pie en su cama, llorando de manera descontrolada. Tabatha gritaba de manera frene'tica:

-¡Mama! ¡Mama! ¡La niña! ¡El monstruo!

Horas despue's Tabatha estaba entre los brazos de su madre tomando un te'. Se negaba a hablar, a creer en aquella cosa que había observado, no quería estar sola, no volvería a esa habitación, quería largarse de esa casa pero no podía ya que no podía decirle a su madre lo que había visto por miedo a que la tomara como loca. Sus ojos se cerraron lentamente hasta que se quedo profundamente dormida.

Se despertó al escuchar algo extraño, estaba aterrada pues solo vio oscuridad, así que camino hasta el pasillo, vio un resplandor que se escapaba por una pequeña rendija. Temblando se acerco lentamente a la puerta. Al abrirla miro con horror la escena más bizarra que jamás había visto, su madre estaba de rodillas en el centro de un pentagrama dibujado en la alfombra, el resplandor lo producían unas enormes velas, pero no era eso lo que la perturbo, fue ver como su madre vomitaba y no era un vomito normal, pues lo que expulsaba de su boca eran masas palpitantes de sangre. Su madre tenía un aspecto atroz, su rostro era blanco y ella lloraba de manera descontrolada como Tabatha lo estaba haciendo horas antes. Al observar a Tabatha esta se puso de pie y volvió a caer.

-Tabatha-gimió y volvió a vomitar

-Mami-susurro Tabatha con lagrimas en sus ojos

La horrible niña apareció reflejada en el espejo, le sonrió de manera aterradora a la joven y comenzó a salir del espejo. Tabatha,que empezaba a enloquecer, retrocedió lentamente mientras veía como se acercaba aquel ente, su madre comenzó a gritar Tabatha lloro y corrió, y escucho un grito penetrante. La oscuridad la rodeaba, mientras corría escuchaba como aquella cosa corría tras ella ganando cada vez más velocidad, su mano rozaba la pared para no perderse, pero el pasillo nunca terminaba, y sabía que no eso no era normal.

Entonces, escucho de nuevo aquel grito y sintió como un cuerpo frío la tiro al piso, lloro y se rindió, se entrego a lo que sucedería. Abrió la boca para suplicar por su vida, pero sin embargo dijo:

-¿Quie'n eres?

Vio aquellos horribles ojos en la oscuridad y con una voz profunda y aterradora dijo:

-Soy hija de la oscuridad, esperando, donde la luz no llega.

《Historias de terror》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora