Capítulo 1

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Las luces de la ciudad siempre le habían hecho sentir bien. Desde que llegara hacía ya tres años, solo necesitaba que cayera la noche y mirar la luces para que todas las ansiedades y preocupaciones desaparecieran, al menos durante unas cuantas horas. Todavía recordaba cuando llegó, una chiquilla de una aldea fronteriza, prácticamente ignorante del mundo más allá de su casa y sin mucha idea de lo que iba a hacer, asustada al ver como las cosas se desarrollaban allí habiendo visto un atisbo de violencia nada más llegar, como la vista nocturna de la ciudad desde su habitación la había tranquilizado y dado la sensación de que todo iba a salir bien.

Ahora, tres años más tarde todavía le daba la misma sensación de paz que le dio aquella primera noche. Y ahora, después de lo sucedido con Morgana, el ejercito inmortal, y la copa de la vida, necesitaba la tranquilidad que la vista nocturna le ofrecía.

Con un suspiro regresó a la instancia principal, sabía que Gaius querría saber que era lo que había hecho cuando había salido de forma brusca cuando hablaban. Estaba segura de que no sería feliz cuando le explicara lo sucedido, después de todo las dos hermanas todavía estaban por allí y podrían haberle dado problemas cuando había salido de la ciudad.

- Bien? Vas a explicarme de una vez a donde has ido?

- Al bosque.

- ¿Al bosque? ¿Y puedes explicarme para que has ido al bosque? Sabes de sobra lo peligroso que es salir ahora mismo cuando no se sabe donde están Morgause y Morgana.

- Tenía que hacerlo bien? Era importante.

- ¡Merlín!

- Tenía que ocultar la espada, de acuerdo? Arthur todavía no está listo para tenerla, así que tenía que ocultarla, no podía permitir que cayera en malas manos.

El anciano suspiró, pero tampoco dijo nada más. Si bien era cierto que era peligroso el adentrarse en el bosque en estas circunstancias, también era cierto que la muchacha tenía razón sobre la situación.

- Preferiría que la próxima vez me avisaras. Es peligroso que vayas a esos sitios sola.

- Gaius, puedo defenderme.

- Lo sé... Pero puede que un día te encuentres en una situación en la que necesites a alguien.

- Nunca te preocupas de esta forma cuando salgo al bosque con Arthur.

- Arthur te protege de lo peor del bosque.

- Estamos hablando del mismo Arthur, Gaius? Porque yo no recuerdo que sea él quien me proteja, más bien al revés.

El hombre suspiró, sabía que en cierta forma, la muchacha tenía razón, pero no parecía comprender que el joven príncipe hacía muchas veces de parapeto, que la protegía de lo peor de los peligros del bosque, temía que un día ella fuera demasiado lejos y su magia no pudiera hacer nada para protegerla.

Había incluso veces que se había llegado a preguntar si Arthur no sabía que era una mujer, y por eso era tan protector de ella. Solo el hecho de saber lo muy orgulloso que era el príncipe y su extraño sentido del honor, que le convencía de que el joven todavía no sabía la verdad.

- Solo ten cuidado por favor.

- Tranquilo Gaius, lo tendré.

Tras eso la joven se fue otra vez a su habitación. Había sido un día duro, y estaba cansada y lo peor de todo era que sabía que al día siguiente Arthur le iba a dar muchas más tareas de las que una persona normal podría hacerse cargo. Después de todo, Camelot tendría que ser construido antes de que cualquier reino vecino tuviera la brillante idea de atacarlos, y con el Rey indispuesto por la pena toda aquella responsabilidad caería sobre el príncipe, y por ende a ella.

Lady EmrysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora